Rosa Montero y el derroche de vitalidad necesario en tiempos de crisis
La autora nos cuenta sus deseos para 2012, nos adelanta una pizca de su nuevo proyecto literario y habla sin pudor de sus percepciones sobre la revolución tecnológica que está afectando a los periodistas y creativos.
Por Ismael Cruceta
Me gustaría desearle un feliz año y, pregunta obligada en esta época: ¿Cuáles son los deseos de Rosa Montero para este 2012 que acaba de comenzar entre recortes y perspectivas económicas tan poco positivas?
Pues en primer lugar que se alivie un poco esta tremenda presión de angustia social, ¿no? Que baje el paro, que toquemos de una vez fondo para poder empezar a resurgir, que la vida sea un poco más compasiva con todos… Personalmente, que yo y toda mi gente querida estemos bien de salud, que no suframos desgracias, que seamos capaces de disfrutar y de reírnos, juntos, a ser posible. Que nos sorprenda la vida unas cuantas veces.
Históricamente, en tiempos de crisis (cualquier tipo de crisis) se han “parido” grandes obras, ¿es este un buen momento para el mundo de la cultura?
No sabría decirte…. Es cierto que en épocas de crisis por lo general se agudiza el ingenio, pero por otro lado, cuando la crisis es demasiado aguda y catastrófica creo que se produce un primer momento de paralización…. Veamos qué sucede. No me atrevo a ser pitonisa, es una de las actividades más tontas y proclives al error.
Para el Periodismo parece que no hay dudas: crisis total. Después del sector de la construcción es la profesión más azotada, eso dicen. ¿Hay que buscar culpables? ¿Se recuperará el prestigio del periodista?
Perdona, pero creo que el prestigio del periodista está intacto. El problema no es ese, el problema es la reconversión tecnológica y mercantil del sector. Es decir, el periodismo no está en crisis, lo que esta en crisis es la manera de sacar dinero con el periodismo. Siempre habrá periodistas, gente profesional que pueda contextualizar, valorar, contrastar, digerir, analizar las noticias. El inmenso caos de Wikileaks jamás habría llegado al público si no hubiera habido una legión de periodistas dirigiéndolo. El problema es que el modelo de la prensa de papel está en absoluta desaparición y todavía no sabemos cómo ganar dinero con la prensa virtual. Por otro lado, la gente que twitea desde Irán o desde una manifestación en El Cairo no son periodistas, son fuentes primarias, que ahora se han enriquecido con las fuentes virtuales, y sobre esas fuentes tiene que aplicar su juicio y su profesionalidad un periodista.
En los últimos años Internet ha revolucionado nuestras vidas, parece que evolucionamos hacia una comunicación cada vez más horizontal, ¿cómo se adapta Rosa Montero a los cambios?
A mí me encantan las nuevas tecnologías, soy una persona hipertecnológica, y el problema, como antes he insinuado, no son las nuevas tecnologías, sino la conversión mercantil, administrativa y legal de todo eso. No estamos sabiendo adaptar nuestros usos laborales, legales y mercantiles a los nuevos soportes. Y desde luego estoy indignada con la supuesta reivindicación del todo gratis, que resulta que sólo se pide gratis el trabajo creativo, porque la gente no discute jamás pagar sus buenos dineros por un lector de ebooks, por ejemplo. O sea, por el hardware. El otro día leí en Menéame a un tipo que decía: “¡¡pero es que estos artistas quieren trabajar en lo que les gusta y encima que les paguemos!!”. Nos ha fastidiado, y los médicos, y los delineantes, y los carpinteros, y todo el mundo, en fin. El todo gratis no solo no es revolucionario ni progresista, sino que es profundamente reaccionario, un regreso al medievo. Y no soy catastrofista, no pasará nada, sé que al final la sociedad encontrará un nuevo equilibrio, no hay problema, así será porque la sociedad necesita a sus creadores, dicho sea con minúsculas porque el creador es un currito más. Pero por ahora nos toca atravesar el desierto, y durante diez o quince años esto va a ser y está siendo muy duro: desaparecerán periódicos, editoriales, escritores, cantantes, cineastas….
Hace unas semanas una escritora anunciaba que dejaría de escribir libros por las descargas ilegales. ¿Qué le parece? ¿Dejará de escribir alguna vez Rosa Montero?
Me parece una desesperación bastante comprensible. El otro día discutí con un taxista joven y aparentemente enrollado que decía que se lo descargaba todo pirata. “Vale, súper, pues ahora no voy a pagarte la carrera, ya ves”. Al final se la pagué, pero porque soy magnánima. Es una vergüenza lo que está pasando. Yo no creo que deje de escribir, es decir, si dejo de escribir será porque me bloqueo, no por eso, pero una opción razonable si las cosas se ponen peor es dejar de publicar. A lo mejor uno termina escribiendo para los amigos.
¿Qué le diría a los jóvenes autores para hacerse un hueco en el mundo editorial?
Es difícil, es difícil. Lo primero, hay que tener una piel de elefante, un tesón de estalactita, una paciencia de moho que crece lentamente en la pared. Al final, si eres medianamente bueno, terminarás siendo publicado, pero lo malo es que, tal como están las cosas, tu libro primero no se venderá un pimiento, y entonces será mucho, mucho más difícil publicar el segundo que el primero. Y el tercero, ni te digo. Prácticamente imposible. Son tiempos malos. Y aún así, hay que escribir si te pican los dedos, porque es algo necesario para vivir. Para vivir por dentro, quiero decir.
¿Cómo se consigue conectar siempre con los lectores, incluso abordando temáticas tan diferentes? ¿Es un don? ¿Es perseverancia en el trabajo?
Pues no sé si conecto con los lectores, pero no quiero hacerme tontamente la modesta, es verdad que una de las cosas que me parecen increíbles, una suerte, un privilegio, es llevar publicando 32 años y seguir teniendo lectores, y de todas las edades. No tengo palabras para dar las gracias por eso. Y no sé por qué sucede. Pero si tengo que decirte algo, creo que es por autenticidad, por veracidad. Yo siempre escribo, y sólo escribo aquellas cosas que necesito de verdad escribir. Libros necesarios para mi, que me emocionan, sin pensar en si venderán o no.
¿Para cuándo nueva novela? ¿Volverá a reinventarse una vez más?
Estoy en ello. Acabo de empezar la fase de la escritura de una novela que llevo desarrollando en cuadernitos más de un año. Pero estoy bastante atrancada, porque es una novela muy dura. Y sí, es una historia muy distinta. Sucede en la selva.
Si pudiera viajar hasta el futuro que ha diseñado en Lágrimas en la lluvia, ¿le gustaría ser memorista para escribir otras vidas? (En la novela, los memoristas son aquellas personas que diseñan la vida y los recuerdos de los androides)
¡¡¡¡Jajajaja!!!! No es cuestión de si me gustaría o no, ¡¡¡¡es que seguro que sería memorista!!!! Los novelistas seríamos todos memoristas. Me divertí mucho imaginando eso. Un poco escalofriante, ¿no? Crear de verdad la vida de alguien….
En el libro, la mortalidad está presente desde el principio hasta el final, como una obsesión. ¿No paraliza ese miedo a la muerte? ¿No impide disfrutar de la vida?
Como digo en La loca de la casa, creo que los novelistas escribimos precisamente porque tenemos una conciencia más álgida de la muerte…. Porque percibimos de manera más obsesiva el paso del tiempo. Pero esto tiene también su parte buena, porque al saberte mortal, también disfrutas con más hondura y agudeza del esplendor de la vida. ¿Te acuerdas de la famosa frase de John Lennon, “la vida es aquello que sucede mientras nos dedicamos a otra cosa”? Pues si se tiene la obsesión del paso del tiempo, no te dedicas a otra cosa: te sabes vivo, y eso es hermoso.
¿Cómo disfruta de la vida Rosa Montero?
¡De tantísimas maneras!!!!!! Soy una disfrutona, una vitalista, ¡me encanta vivir! No es mérito mío: debo de tener muchísima oxitocina en mi sopa química. El caso es que cada día me roza el embeleso de la vida varias veces, incluso en los momentos más negros y más terribles de mi existencia, que he tenido varios.