viernes, 30 de marzo de 2012

EL PERFECTO DESCONOCIDO, de Tony Bestard


En la Seminci de Valladolid del pasado mes de octubre pude ver esta película, que "llegó" (más abajo entenderán por qué lo pongo entrecomillado) a las salas comerciales hace hoy una semana. En el festival, la prensa local decidió machacarla, a pesar de la ovación que recibió en el Teatro Calderón. Y aunque se trata de una película pequeña, con cierto aire de telefilme, por qué no decirlo, debo reconocer que consiguió captar mi atención en todo momento y que me parece un producto más que digno para un realizador novel. 

Cuenta la historia de un hombre que se instala en un pequeñísimo pueblo de Mallorca para cerrar una herida de su pasado, o mejor dicho, para completar la parte que le falta a ese pasado que ahora es presente. En el pueblo vemos su relación con la gente de allí, con un muchacho oprimido por su familia, por una chica rebelde y olvidada, por una mujer que desea ser madre, por un policía que no parece tal. Se trata de una sucesión de pequeñas historias bastante bien contadas y enlazadas, con algunos puntos cómicos y entrañables. A mí, ya digo, consiguió hacerme pasar un buen rato. 

Y si decía antes que Toni Bestard firmaba un producto digno, he de añadir que los actores consiguen brillar bastante. No es una película compleja, ni las interpretaciones son dignas de premio, pero todos hacen un buen trabajo, desde Colm Meaney y su expresividad, a Natalia Rodríguez, que es un poco la Lisbeth Salander de ese pueblo mallorquín. En el reparto encontramos a una gran Vicky Peña, como siempre, a una Ana Wagener versátil que haga lo que haga lo hace bien, a Carlos Santos que divierte, o al joven Guiem Juaneda, que tiene en su mano la posibilidad de crecer como actor. 

Sé que El perfecto desconocido pasará desapercibida, que no ganará premios ni un gran éxito en taquilla, porque el cine es demasiado caro para ver una película de perfectos desconocidos. Y más cuando la productora no la ha publicitado por ningún sitio, y lo digo yo que vivo en la capital. Tan sólo la proyectan en los Cines Renoir. Increíble pero cierto. Así que dudo bastante que haya llegado a muchos cines en otras provincias. Una lástima porque es una película que respira un sentimiento positivo, que consigue emocionar ligeramente sin abusar del melodrama. No es una obra maestra, ni de lejos, pero sí merecía más atención. Lo mejor de esta película es que es un buen comienzo para Toni Bestard, que a pesar de las carencias y las taras, apunta maneras para hacer películas bien contadas.


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miércoles, 28 de marzo de 2012

GERVASIO SÁNCHEZ: ANTOLOGÍA en la Tabacalera de Madrid


Llevo varios días pensado como enfocar esta entrada. No es fácil. Precisamente porque estamos ante una exposición que tampoco lo es. No es fácil enfrentarse a las imágenes que se exponen en la Tabacalera de Madrid, las del fotoperiodista Gervasio Sánchez, Premio Nacional de Fotografía 2009. Las imágenes de una vida y de muchas pequeñas historias que conforman la Historia, nuestra Historia reciente, que nos es ajena y que está demasiado cerca, ahora más que nunca, gracias a personas como él. Y nos inmunizamos ante el dolor, ante la sangre y ante la guerra. O no. Porque tuve que retirar la mirada varias veces de fotografías cargadas de angustia, porque me duele más el miedo que la sangre, porque cala más hondo una mirada de soledad que la muerte congelada en una imagen. Y en eso es maestro Gervasio Sánchez, en captar sensaciones. Tan insoportables algunas que esta exposición puede doler. 

Creo que no hay un lugar mejor en todo Madrid para exponer esta antología, unas fotografías que reclamaban este espacio con las paredes desconchadas, viejas. Como esas guerras, tan cercanas en el tiempo, veinte años e incluso menos, y tan muertas ya. Aunque las heridas persistan. Porque persisten siempre, y es bueno que así sea, que la memoria guarde esa barbarie como un pellizco para evitar que cosas así vuelvan a ocurrir. Pero es difícil, por no decir imposible, porque somos capaces de recordar el pellizco, incluso de ver la cicatriz que puede dejar, pero no de volver a sentir el dolor. Ni tan siquiera con imágenes tan duras como las que Gervasio Sánchez se ha atrevido a hacer a lo largo de su trayectoria. 

Esta exposición es un paseo por los conflictos armados de América Latina y los Balcanes, por el hambre eterna de África. Desde 1984 hasta 2010. Cada uno de los bloques temáticos comienza con un panel escrito en primera persona por el propio Sánchez, explicando por qué estaba allí, enlazando su historia personal con la del lugar fotografiado. Él debe ser un gran conocedor de la historia, un hombre con tantas historias que contar... 

En su fotografía hay una evolución. O quizá, una adaptación al lugar y a la época. Porque desde el color de una América Latina desnuda y desconocida y alejada de los clichés fervientes, pasamos al desmoronamiento de la antigua Yugoslavia, con la crudeza más absoluta que se pueda imaginar. La sangre tiñendo de rojo sus fotografías; y el blanco y negro, por fin, haciendo aparición para mostrarnos, con un grano excesivamente grueso, que la tristeza adquirió allí miles de rostros. Y, después, África, buscando la supervivencia de manera constante. África negra, en la piel y en el alma.


Demasiado dolor ha tenido que ver este hombre. Un legado, el de sus fotografías, valiosísimo y necesario, aunque cuesta creer, a pesar de todo, que hayamos podido causar tanta desgracia. Y deberíamos preguntarnos a qué se debe. Una exposición que no hay que dejar pasar, una buena muestra de la impúdica sinrazón que padece el ser humano. Así que gracias, Gervasio Sánchez, por estas imágenes, porque son Historia. Y porque son Memoria. 

lunes, 26 de marzo de 2012

Crítica del álbum CUESTIÓN DE PIEL, de Vanesa Martín



Algo pasará, de eso no cabe duda… Con esta frase empieza Cuestión de piel, el tercer álbum de la cantautora malagueña Vanesa Martín, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS.  Y lo que pasa es el derroche de sentimiento, de sentimientos pequeños, que son los que más se pegan a la piel. A esa piel que tanta importancia tiene aquí, a esa piel que se eriza, que siente frío, calor, que se quema…

Si pasa o no es el tema que abre este álbum, la mejor canción para iniciar un recorrido por unas –sí, en plural- historias de amor que nacen y mueren, que son y no son. Una dualidad, la de los encuentros y desencuentros, que es la que conforma el eje del disco y le da un sentido completo. Se trata de una búsqueda más allá de la superficialidad, de ese estado anímico que va y viene entre la entrega y el adiós, con una presencia innegable de la melancolía y de la desdicha, porque hay veces en la vida en que las despedidas duelen. Pero no teman, no es un disco triste. Trampas, el anterior, ahondaba mucho más en el dolor. Ahora siempre se mira hacia delante, incluso cuando se pierde el pulso, como dice en este primer corte y como se reafirma en La piel, una de las mejores canciones del álbum, por la fuerza que consigue transmitir con su voz, por el aumento progresivo de la intensidad, por su crescendo musical y emocional. Por una vez aprendí que no pintabas nada ya en mi vida…



Cuestión de piel, tal y como explicaba la propia Vanesa Martín en la entrevista publicada hace unos días, es un disco más orgánico, más pensado para los conciertos, y eso se nota en temas como Después de soltarnos, uno de los más potentes, de esos que son como un impacto, por su fuerza. Igual que Arráncame, que ya he podido escuchar en directo, y con el que se pone de manifiesto una vez más la importancia aquí de la piel, esa piel presente en cuatro de las canciones del álbum, piel en la distancia, piel latiendo, piel desgarrada... cuestión de  piel.

Tres son las colaboraciones incluidas en el disco: con Malú, Pablo Alborán y La Mari de Chambao. Con la primera canta No te pude retener, un tema sobre aquello que estuvimos a punto de conseguir y se escapó entre las manos. Es un lujo escuchar a estas dos cantantes juntas, aunque me quedo la versión en solitario. El tema con Pablo Alborán es de los que menos me gustan. En cambio, Tic Tac, a dúo con La Mari, es una auténtica joya, le da un aire más chill out, y sus voces empastan a la perfección.

Vanesa Martín se mantiene fiel a su identidad, donde la guitarra y el acento andaluz forman un tándem, pero lo más importante es que la evolución y la madurez musical son evidentes, y sigue explorando nuevos sonidos y nuevos matices que enriquecen su arte. Un disco para escuchar, para disfrutar y, sobre todo, para sentir.


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jueves, 22 de marzo de 2012

Crítica de INTOCABLE, de Olivier Nakache y Eric Toledano


Si hace unos días hablaba con rabia de una película española para olvidar, hoy no puedo más que quitarme el sombrero –una vez más- ante la cinematografía francesa, que debe ser la referencia y el espejo en el que se tienen que mirar las productoras españolas.  Intocable ha costado más de nueve millones de euros, es una película cara, de eso no cabe duda. Pero lleva recaudados ya más de 200 millones, algo que en España supondría, no un balón de oxígeno, sino un campo de fútbol gigante lleno de balones de oxígeno. Pero lo mejor, por lo que me quito el sombrero, no es por las magnificas cifras económicas, que ya es mucho, puesto que solo en Francia esta película ha tenido 19 millones de espectadores, sino por tratarse de un cine de entretenimiento que entretiene, algo que puede parecer redundante, pero que hay veces que se echa de menos en este tipo de películas. Y entretiene sin caer en una sucesión de gags ni en un humor que pueda resultar vulgar o estridente.

Intocable es la historia de Philipe, un millonario tetrapléjico, que necesita contratar a un asistente. Driss, un chico de un barrio pobre de París, acude a la entrevista obligado por la oficina de desempleo, sin ganas de conseguir ese puesto de trabajo pero, paradojas de la vida, esto propicia que Philipe le contrate. Desde ahí, la película se centra en la historia de amistad que surge entre ellos. Con una sinopsis tal, no puedo más que reconocer lo previsible que es todo desde el primer minuto. ¿Por qué entonces el éxito de Intocable? La respuesta es sencilla, por la eficacia del guión y la dirección de Olivier Nakache y Eric Toledano, y por la calidad interpretativa de los actores: François Cluzet y Omar Sy. El primero, Cluzet, es uno de los mejores actores del cine francés, ganó el César por la compleja No se lo digas a nadie e hizo reír a todos con su papel neurótico en Pequeñas mentiras sin importancia. El segundo, Omar Sy,  en estado de gracia, deslumbrando con este papel que le venía como anillo al dedo, por su corpulencia, por las facciones de su rostro, por la expresividad de su cara, que se ajusta tanto a la dureza como la amabilidad. Sy que ha ganado este año el César como Mejor Actor Protagonista, imponiéndose en una terna en la que competía Jean Dujardin que, irónicamente, ha ganado el Oscar de Hollywood. Puede parecer que el mundo está loco y que de repente a los franceses les ha entrado el síndrome que padece la Academia de Cine español de no premiar lo que premian fuera, como ocurre con Almodóvar, obviado a veces aquí y adorado en el exterior. Pero es que Omar Sy merece ese premio, no sé si más o menos que Dujardin, pero su actuación merecía un reconocimiento, y qué mejor que premiarle en casa, en donde ha conseguido hacer disfrutar a 19 millones de franceses. De hecho, creo que ese César debería haber sido ex aequo, y puestos a premiar aquello que el público quería que se premiara, Sy tendría que haberlo compartido con Cluzet, por el ejercicio de química indiscutible.   

Y es que Intocable engancha y gusta. Ya conoces lo que va a ocurrir, sí, pero da igual, te dejas llevar por esa amistad que nace entre los dos hombres, esa amistad que les une y les hace intocables, ajenos a la desgracia: pronto uno deja de ser un minusválido y el otro un negro de un barrio marginal para ser, simplemente, dos amigos que se necesitan. Es un proceso de reconocimiento y aceptación mutua que se convierte en una búsqueda interior que les hace más grandes. Una película donde adquiere importancia el contacto físico sin que éste conlleve un matiz sexual, porque Driss tiene que limpiar, vestir, mover a Philipe. Y resulta que lo hace con tanta eficacia y tanta naturalidad que Philipe ya no quiere deshacerse de él. Se convierte en las manos que no pueden sostener el tenedor, en los pies que no pueden caminar.

Intocable es más que una película bonita, es una sonrisa constante, una emoción febril que hace brillar los ojos de alegría, un bálsamo de humanidad. Es una película que ha nacido para el espectador, para que la gente acuda a verla y salga contento de la sala, para que la recomiende. Para ser número 1 en la taquilla. Y cuando todo eso se consigue, se puede decir que es un éxito. Un gran éxito.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Día mundial de la poesía con Luis Alberto de Cuenca


¿Os gusta la poesía? Esa es la pregunta que os lanzo hoy, precisamente porque se celebra su día mundial, que prometo compartir, desde ahora y cada año, con vosotros, con los lectores de CAJÓN DE HISTORIAS. No lo había celebrado antes, incluso reconozco que desconocía que hubiera un Día Mundial de la Poesía -no sé por qué lo dudaba, hay "día" de todo- pero es una oportunidad para traer aquí un poema de Luis Alberto de Cuenca, cuya obra desconozco enormemente, pero los versos que siguen me han encantado, por su frescura, por dar en el clavo de la belleza y del amor de la manera más sencilla, por esa espontaneidad y esa alegría que transmiten las palabras. Además, podéis escucharlo recitado en la voz de mi compañero Pablo Fuente, al que le quiero agradecer su amabilidad al dejarme hacerle partícipe en esta entrada. Espero que lo disfrutéis. 

El desayuno
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

domingo, 18 de marzo de 2012

Película para olvidar #6#: LA MONTAÑA RUSA, de Emilio Martínez Lázaro


Escribo estas palabras con rabia, con rabia que parecía contenida pero que siento que se desbocará. Y es que no me queda más remedio que ponerle un suspenso a esta comedia que ni es comedia ni es nada, más que un rollo de película cinematográfica que caerá instantáneamente en el olvido y que no merecía llegar a las salas para engordar la lista de fracasos del cine español. Ese cine que es mi cine y que tanto defiendo. Y por eso siento rabia, porque desde que, el pasado lunes, fui al pase de prensa de La montaña rusa, a muchas de las personas a las que les he dicho que no merecía la pena ver este truñaco (perdonen lo feo de la palabra, pero es que no encuentro otra que lo describa mejor) me han contestado: 

- ¿De quién es?
- De Martínez Lázaro, y sale Verónica Sánchez y Alberto San Juan y Ernesto Alterio.
- ¡Aaaah! Es española... claro...

Y por ahí no paso. Porque no es justo meter en el mismo saco del cine español a "esto" y a Todo sobre mi madre, Tesis o Mi vida sin mí, por mencionar tres obras maestras reseñadas en CAJÓN DE HISTORIAS.

No se dejen engañar. Porque Martínez Lázaro nos hizo reír a carcajada limpia y sana con sus lados de la cama, que tan bien le fueron en taquilla, porque nos hizo llorar -a algunos, no a todos- con Las trece rosas. Pero ahora, ni hace reír ni hace llorar. Pero es que es "tan para olvidar" esta cinta que ni hace bostezar siquiera.  Por lo que no merece el título que tiene, puesto que esta montaña rusa no sube ni baja, sino que se queda estática. 

Hace unos días publicaba en La fila 11 (la sección que escribo mensualmente para Ponte en Pie) una crónica de la presentación, en la que director y actores defendieron y explicaron la película. En La montaña rusa tres amigos de la infancia vuelven a encontrarse, surgiendo entre ellos un triángulo amoroso que gira en torno a la cama. Ada, insatisfecha sexualmente desde siempre, encuentra en Luis a un hombre para el que el sexo no es lo más importante, en el que confiar, con el que mantener una relación estable. Y cuando todo parecía perfecto, llega Loren para descubrirle el placer. El argumento ya deja entrever que no será "la gran historia", pero es que hace agua por todos los lados. Es previsible 100%, roza lo vulgar, y lo peor es que pone de manifiesto ese cine español de los años noventa que se ha quedado tan desfasado y que es tan rancio. De verdad que no entiendo como un productor puede confiar en un proyecto así, por mucho que se llame Martínez Lázaro el director y que cuente con la confianza de buenos actores, como son los protagonistas de esta historia. 
Una lástima. De verdad. Y la rabia no se me pasa. 

P.D.:  Deberían prohibir que Ernesto Alterio se tiña las canas. 

P.D. 2: Si hubiera unos premios Razzie españoles, obtendría unas cuantas nominaciones, seguro. 

Más Películas para Olvidar:

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viernes, 16 de marzo de 2012

LIFE VEST UNDER YOUR SEAT, de Luis García Montero


Os traigo hoy este precioso poema de Luis García Montero, este poeta tan vinculado a la ciudad de Granada, donde nació, donde creció y donde realizó su tesis doctoral sobre Rafael Alberti, donde ha impartido clases durante décadas.

Su estilo se caracteriza por es el narrativismo histórico-biográfico, con un personajes que cuentan o viven su historia a través de la memoria, del recuerdo o del deseo. Poemas que nacen casi siempre de lo cotidiano. 

García Montero que ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Poesía en 1995 por Habitaciones separadas o el Premio Nacional de la Crítica en 2003 por La intimidad de la serpiente. 

Casado con Almudena Grandes, es también gran amigo de Joaquín Sabina, para quien ha escrito algunos temas, como Nube negra. En realidad se trata de una poesía que el poeta dedicó a Sabina cuando estaba pasando por una depresión, y éste decidió convertirla en canción e incluirla en su álbum Alivio de luto.

Os dejo Life vest under your seat, que trata sobre el recuerdo, sobre un adiós que quizá sea amargo, sobre una voz que se mezcla con otra voz desconocida, la de un piloto. Podéis leerlo y, un poquito más abajo, escucharlo en mi voz:

Señores pasajeros buenas tardes
y Nueva York al fondo todavía,
delicadas las torres de Manhattan
con la luz sumergida en una muchacha triste,
buenas tardes señores pasajeros,
mantendremos en vuelo doce mil pies de altura,
altos como su cuerpo en el pasillo
de la Universidad, una pregunta,
podría repetirme el título del libro,
cumpliendo normas internacionales,
las cuatro ventanillas de emergencia,
pero habrá que cenar, tal vez alguna copa,
casi vivir sin vínculo y sin límites,
modos de ver la noche y estar en los cristales
del alba, regresando,
y muchas otras noches regresando
bajo edificios de temblor acuático,
a una velocidad de novecientos
kilómetros, te dije
que nunca resistí las despedidas,
al aeropuerto no,
prefiero tu recuerdo por mi casa,
apoyado en el piano del Bar Andalucía,
bajo el cielo violeta
de los amaneceres de Manhattan,
igual que dos desnudos en penumbra
con Nueva Cork al fondo, todavía
al aeropuerto no,
rogamos hagan uso
del cinturón, no fumen
hasta que despeguemos,
cuiden que estén derechos los respaldos,
me tienes que llamar, de sus asientos.

lunes, 12 de marzo de 2012

Entrevista a VANESA MARTÍN: "Cuando me emociona algo, eso, más tarde o más temprano, se transforma en canción"


La cantautora malagueña, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, nos habla de su nuevo álbum, Cuestión de piel, que en su primera semana a la venta ha conseguido ser número 3 en la lista de los discos más vendidos en España. Una cantante con las cosas claras, fiel a su estilo y a su identidad, que rebosa naturalidad y que cree, en este tiempo vertiginoso,  en avanzar despacio pero firme.  

Texto: Ismael Cruceta
Fotos: Laura Cruceta
Edición de video: Guillermo López

Por fin ya llega Cuestión de piel, unos tres años después de tu anterior álbum, Trampas. ¿Ha sido larga la espera?
Para nada, porque he tenido los conciertos de Trampas. En el mes de mayo empezamos a barajar las canciones y en junio nos metimos en el estudio. Además, a esto hay que sumarle que en ningún momento dejo de componer.

Preséntanos Cuestión de piel, ¿Cómo definirías este disco?
Puro instinto y pura visceralidad. Creo que de mis discos y también el más potente y la vez el más sencillo en cuanto a instrumentación. El sonido es más orgánico, más de banda. Está muy enfocado a los conciertos en directo y hay muy poquitas cosas secuenciadas. Pensaba que quedaría un disco más íntimo y resulta que alguno de los temas suena más cañero.

¿Y en cuanto a letras?
Mucha gente me caracteriza por ser muy callejera sin ser vulgar. Tengo una forma muy coloquial de decir las cosas, pero a la vez no es nada básico, sino que, en función de cómo te sientas puedes llegar a darle un significado u otro. Creo que soy clara, pero las dejo algo abiertas, y doy que pensar…

Que cada uno se quede con lo que quiera de cada canción…
Totalmente. Además, creo que todos vamos pasando prácticamente por las mismas historias y las mismas situaciones por lo que pueden sentirse identificados con las letras. ¿A quién no le ha quedado cosas por hacer en una relación? ¿Quién no ha sentido alguna vez que alguien ha pasado por su lado y ni le ha visto?

Parece que tu carrera siempre ha ido hacia delante, en ascendente, ¿cuál es la fórmula para conseguir siempre más éxito con un nuevo disco que con el anterior?
No lo sé, y la verdad me da vértigo pensarlo porque es también una responsabilidad. Quizá, mi evolución a nivel personal y musical me hace expresarme de otras maneras, atreverme con nuevos lenguajes. Mi público es muy gente muy fiel. El efecto dominó me ha funcionado muchísimo y ahora con este tercer disco me encuentro recogiendo todo lo que había sembrado antes.

Dentro del mundo de la música, además del cariño del público, te has ganado el respeto y la amistad de tus compañeros: Alejandro, Sanz, Pastora Soler, Diana Navarro… ¿Nos confirmas entonces que el mundo de la música no es competitivo?
La verdad es que es menos competitivo de lo que yo pensaba. Cada uno tenemos claro hacia dónde vamos. Que gente como Malú, Alejandro Sanz o Pastora Soler, con carreras tan sólidas, elogien tu trabajo es muy bonito. Por mi parte hay mucha admiración hacia ellos. Es gente de la que aprender profesionalmente hablando, y también me llevo de ellos la frescura. Es gente “sanota”, que disfruta.

Parece que a la industria musical –y a la sociedad española en general- le está costando adaptarse a las descargas legales, itunes, etc. ¿Cuál es tu opinión sobre este tema?
Internet, bien usado, es una maravilla. Pero cuando alguien empieza a enriquecerse del trabajo, no me parece bien. Hay iniciativas que me encantan, como Spotify. Pero estoy totalmente en contra de las descargas ilegales, y más como autora.

Y en este sentido, ¿hacia dónde vamos? ¿Cuál crees que es el futuro?
Creo que el futuro está en la red. Para mí sería una pena que se perdiera el formato CD, pero yo soy una romántica, de las que se compra un libro y lo huele, de las que se compra un disco y mira las fotos, el diseño, busca si hay alguna nota del artista. Tendrá que reinventarse quizá este mecanismo de industria discográfica, de hecho, son conscientes ya de que la red es muy importante y están metiéndose ahí de lleno.

Y hablando de ordenadores, pero más allá de la música ¿Eres una persona tecnológica? ¿Te gustan las redes sociales?
Me encantan las redes sociales, me acercan a la gente. Entre nosotras [Pastora Soler, Malú y ella], cuando hablamos de nuestras cenas y nuestras ensaladas, Twitter se desborda – risas-.

En este sentido, al estar más expuesto, puede que lleguen también más críticas negativas. ¿Cómo se reacciona ante eso?
La verdad es que tenido suerte porque negativo me ha llegado muy poquito. Lo respeto, entiendo que no le guste a todo el mundo, ni todo el mundo me entienda. Yo soy una persona muy irónica y  me gusta hacer mucho hacer bromas. En eso mi abuela y yo somos clavásrisas. Pero lo positivo pesa muchísimo más. Quizá porque voy con respeto, para que me devuelvan también ese respeto.

Escuché decir a Manolo García hace unos años que sacar un disco era la excusa para irse de conciertos y presentarlo en directo. ¿A Vanesa Martín le pasa lo mismo?
A mí no, no sé si me pasará algún día. Todavía es importante sacar un disco porque tengo muchas cosas que conquistar. Estoy encantada de ir a un teatro y que se llene. Para mí, cuando llegó mi primer disco y lo vi fue súper emocionante, y eso que ahora me veo y digo “¡qué horrible con ese estilismo!” – risas

En cuanto al estilo ¿te sientes mejor contigo misma?
Completamente, ahora soy yo. Me dejé aconsejar, pero después te das cuenta de que es tu sello y tu esencia el que tiene que marcar tu camino, tu estilo. 

Eres de las artistas que suena mejor y emociona más en directo que en el disco. ¿Crees que influyo a la hora de transmitir que escribas tus propias canciones?
No lo sé,  porque hay intérpretes que trasmiten muchísimo en directo. Yo creo que tiene que ver más con la capacidad de sentir. Si tú sientes lo que estás cantando, eso llega.  En mis conciertos la gente sale con las pilas a tope, terminamos arriba del todo. Son conciertos muy dinámicos, me gusta mucho saber qué le va pareciendo. También cuento algunas anécdotas, el por qué de alguna canción. No es sólo llegar, enchufar, cantar, cantar, cantar y adiós, buenas noches. Hay veces creo que expreso más cantando que hablando.

¿De dónde salen las historias que nos cantas y nos cuentas?
Del día a día. De lo cotidiano. No todo me ha pasado a mí, porque si no mi vida sería una telenovela. Pero sí que muy de cerca las he vivido. Cuando me emociona algo, eso, más tarde o más temprano, se transforma en canción.

¿Cómo está recibiendo la gente este Cuestión de piel?
Estoy muy agradecida con la acogida, de verdad. Siento que está todo el mundo muy pletórico. Incluso a amigos míos les pregunto que tiene este de distinto a Trampas, mi anterior álbum, y me dicen: “Trampas era muy bonito, pero es que este te arranca por dentro”.

Para acabar, ¿Cuáles son los deseos de Vanesa Martín para esta nueva etapa?
Trabajar mucho el disco, que me permita hacer muchos conciertos. Y poder seguir disfrutando así. Que nunca me deje contaminar por el peso de la industria. Sentir siempre la música como mi pasión, no como mi trabajo.

sábado, 10 de marzo de 2012

Crítca de 50/50 de Jonathan Levine


Me disgusta tener que publicar esta crítica hoy. No porque la película no me haya gustado, no. Al contrario, me ha encantado. Me disgusta porque, tal y como sucediera el pasado año con BlueValentine y Rabbit Hole50/50, que consiguió dos nominaciones en los últimos Globos de Oro (Mejor Película y Mejor Actor de Comedia para Joseph Gordon-Lewitt) no ha llegado a las salas de cine españolas. Y, por el momento, parece que no hay fecha de estreno prevista. Esto nos lleva una vez más al eterno debate de si es lícito el visionado de películas a través de Internet. Porque si una película consigue nominaciones en la temporada de premios, quiero verla antes de la ceremonia. No meses después. O incluso nunca, como pasó con las anteriormente mencionadas, que creo que ni siquiera llegaron a las salas. Porque las productoras se duermen en los laureles y en este mundo global que se mueve tan rápido no estamos dispuestos a esperar tanto. 

Por eso busqué este filme sobre Adam, un chico de 27 años al que le diagnostican un cáncer de espalda. La película nos muestra cómo esta nueva y dolorosa situación afecta a su vida y a sus relaciones. En el trabajo, con su novia, con su mejor amigo y su madre. De corte indie, con esa luminosidad especial y característica que han adquirido este tipo de películas en los últimos años (fácilmente reconocibles, incluso por la luz: Juno, Pequeña Miss Sunshine, Beginners..) 50/50 (Fifty fifty) quiere presumir de ser una “comedia dramática” y, sin embargo, me cuesta encajarla en cualquiera de los dos géneros. No es una comedia, no puede serlo cuando el tema que trata es realmente duro, cuando a un joven le desestabilizan y parten la vida. Cuando en algunas partes los ojos se llenan de lágrimas. Pero tampoco es un drama,  no es un drama por la naturalidad con la que tratan el tema, por el derroche de frescura que exhala el protagonista, una frescura que viene dada por su juventud y sus ganas de vivir. Y precisamente es esa naturalidad y esa frescura las que hacen de esta película uno de los títulos imprescindibles del año. Imprescindible porque la película funciona a la perfección durante los 100 minutos, porque combina el entretenimiento ligero con un mensaje de positividad que va calando, que hace que una sonrisa se dibuje en el rostro. Este es el cine que me gusta. El que consigue despertar emociones en mí, el que se aleja del maniqueísmo, incluso desde una visión comercial, realizada para gustar. Y que gusta, y eso, al fin y al cabo, es lo importante. 

50/50 es una película valiente, que no teme en hablar del cáncer sin tabúes, que no teme en decir “esperanza de vida”, incluso “muerte”. Y que se aleja de los tópicos soporíferos de los dramas que suelen abordar el tema (como Restless, la última y fallida producción de Gus Van Sant). El director, Jonathan Levine, sabía lo que quería, pero ha dejado a sus actores brillar: en primer lugar al protagonista, Joseph Gordon-Lewitt, que demuestra una vez más que es uno de los actores más a tener en cuenta del nuevo panorama interpretativo de Hollywood. Enamoró en (500) Días Juntos, no defraudó en Origen, y este año le veremos a las órdenes de Nolan y Spielberg. Joseph Gordon-Lewitt es el actor idóneo para este tipo de papeles en los que se precisa naturalidad y sencillez. Y demuestra que es capaz de sostener el peso cuando la película lo requiere.

Secundándolo tenemos a Seth Rogen, encargado de provocar la carcajada (a veces lo consigue, a veces no) y de convertirse en el amigo incondicional, pase lo que pase; también a Anna Kendrick, que vuelve a hacer un papel de listilla, como en Up in the air, que le va bien, pero a la que tengo ganas de ver en un registro diferente. Y a Bryce Dallas Howard, haciendo de insoportable una vez más, como en Criadas y señoras.  Es decir, todos los personajes tienen un perfil marcado y algo estereotipado, pero por alguna extraña razón consiguen funcionar, consiguen hacer que espectador disfrute.  Quizá la vi el día adecuado.

En definitiva, una película perfecta para una tarde de domingo rara, uno de esos días en los que no es necesario tener los sentidos demasiado despiertos, sino que lo que se busca es dejarse llevar, sin abandonarse tampoco a un producto hueco. Una película que merece el calificativo de “bonita”, sin pretensiones, digna de elogio. 

jueves, 8 de marzo de 2012

LA HIERBA ROJA, de Boris Vian

Me vuelvo a enfrentar a una novela de Boris Vian – tras La espuma delos días y Escupiré sobre vuestra tumba- sin saber muy bien lo que voy a encontrarme. Porque las obras de Vian son siempre una sorpresa.

Esta nos cuenta la historia del ingeniero Wolf, quien inventa una máquina para regresar al pasado y poder revivir los errores y las obsesiones que han marcado su vida. Wolf perfecciona esta máquina con la ayuda de su amigo Lazuli. Y encontramos también, entre las páginas, a sus parejas: Lil y Folavril. Estamos ante una novela que mezcla la fantasía y lo absurdo con una emoción palpitante, surrealismo al 100%. Esto hace que el lector deba leer sin prejuicios, sin buscarle más sentido a las palabras que la que su instinto le dicte. Porque hay cosas verdaderamente locas en La hierba roja, como que el Senador Dupont resulte ser, de repente, un perro.

He de reconocer que el surrealismo me ha complicado la vida. He leído la novela en francés – L’herbe rouge- y de repente había cosas que no entendía y que no venían en el diccionario. Términos inventados, conceptos incongruentes en algunas frases. Así que fui a la biblioteca a buscar una edición en español, y descubrí que era inútil, que esas palabras que no entendía en un idioma, tampoco las entendía en otro. Por eso reitero eso de dejarse llevar por el instinto. Por el instinto y por la prosa de Vian, que es un guía perfecto para marcar senderos y asentarse en algunos sentimientos. Porque esa máquina que le lleva al pasado no es más que un pretexto para hablar sobre la religión, el tiempo que se desliza entre nuestros dedos o el amor. Y, con las dos ediciones en la mano –la francesa y la española-, he llegado a dos conclusiones: el traductor debió volverse loco, tan loco como la literatura de Vian; y que se ha perdido muchísima belleza y muchísimos matices en ese cambiar de lenguas: en el capítulo 14, por ejemplo, encontramos un párrafo cargado de musicalidad, de lirismo:

Cela, c’était l’année, au retour des vacances, où les souris avaient, dans le tiroir d’en bas, rongé sans hésiter les bougies miniatures qui garnissaient hier l’épicerie modèle.

Una frase, que pronunciada en voz alta y con las pausas correctas, podríamos escribir así:

Cela, c’était l’année,
au retour des vacances,
où les souris avaient,
dans le tiroir d’en bas,
rongé sans hésiter
les bougies miniatures
qui garnissaient hier
l’épicerie modèle.

En español, la rima desaparece, y con ella parte del encanto : Eso fue el año que, al volver de vacaciones, los ratones habían roído sin miramientos las velas en miniatura, guardadas en el cajón de abajo, que habían iluminado la tienda de comestibles de juguete.

Y esta frase sirve igualmente para ilustrar este libro, que con bellas imágenes surrealistas es toda una lección de razón y sabiduría. Y de imaginación desbordada, en la que dos enamorados se besan durante tanto tiempo que cae la noche y, al verles, decide no molestarles. Y todo está oscuro, excepto esos amantes iluminados que no dejan de besarse.

Pero a pesar de la fantasía que baña este libro, resulta que, leyendo algo sobre la vida de Vian, uno descubre que La hierba roja es una novela tremendamente personal, un viaje por su infancia y su juventud, de la vergüenza que le producía ver a su padre arrodillarse en la iglesia, de la sensación de dedicar demasiado tiempo a estudiar y demasiado poco a vivir.

La hierba roja es una lectura necesaria, que evoluciona de la risa al horror, de la amabilidad a la congoja, para desmontar a un lector perplejo ante lo que va descubriendo. Y cargada de una lucidez que se puede resumir en la siguiente frase: Tengo mi uapití. Encuentren el suyo. 

martes, 6 de marzo de 2012

EL AÑO DE LA MUERTE DE RICARDO REIS, de José Saramago


Vuelvo a acercarme a la obra de Saramago, esta vez gracias a la iniciativa de Offuscatio, que sorteó un ejemplar de La muerte de Ricardo Reis y propuso una lectura conjunta. Gran acierto. Gran acierto porque la pluma de Saramago siempre te lleva por caminos desconocidos y hermosos.

Fernando Pessoa
He de reconocer que puede que esta obra sea una de las más complejas del autor portugués, que en las primeras  páginas el lector puede que no sepa dónde está, ni hacia dónde va. Un desconcierto que solventé buscando un poco de información sobre los personajes que nos encontramos entre las páginas de esta novela, protagonizada por Ricardo Reis, y en la que encontramos también a uno de los más importantes poetas portugueses del siglo XX, Fernando Pessoa, que desdobló su literatura en heterónimos, un paso más allá del alter ego. Creó decenas de heterónimos con una personalidad propia, una biografía propia y un estilo literario marcado. Por ejemplo, Álvaro de Campos, probablemente el más prolífico, era un ingeniero portugués que siguió las corrientes futuristas y nihilistas a lo largo de su trayectoria creativa. Ricardo Reis fue otro de esos heterónimos, un dato clave para comprender mejor esta historia.

La novela empieza cuando el doctor Reis regresa a Lisboa tras un exilio en Brasil. Reis que regresa cuando sabe que Fernando Pessoa ha muerto. A su llegada al continente europeo se encuentra con una ciudad en la que el autoritarismo gana espacio por segundos, en la que se exaltan los bienes del fascismo, mientras que en las calles la miseria no se esconde y los pobres se pelean por un plato de comida. Reis instalado en un hotel donde conocerá a Lidia, una de las empleadas con la que pronto entabla una historia carnal. Y donde también conoce a Marcenda, una huésped eventual del hotel Bragança, aquejada de una parálisis en la mano, que le inspira un sentimiento cercano al amor. Una historia a tres en la que el fantasma de Pessoa, que dispone de nueve meses antes de dejar definitivamente el mundo de los vivos,  no deja de aparecerse a Reis para invadir con su lucidez todo el espacio. La misma lucidez que nos regala siempre Saramago en sus obras.

Un retrato certero de una Lisboa gris y taciturna, una Lisboa cargada de saudade, que finge ser grande en el fascismo en esos años 30 del siglo XX tan turbios, en los que Alemania, Italia y España también sucumbían a las mentiras para desencadenar la barbarie y la estupidez. Una Lisboa que adquiere, a pesar de todo, una grandeza gracias a la sencillez y a la autenticidad de los lisboetas.

José Saramago
El Nobel portugués consigue dibujar el perfil psicológico de los personajes con tal maestría que el lector es capaz de sentir lo que ellos sienten, de vislumbrar los pelos blancos de la barba de uno, el olor a jabón de las manos de otra o la congoja de saberse inválida de una tercera. Todos me han gustado, pero el de Lidia me ha enamorado, esa limpiadora de hotel que se enamora de ese huésped que anda perdido, que no es de aquí ni de allá tampoco, esa Lidia que no puede saber por su clase social humilde, pero que sabe, pero que piensa y que siente. Esa Lidia que está viva, que ama.

Saramago despliega una vez más todo su carisma narrativo, haciendo sencillo lo complejo. Un estilo cargado de lirismo, de profundidad y de belleza, capaz de describir un beso durante dos páginas enteras (págs. 296 y 297, Punto de lectura) con tal maestría que el corazón se acelera y los ojos se empañan  de lágrimas.

Una novela imprescindible que habla de la soledad, del arrepentimiento, del tiempo. Del yugo de la religión, del autoritarismo febril que se apodera de las mentes huecas. Una novela ambiciosa, ambiciosísima, que consigue desasirse de las etiquetas mediocres para convertirse en una obra capital de la Literatura con mayúsculas.  

Uno de esos pocos libros para leer despacio, con un lápiz en la mano, para que las palabras hermosas no se diluyan en el mar de letras, para que la razón, que tan adormecida vuelve a estar en estos tiempos, se despierte y pellizque el sedentarismo mental inicuo que gana terreno por días en este mundo que quiere ir más deprisa de lo que debería.

Sígueme en Twitter: @ismaelcruceta 

Más de José Saramago en CAJÓN DE HISTORIAS:


domingo, 4 de marzo de 2012

Mis canciones del mes de marzo

10. Pastora Soler: No me da miedo (-6)
Este mes me ha costado especialmente conformar la lista de las 10 canciones del mes. Este tema de Pastora Soler me gusta y por eso sigue sonando en mi playlist. ¿Entrará el próximo mes en la lista la canción con la que la cantante representará a España en Eurovisión? Mientras tanto, disfrutad de esta, que merece la pena. Vozarrón.

9. Shakira: Je l'aime à mourir (-3)
La colombiana pierde tres puestos con respecto al mes anterior. Os dejo una vez más su versión de este clásico de la chanson française, que canta mitad en español y mitad en francés. Le ha quedado preciosa.

8. Adele: Set fire to the rain (N)
Incluyo en la lista esta canción de Adele, la gran triunfadora en la última edición de los Premios Grammy. Uno de mis temas favoritas de el álbum 21, el mejor de 2011.  Os dejo la interpretación en el prestigioso Royal Albert Hall de Londres. 


7. Maldita Nerea: ¿No podíamos ser agua? (-6)
El número 1 del mes pasado –un número 1 tan inesperado que me sorprende hasta a mí- empieza la retirada, pero es que la letra me gusta, tiene algunas frases que me encantan, de verdad. ¿A vosotros no?

6. Coeur de Pirate: Les amours dévouées (+3)
Una de mis canciones favoritas del nuevo álbum de Beatrice Martin sube tres puestos en mi playlist. Un tema que habla de esos amores abnegados, destinados a sentir a distancia. 

5. Rihanna: We found love (-2)
La de Barbados sigue sonando con este tema pegadizo, dance hasta decir basta, con un video (lleva más de 140 millones de visitas en YouTube) que me encanta, y a mi perro también, os lo prometo, se activa cada vez que la escucha. Pharrell siempre ha sido fan de Rihanna. 

4. Maverick Sabre: No one (N)
Quiero presentaros a este cantante al que hace unos días, en el diario El País, bautizaban como el heredero de Amy Winehouse. Y es que es un joven blanco con una voz de negro que suena a soul y a retro. Su álbum Lonely are the brave no tiene desperdicio, tan bueno es que me ha costado elegir una canción para incluir en esta lista. Me quedo para este mes de marzo con No one, una canción en la que podéis disfrutar de su estilo y de su voz. ¿Os gusta?

3. Manuel Carrasco: Detrás de ti, detrás de mí (+5)
Manuel Carrasco ha confirmado con este nuevo álbum que es uno de los grandes cantautores de este país, con un estilo propio, con unas letras cuidadas y con una voz identificable, llena de personalidad. Detrás de ti, detrás de mí es la subida más fuerte del mes.

2. Bebe: Mi guapo (N)
Cuando escuché el primer single del nuevo disco de Bebe, K.I.E.R.E.M.E., casi me da un síncope. Después de todo lo que he defendido en CAJÓN DE HISTORIAS a Bebe, que incluso fue protagonista del mes cuando se estrenó su anterior álbum, lanzaba un tema que me horrorizaba, tanto por la música como por la letra, si es que a “eso” se le puede llamar letra. Pero el álbum Un poquito de roncaroll, que es una vuelta de tuerca en el estilo de la cantante, más irreverente y fresco, en el que explora nuevos sonidos y busca nuevas imágenes, también incluye joyitas, como Mi guapo, que os presento hoy, una canción para escucharla con los ojos cerrados, morderse el labio inferior, y sacudir la cabeza suavemente. La Bebe que me gusta.

1. Vanesa Martín: Tic tac (+4)
Primer single extraído de Cuestión de piel, la malagueña alcanza este mes el número 1 en CAJÓN DE HISTORIAS, el mes en el que es la protagonista. Un tema que habla de la distancia que deja posos dulces en el recuerdo, de los reencuentros cíclicos entre las parejas que van y vienen. Una canción que tiene swing, que engancha, que gusta. Y atentos, porque no es la mejor del disco. 



jueves, 1 de marzo de 2012

Protagonista del mes... Vanesa Martín


Para muchos no hace falta ningún tipo de presentación. Otros me habéis hecho saber que habéis conocido su música a través de CAJÓN DE HISTORIAS. Para aquellos que no sabéis quién es, es un placer presentaros a esta cantante malagueña, a esta autora de letras que hablan de esas emociones que hacen que se encoja el estómago, que el alma vibre. 

Protagonista del mes por derecho propio, por ese tercer disco, Cuestión de piel, que tanto se ha hecho esperar, que hemos ido conociendo de a poquito, porque lo bueno hay que cuidarlo, y Vanesa Martín ha demostrado que es una cantante a la que le gusta controlar los pequeños detalles, que se ha mantenido fiel ha su estilo a lo largo de los años, que ha trabajado y confiado durante años en su música, un proyecto en el que ha siempre ha creído, y del que ha ido recogiendo los frutos poco a poco, ganándose el respeto de los compañeros de profesión, su amistad, y el cariño de un público al que ha fidelizado. 

Una artista a la que he tenido la oportunidad de ver dos veces en concierto, y de la que puedo afirmar rotundamente que gana en directo, que su voz vibra con un sentimiento especial cuando tiene al público delante, quizá porque lo que canta le hace sentir tanto que le duele cuando lo que canta toca que duela. 

Con este tercer álbum consolida su lugar y su espacio en la música. Porque el éxito no son solo las ventas millonarias, no es solo ganar un Grammy, el éxito es emocionar, es conectar con un público que no se sentirá jamás defraudado, un público maduro que perdura más allá de modas pasajeras. Y Vanesa Martín ha contado y ha cantado una parte de mi vida, de mi historia, sus canciones me han hecho llorar a veces, y que una voz y una letra consiga despertar una emoción así es digno de elogio. Por eso es mi protagonista del mes. Espero que os guste.