lunes, 29 de septiembre de 2014

RESEÑA | EL MUNDO, de Juan José Millás


El mundo es una calle. 
Que puede ser inmensa. 

Lo cierto es que cuesta hablar de una novela como esta, que está tan viva por ser tan cierta, que es un lago hermoso y a la vez, si te adentras en sus aguas, sucio, por estático. Repito: es difícil hablar de El mundo.

Está novela es pura fantasía. Y a la vez, pura realidad. Son las memorias de infancia de un niño, Juanjo, en una calle que le servía de refugio ante un mundo hostil. Es una historia de amistad, la que le une a Vitaminas, una historia que es hermosa y triste a la vez, porque hay veces que las mayores tristezas son capaces de conformar la belleza más sublime. También hay una pizca de sensualidad y amor primero, y alguna anécdota memorable de la edad adulta del protagonista, que no es otro que el propio autor (¿o no?): Juan José Millás.

Está novela recibió el Premio Planeta en 2007 y el Premio Nacional de Narrativa un año más tarde. Hay días que pienso que ambos galardones fueron más un reconocimiento a una vida dedicada a las letras que a la novela en sí, que no es una obra magistral. Otros días pienso que El mundo es una lectura que hiere a largo plazo, y que esa herida la sintieron temprano los miembros del jurado de esos premios. 

Una novela para leer y para releer (lo haré algún día y cuando lo haga volveré a escribir sobre ella), también para reflexionar sobre aquello que el autor nos cuenta (he tardado 6 meses en sentarme a escribir esta reseña), hechos y sentimientos que parecen tan íntimos y a la vez son tan universales. Esta novela es como mirar en un archivo de la historia de España, la más sencilla y la más real, la que va con hache minúscula, la del frío que se cala en los huesos y la del hambre de una ciudad gris, Madrid, que vivía en una dictadura gris y opresivamente católica. Esta novela lleva a entender la euforia de principios de siglo, la neurosis perenne a punto de quebrarlo todo. Eso es (era) el mundo. Y esto es El mundo.

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

viernes, 26 de septiembre de 2014

CRÍTICA | EL NIÑO, de Daniel Monzón


Daniel Monzón regresa con El niño, su quinto largometraje, para confirmar algo que ya había dejado claro con Celda 211: es uno de los mejores directores de España. Libre de ataduras y de clichés, con la mente abierta y la mirada atenta a todo lo que puede hacerse dentro de nuestra cinematografía, sin perder la identidad que nos define culturalmente, pero siempre con la intención de hacer algo grande.

En El Niño, Monzón firma un thriller de acción en el que la producción es brutal e impecable y en el que rodearse de actores sobresalientes potencia el resultado: de Luis Tosar, que es (con permiso de Bardem) probablemente el mejor actor patrio, y de Sergi López y Eduard Fernández, de los que poco hay que añadir ya. En cuanto a los más jóvenes, también están a la altura: Jesús Carroza, que ganó el Goya por 7 vírgenes, pone el punto cómico y de descarga a una película en la que la tensión aumenta constantemente, y Jesús Castro, el protagonista, el niño, consigue superar el reto psicológico de un personaje que ha de mantenerse firme e imperturbable en todo momento más allá de las aptitudes físicas que saltan a la vista. Su mirada sólida merece elogios, incluso si puede ganar mucho en matices aún. ¿Goya al mejor actor revelación en 2015? Apuesto que sí. Algo más descolgado queda el personaje secundario de Bárbara Lennie.

El guión está bien construido, tanto por la historia que cuenta como por los ritmos y el calado que da a los personajes. Sin embargo, cae en algunos tópicos que eran de esperar, probablemente derivados de una intencionalidad comercial: la historia de amor totalmente innecesaria, el compañero que parece malo que luego seguro que no lo es tanto, el amigo gracioso. Es curioso (y negativo) como se equilibra durante casi toda la película el posicionamiento respecto a los personajes para al final poner (intentarlo al menos) al espectador del lado de los "infractores de la ley". Es decir, no deja de haber moralina en el tratamiento sobre el bien y el mal, y eso podría haberse evitado.

El niño es una muy buena película de acción, con algunas secuencias magistrales (me quedo con aquella en la que el helicóptero persigue a la lancha, muy intensa) y unas interpretaciones magníficas, pero a la que le falta algo de la suciedad que poseía Celda 211, que hicieron de Celda 211 una de las mejores películas del cine español. Esta, aunque es buena, no pasará a la Historia de nuestro cine.

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria


lunes, 22 de septiembre de 2014

RESEÑA | Y ELLOS SE FUERON, de Viviana Rivero


La semana pasada CAJÓN DE HISTORIAS cumplía 6 años y, en todo este tiempo, tan solo 6 novelas se han llevado la etiqueta "Malo", porque aunque puede ser que una novela no me guste y por ese motivo no la recomiende, suelo encontrar algún punto positivo en ella para evitar ese apelativo tan negativo. Hoy, desgraciadamente, le toca engrosar esa categoría a la séptima novela: Y ellos se fueron, de la escritora argentina Viviana Rivero, de la que se publicó en este espacio una entrevista hace unos meses

Pensaba que la historia de una mujer española que a principios del siglo XX emigraba a Argentina me gustaría, porque siento predilección por las historias de migrantes, por todos las emociones que entraña dejar la tierra de uno y empezar de nuevo. Pero no ha sido así, y la historia de Isabel Ayala, que se casó con Paco aunque estaba enamorada de Antonio, no es que no haya logrado convencerme, sino que además me ha parecido, en demasiadas ocasiones, tediosa e impostada. 

Viviana Rivero ha creado una historia cargada de acontecimientos, en la que en pocas páginas ocurren muchas cosas, demasiadas, con una falta de profundidad total. Una profundidad que se echa en falta no solo en los sucesos que narra, sino también en los personajes, alguno de los cuales desfilan como maniquíes de cera. Ni siquiera he sentido la sensación de conocer de verdad a la protagonista, Isabel. 

Los diálogos tampoco son su punto fuerte, y las conversaciones que mantienen los personajes suelen ser forzadas, especialmente aquellas con un trasfondo sentimental. Eso produce que el tedio aumente y que no logre creerme nada de aquello que leo. Pero el punto negativo decisivo para rechazar a la protagonista es cuando Isabel es capaz de perdonar a un hombre que le ha separado de su hijo. Es verdad que la autora deja claro desde el principio que no hay amor, pero ¿vivir juntos después de un hecho así? 

El único punto positivo lo encuentro a la hora de transmitir el sentimiento de exilio, pero ni siquiera eso ha sido suficiente para salvar al libro de la categoría que comentaba al principio. Por no mencionar que cuando se habla de los trabajadores de la finca en la que se desarrolla la acción siempre hay un matiz negativo, incluso un tufillo despectivo por la clase obrera. 

En definitiva, no seré yo quién recomiende esta novela. Lo siento.

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

viernes, 19 de septiembre de 2014

CRÍTICA | BOYHOOD (Momentos de una vida), de Richard Linklater


Rodar la vida. Eso es lo que se propuso el certero Richard Linklater con este proyecto que ha tardado 12 años en dar forma, rodando de a poquitos, viendo crecer a sus actores y conformando unos personajes a los que la palabra "personaje" les queda muy pequeña, de vivos que están. 

¿Y sobre qué trata Boyhood? Sobre las mudanzas, entendidas como transiciones. También sobre los afectos que se crean y se rompen. Sobre el amor y sobre el desamor. Sobre nada demasiado fascinante, tampoco. Pero precisamente ahí es donde radica la esencia de una película que, sin contar nada, lo cuenta todo. Linklater consigue crear tensión y provocar emociones sólidas en el espectador, hacerlo desde la nada, de manera casi imperceptible. Y después de casi tres horas de metraje uno sale de la sala de cine con la sensación extraña de haber visto una película aparentemente como todas que tiene algo que la hace muy especial, ¿pero qué es? Es difícil de explicar, porque ese punto que hace diferente a Boyhood varía según cada espectador, pero posiblemente todos, con un ápice de sensibilidad, sabrán encontrarse en alguno de los momentos de esa vida: en el amor de hermanos, en los padres separados, en las ilusiones por un gobierno diferente, en las despedidas y los nuevos encuentros, en el esfuerzo por lograr algo. Y todos, absolutamente todos los espectadores, deberían aplaudir esa manera sutil y sublime de enfrentarse al paso del tiempo. 


Ahí un momento en Boyhood, casi al final, en el que el personaje de Patricia Arquette, la madre, rompe a llorar. Son lágrimas inesperadas, que no vienen motivadas por un suceso trágico, ni siquiera especialmente dramático. Pero es muy factible que, sin darse demasiada cuenta, el espectador sienta "que se le ha metido algo en el ojo", que le sacuda un viento y acompañe a esa madre en sus lágrimas por la vida que avanza, a veces, sin que nos demos cuenta. Vida, vida, vida, ¿cuántas veces he escrito ya la palabra vida en esta opinión? Patricia Arquette en la mejor interpretación de su carrera, maravillosa como nunca lo ha estado: logra transmitir esa constancia y esa valentía que caracterizan a su personaje. Arquette es el eje de una historia, la columna vertebral de una familia que no tiene la forma que algunos pretenden imponer. 

El personaje principal es para Ellar Coltrane, que defiende con creces su papel de protagonista absoluto, preservando la mirada intensa y rota desde la infancia, conformándose su carácter especial con el tiempo. Junto a él, la niña, Lorelei Linklater (hija del director) que en la primera parte de la película derrocha desparpajo (pasará a la historia su interpretación de Ops I did it again). Luego está Ethan Hawke, tan apasionado al principio, en una evolución hacia la madurez quizá previsible, para algunos algo triste, pero entrañable de todas maneras, por los cuatro costados.  

Con una narrativa cinematográfica sencilla y precisa, Boyhood es una película necesaria. Vayan a verla, augurarle unas cuantas nominaciones a los Premios Oscar a esta maravilla (Arquette como actriz de reparto y Linklater como guionista y director tienen muchas opciones de premio) no es ser demasiado arriesgado, lo sé. Con premios o sin ellos, Boyhood merece todos los elogios porque el objetivo se cumple con creces: rodar la vida. 

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria


Entrada relacionada:

martes, 16 de septiembre de 2014

¡¡CAJÓN DE HISTORIAS CUMPLE 6 AÑOS!!


Cuando regresé de Irán hace unos días me senté frente al ordenador, miré el calendario para organizar las entradas que publicar este mes y de repente caí en la cuenta de que ya era (otra vez) el cumpleaños de CAJÓN DE HISTORIAS. ¿De verdad ha pasado ya un año más? Sí, y hoy este espacio cultural cumple seis años. 

Seis años desde aquella primera entrada que llegó a bocajarro, sin bienvenidas, ¿para qué? O mejor: "¿para quién?", debí preguntarme entonces. "Poco a poco irá leyéndome la gente·". Y así fue, y así ha sido. Unos vinieron para quedarse, otros pasaron durante un tiempo para no volver más, pero afortunadamente esta familia de lectores ha ido creciendo progresivamente hasta superar con creces el MILLÓN Y MEDIO de visitas. Y ya somos más de 1300 en Facebook y más de 1700 en Twitter

Muchas historias han pasado por aquí, mucha literatura, mucho cine, muchas recomendaciones y anti recomendaciones, muchos comentarios (casi 11.000) para compartir impresiones, para defender aquello que nos ha gustado y criticar aquello que no. Y echando la vista atrás me siento orgulloso de todo lo que alberga este CAJÓN DE HISTORIAS que llegó en tiempos de crisis para defender la cultura, para contribuir a la salvaguardia de todo lo que los gobiernos cavernícolas con sus ministros wert-gonzosos querían destrozar. Eso no lo he hecho yo solo, lo hemos hecho entre todos, porque somos más y somos mejores, y lo tenemos muy claro: LA CULTURA NO SE TOCA. La cultura define nuestra identidad, conforma nuestro ser y refuerza nuestra inteligencia. Por eso, ese bien tan preciado, de valor incalculable, merece ser protegido desde todos los espacios, también desde la labor pequeña pero llena de intensidad y pasión que realizamos con espacios web como este. 

GRACIAS por estos 6 años de palabras. Por estos 6 años de puro amor. Os lo confirmo ya: mi intención es seguir aquí, con vosotros, dando guerra. 
 
Ismael Cruceta

Algunas de mis entradas favoritas durante el último año



viernes, 12 de septiembre de 2014

RESEÑAS | Dos películas sobre la pérdida inoportuna

El extraordinario viaje de T. S. Spivet, de Jean-Pierre Jeunet (3***)
El director de Amélie regresa con esta road-movie ambientada en Estados Unidos. Cuenta la historia de un niño que, tras ganar un premio, decide realizar un viaje solo por todo el país para ir al acto de entrega. Un viaje que, en realidad, supone la expiación del pequeño superdotado tras el fallecimiento de su hermano en un accidente doméstico. El filme intenta ir a medio camino entre el drama y la comedia, y aunque El extraordinario viaje de T. S. Spivet es una película tierna, se excede en la ñoñería con artificios sucios. Visualmente preciosa, destaca especialmente su fotografía (galardonada con el Premio César) y con unas interpretaciones efectivas en las que sobresale, como era de esperar, Helena Bonham Carter, menos excéntrica que de costumbre y también, quizás por eso, menos brillante. Jean-Pierre Jeunet recurre nuevamente a la “Fórmula Amélie” que tan bien le funcionó en su momento pero que, ahora, se presenta sin la chispa ni la sonrisa de su personaje más famoso. Una película interesante, que merece la pena ver, aunque con una pizca de más en lo que a superficialidad y artificio se refiere.

Bajo la misma estrella, de Josh Boone (2**)
Los estadounidenses no han tardado en llevar al cine uno de los best-seller literarios de la temporada, Bajo la misma estrella. La cinta, protagonizada por Shailene Woodley (a la que ya vimos en Los descendientes) es una historia de amor entre adolescentes con cáncer, que intenta salirse de los clichés sobre jóvenes enfermos pero que, en mi opinión, no lo consigue, por lo que no deja de ser una película cargada de tópicos que sabes hacia donde te lleva en todo momento (no lo diré pero… ¿a qué os lo estáis imaginando?). Precisamente lo mejor no es ni Willem Dafoe ni Laura Dern, sino esa Shailene Woodley que intenta sacar a flote un ejercicio cinematográfico mediocre. Bajo la misma estrella se deja ver, aunque con 30 minutos menos de metraje se podría haber contado lo mismo. Perfecta para aquellos amantes de las películas de sobremesa de Antena 3, esas que puedes ver mientras te echas una cabezadita el fin de semana después de una buena comida. Para los que estén interesados en el buen cine, coincidirán conmigo en que es una película flojita, flojita.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

lunes, 8 de septiembre de 2014

RESEÑA | EL DELIRIO DE TURING, de Edmundo Paz Soldán


 

Edmundo Paz Soldán, una de las voces literarias actuales más relevantes de Bolivia e Hispanoamérica, configura en esta novela un thriller que mezcla la política y la ciencia ficción.
 
La historia gira en torno a las protestas populares que se están produciendo en la ciudad boliviana de Río Fugitivo (que viene a ser para el autor como Macondo para García Márquez y Mágina para Muñoz Molina) tras el incremento de las tarifas enérgeticas que ha llevado a cabo una multinacional a la que el gobierno ha concedido la explotación de los recursos. [Las grandes corporaciones están detrás de la opresión a los países latinoamericanos. La globalización es un juego en el que ellas dictan las reglas a su gusto. Página 172].
 
Se trata de una novela coral en la que aparecen varios personajes que plasman su visión de los acontecimientos desde diferentes ópticas: desde Miguel Sáenz, un criptoanalista que lleva toda la vida siendo la marioneta del Gobierno, adaptándose a todo aquello que le pedían durante la época de la dictadura sin cuestionar nada, hasta Flavia, su hija, una joven con un don especial para la informática, o Kandinsky, líder de un grupo de hackers informáticos que buscan darle la vuelta al sistema corrupto de Montenegro.
 
Una novela con multitud de piezas que irán encajando poco a poco, que supone un brillante ejercicio creativo por parte de Paz Soldán (algunos aspectos de la novela, a día de hoy, parecen desfasados, pero hay que tener en cuenta que se publicó en 2003 después de ganar el Premio Nacional de Novela de Bolivia un año antes) y que entraña una interesante reflexión sobre el sistema democrático, en la que Montenegro, un personaje inspirado en Hugo Bánzer (dictador boliviano entre 1971 y 1978 que fue elegido como presidente en 2001 mediante elecciones) no sale muy bien parado.
 
El delirio de Turing es una obra interesante para comprender mejor la Bolivia inmediatamente anterior a Evo Morales [el líder aymara de los cocaleros comienza a adquirir dimensiones nacionales con un discurso antiimperialista que está logrando que, después de décadas de errancia en el desiertom la izquierda se reorganice y encuentre una razón de ser. Página 59].

Con destellos de brillantez, especialmente en la reflexión sobre la culpa y la conciencia, pero con una intensidad intermitente en su argumento. Y aunque sigo prefiriendo su novela Río fugitivo, por su humanidad constante y su emoción febril, os recomiendo igualmente El delirio de Turing, que es compleja y certera, y os recomiendo, sobre todo, descubrir a este autor boliviano, si es que no lo habéis hecho ya.

La frase: 
Las verdades se construyen a susurros, en medianoches y madrugadas de terca llovizna.

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

jueves, 4 de septiembre de 2014

Mis canciones del mes de septiembre


10. Sia: Chandelier (-2)
La australiana resiste en la lista por cuarto mes consecutivo con este temazo.


9. Zaz: T'attends quoi (-3)
Una llamada de atención y un canto de respeto al medio ambiente. Solo respentando la Tierra nos respetamos a nosotros mismos.


8. Calle 13 y Silvio Rodríguez: Ojos color sol (-7)
El Nº1 del mes pasado baja siete posiciones con este videoclip que es la historia de un beso, protagonizado por Gael García Bernal y María Valverde.


7. Shakira: La la la (-2)
Al final se le escapa la posición de honor a la colombiana con este tema que no ha dejado de sonar durante todo el verano.


6. Coldplay: A sky full of stars (N)
El nuevo single de Coldplay es una canción positiva, impregnada de la elegancia de la que suele hacer gala el grupo. Se estrena el 6.


5. Malú: Deshazte de mí (N)
Malú estrena single y videoclip. Deshazte de mí es uno de los mejores temas de su gran álbum Sí, con el que ha cosechado uno de los mayores éxitos de su carrrera profesional y con el que ha logrado meter ya 4 canciones en esta lista (A prueba de ti, Me fui, Ángel caído y esta)


4. Luis Fonsi: Corazón en la maleta (N)
Un tema alegre y vivo para contar el final de una historia de amor. Lo mejor, a veces, es tomarse las cosas a risa y con esa filosofía.


3. Los Delinqüentes y Bebe: Después (R)
Repitiendo en el Nº3, este tema que, aunque no es una novedad musical, se ha instalado en mi playlist de nuevo, por su letra que tanto me hace sentir y pensar, por las ganas de vivir de verdad. Precioso y positivo.


2. Ismael Serrano: La llamada (+2)
El cantautor sube dos puestos con La llamada, un tema que habla de la sociedad española actual, de esa gran mayoría silenciosa a la que a veces hace referencia el gobierno corruppto. Gente que desea seguir adelante, que lucha por sobrevivir y a la que, muchas veces, le rompieron los sueños. Maravilloso tema y un mensaje de esperanza: que el miedo cambie de bando. Y que sean ellos, casta repugnante, los que se marchen de una vez.


1. Vanesa Martín: Sin saber por qué (+1)
La malagueña consigue su cuarto Nº1 en CAJÓN DE HISTORIAS (tras haberlo obtenido con Durmiendo sola, Trampas y Tic Tac) gracias al single presentación de su nuevo álbum, Crónica de un baile, que acaba de ponerse a la venta. Sin saber por qué es una canción que inspira al amor valiente y su videoclip evoca los deseos llenos de luz que, a veces, se cumplen.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Protagonista del mes... Robin Williams


Me desvelé a las 4:30 de la madrugada. Me había acostado temprano, agotado por este calor madrileño que no me sienta nada bien. Busqué el teléfono en la penumbra y, como un impulso repentino, abrí Twitter. La noticia ya había explotado y nadie se quedaba indiferente: Robin Williams había fallecido.
 
Todo apunta que ha sido un suicidio, qué más da ya. Aunque impacta pensar que él, que tantas risas ha provocado en el mundo, se haya apagado de pena.

Pienso en Robin Williams y dos películas me asaltan a la mente, porque marcaron mi infancia: Jumanji y Hook (El Capitán Garfio). Problamente ambas fueron dos de las que más vi durante mis años de VHS. También recuerdo Jack, que fui al cine a ver con mi hermano mayor y mi cuñada, y salí entusiasmado aunque a ellos les pareció un bodrio. Creo que, de pequeño, ir al cine para mí suponía ya todo un acontecimiento, independientemente de la calidad de la película.
También le he visto en Señora Doubtfire, claro, mítica, y en El hombre bicentenario.

Pero no he visto los que, dicen, son sus mejores papeles. Ni El club de los poetas muertos, probablemente su papel más recordado, ni El indomable Will Hunting por la que recibió el Oscar como Mejor Actor de Reparto en 1998 ni tampoco Good Morning Vietnan o El rey pescador, que le valieron el Globo de Oro.

Por todo ello, quizá, sea un buen momento para honrar su memoria, para hacer este mes de septiembre un pequeño homenaje a ese actor de mirada joven y sonrisa tierna que, en el fondo de sus ojos, escondía un ápice de amargura.