El mediático Paco León decidió no ajustarse a las "reglas no escritas" del cine español y buscar nuevas fórmulas para que su primer proyecto como director no se quedara en una sucesión de buenas intenciones y de halagos para que finalmente se convirtiera en un fiasco de la taquilla. Porque el cine tiene que ser arte, sí, pero hoy más que nunca y por culpa de este gobierno que parece que se ha puesto como objetivo acabar con la cultura de España, los directores y productores necesitan que la gente vaya a ver sus películas para después poder seguir creando y llevando a buen término nuevos proyectos.
La nueva fórmula que ha propuesto Paco León es estrenar simultáneamente en salas de cine, dvd y formato digital. Una simultaneidad de ventanas arriesgada y con la que consiguió colarse en su primera semana en cine en la 17ª posición con más de 4.500 espectadores, una cifra bastante modesta. No dispongo de más datos, pero lo que sí recuerdo es la sensación que esta película produjo el día de su estreno, en la última edición del Festival de Málaga. Pocas veces en una sala de cine la gente, los espectadores, aplauden durante la proyección, incapaces de esperar al final. Eso ocurría. En cada escena divertida la gente, entre risas, entre lágrimas de la risa, aplaudía. Al final, esas se risas se vieron recompensadas con el Premio del Público (estaba cantadísimo), con el Premio Especial del Jurado y con el galardón a la Mejor Actriz, Carmina Barrios que, quién sabe si estará terna de nominadas como Mejor Actriz Revelación en los próximos Premios Goya. Apuesto que sí.
Y es que la historia de esta mujer, Carmina Barrios, para sacar adelante a su familia, realmente tiene momentos esperpénticos dignos de aplauso. Contada como falso documental, nos cuenta las peripecias de esta mujer sevillana para conseguir que una aseguradora le pague el dinero correspondiente a los robos que ha sufrido. Carmina esposa, Carmina madre, Carmina sufridora, Carmina trabajadora... y también Carmina capaz de reír, de disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida.
Una mujer, y una película, de profundas raíces andaluzas, tanto, tanto, que hay dos riesgos: que el espectador no-andaluz no entienda, culturalmente, lo que está ocurriendo en la pantalla, y que, además, no comprenda lo que a veces dicen, de tan cerrado que es el acento. A mi madre, por lo visto, no le ha gustado nada de nada de nada de nada. A mí consiguió divertirme, incluso en los momentos en los que se regocija en la ordinariez me pareció que merecía la pena. Creo que hay que verla sin complejos, sin hacer caso a las fatigantes barreras sociales, sin hacer caso a la buena educación que aprendimos. Es cine, es ficción, es falso documental.
Paco León debuta en la dirección con una propuesta arriesgada, planteando nuevos esquemas y nuevas formas de comercializar el cine. Y Carmina o revienta es el ejemplo de una actuación descarnada y visceral, la de Carmina Barrios. Esa Carmina presente en el Teatro Cervantes de Málaga, abrazada a sus hijos, Paco y María León, llorando de emoción y gratitud ante los espectadores que la aplaudían a ella, los espectadores que tuvimos la suerte de ver aquella noche de abril, por primera vez, esta película loca. Merece la pena verla, porque la vida es tan bonita que parece de verdad...
Y es que la historia de esta mujer, Carmina Barrios, para sacar adelante a su familia, realmente tiene momentos esperpénticos dignos de aplauso. Contada como falso documental, nos cuenta las peripecias de esta mujer sevillana para conseguir que una aseguradora le pague el dinero correspondiente a los robos que ha sufrido. Carmina esposa, Carmina madre, Carmina sufridora, Carmina trabajadora... y también Carmina capaz de reír, de disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida.
Una mujer, y una película, de profundas raíces andaluzas, tanto, tanto, que hay dos riesgos: que el espectador no-andaluz no entienda, culturalmente, lo que está ocurriendo en la pantalla, y que, además, no comprenda lo que a veces dicen, de tan cerrado que es el acento. A mi madre, por lo visto, no le ha gustado nada de nada de nada de nada. A mí consiguió divertirme, incluso en los momentos en los que se regocija en la ordinariez me pareció que merecía la pena. Creo que hay que verla sin complejos, sin hacer caso a las fatigantes barreras sociales, sin hacer caso a la buena educación que aprendimos. Es cine, es ficción, es falso documental.
Paco León debuta en la dirección con una propuesta arriesgada, planteando nuevos esquemas y nuevas formas de comercializar el cine. Y Carmina o revienta es el ejemplo de una actuación descarnada y visceral, la de Carmina Barrios. Esa Carmina presente en el Teatro Cervantes de Málaga, abrazada a sus hijos, Paco y María León, llorando de emoción y gratitud ante los espectadores que la aplaudían a ella, los espectadores que tuvimos la suerte de ver aquella noche de abril, por primera vez, esta película loca. Merece la pena verla, porque la vida es tan bonita que parece de verdad...