Bailar en la oscuridad es un musical y un drama, y una historia sobre migrantes, y un desgarro de la piel, y una venda en los ojos. Bailar en la oscuridad es una joya de Lars Von Trier, es la genialidad de Björk y la elegancia de Catherine Deneuve. Bailar en la oscuridad es la fuerza del cine y del arte fundidos.
Es la historia de una inmigrante checa, madre soltera, que trabaja en una fábrica de Estados Unidos e intenta ahorrar todo el dinero posible para que su hijo no padezca en el futuro la misma enfermedad que ella padece y que hará que se quede ciega progresivamente. Todo parece bajo control un día. Al siguiente, todo se desmorona.
Al director danés no le tiembla el pulso a la hora de hacer una crítica a la sociedad estadounidense (¿una crítica a la sociedad en general?), arraigada en sus profundos valores conservadores, encajonada en sus clichés, por erróneos que puedan ser a veces: el buen policía que protegerá a los ciudadanos, la sociedad consumista que obliga a gastar y gastar descuidando las necesidades reales, o el trabajo que trata al hombre como si fuera una máquina y no un ser humano. Y no le tiembla a Von Trier el pulso ante un planteamiento cinematográfico arriesgado, contado con su particular movimiento de cámara: un musical que deriva en un profundo drama sin perder las escenas oníricas, esas en las que la protagonista se escapa de su realidad.
Hay que ser muy valiente para hacer una película como está, y muy brillante para hacerla tan bien, sin rastrojos de telefilme, sin sensiblerías, nutriéndose del drama y del espectáculo visual de los musicales. Y para llegar a buen puerto dejó en las manos, en los ojos y en la voz de la cantante islandesa Björk el papel protagonista: una interpretación entrañable e inolvidable. Ella es sencillez, ella es luz en la oscuridad y ella es la genialidad de la música. Sólo Björk podría haber estado a la altura de este personaje tan único y tan maravilloso.
Ganadora de la Palma de Oro y del Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes, Premio Goya a la Mejor Película Europea y nominada en la categoría de Mejor Actriz Dramática en los Globos de Oro, Bailar en la oscuridad es una película aterradora, que va haciendo al espectador más y más pequeño hasta llegar a un final en el que le deja en estado de shock, incapaz de llorar y con perlas de sudor en la frente, de tanta tensión acumulada. Es un trago de tequila que arde en las entrañas. Es hipnosis. Es herida.
Hay que ser muy valiente para hacer una película como está, y muy brillante para hacerla tan bien, sin rastrojos de telefilme, sin sensiblerías, nutriéndose del drama y del espectáculo visual de los musicales. Y para llegar a buen puerto dejó en las manos, en los ojos y en la voz de la cantante islandesa Björk el papel protagonista: una interpretación entrañable e inolvidable. Ella es sencillez, ella es luz en la oscuridad y ella es la genialidad de la música. Sólo Björk podría haber estado a la altura de este personaje tan único y tan maravilloso.
Ganadora de la Palma de Oro y del Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes, Premio Goya a la Mejor Película Europea y nominada en la categoría de Mejor Actriz Dramática en los Globos de Oro, Bailar en la oscuridad es una película aterradora, que va haciendo al espectador más y más pequeño hasta llegar a un final en el que le deja en estado de shock, incapaz de llorar y con perlas de sudor en la frente, de tanta tensión acumulada. Es un trago de tequila que arde en las entrañas. Es hipnosis. Es herida.