- ¿Me quieres, aunque sea mucho?
Esta es la deslumbrante ópera prima de Carlos Vermut, que se alzó con la Concha de Plata en el último Festival de Cine de San Sebastián gracias a Magical Girl. Diamond Flash es un rompecabezas que aúna drama, crítica social y superhéroes, con un punto onírico y una pizca de comedia cañí. Un brillante ejercicio cinematográfico con algunas secuencias brutales y reminiscencias de alguno de los más grandes directores de todos los tiempos, como Almodóvar y Lynch.
Pero, ¿de qué va Diamond Flash?
Es díficil de explicar, porque quedan muchos interrogantes tras el visionado. Y no todo tiene explicación, como en la vida. Pero podría decirse, simplificando, que la trama gira en torno a la desaparición de una niña, y las mujeres a las que afecta esta desaparición, empezando por su propia madre.
Aunque no llega al nivel de calidad de Magical Girl (la producción es mucho menor y se nota, por ejemplo, en la calidad de la imagen -¿o ese aire cutre está buscado?-) en esta obra ya se puede apreciar el buen hacer de Vermut, uno de los directores más interesantes y más a tener en cuenta del panorama cinematográfico actual, que tiene el don de escribir guiones maravillosos y colocar la cámara en el lugar preciso para que sus planos se claven en la memoria de tanta fuerza que tienen.
Seguramente le sobren minutos en el metraje, y Diamond Flash es una película que no se puede recomendar fácilmente (por ejemplo, si se la recomiendo a mi hermana pequeña es capaz de cogerse un vuelo a Honduras solo para abofetearme), incluso ni siquiera estoy seguro de que me haya gustado. Pero a pesar de todo, estoy impactado por la fuerza del mensaje y del cine de Carlos Vermut: es estimulante y un retrato valiente de la España actual, contado de una manera totalmente distinta, pero distinta de verdad. Nadie ha hablado nunca de la violencia de género como lo ha hecho Vermut en Diamond Flash.
Así que, ustedes mismos, véanla si se atreven, igual me lo agradecen siempre... ¿o no?
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria