Tres días de cine y ocho películas es el balance de estos días en la 56 Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Seminci, uno de los festivales más prestigiosos de España (tras el de San Sebastián) y también uno de los más exigentes. De las ocho películas que he visto en estos días, siete pertenecen a la Sección oficial, por lo que espero que alguna de ellas esté entre las galardonadas. Un festival en el que la calidad es incuestionable y en la que el drama se impone de manera absoluta sobre la comedia. Pocas han sido las sonrisas que hemos vivido dentro de el Teatro Calderón, sin duda, ganan las lágrimas.
A su debido turno, publicaré una crítica de cada una de las películas que he visto, casi todas me han gustado, unas más y otras menos, y tan sólo una de ellas me ha producido sopor, aunque he de reconocer algunos aspectos de esa que merece rescatar.
Mucha menos suerte hemos tenido con los cortometrajes. He visto tres y los tres me han disgustado.
Mi Seminci comenzó el sábado por la noche, mientras tenía lugar la Gala inaugural, y acudía al Cine Casablanca (muy pequeño y muy cómodo) para ver, dentro del ciclo de Cine español, Todas las canciones hablan de mí, de Jonás Trueba.
La jornada siguiente, la del domingo, fueron cuatro (sí, cuatro) las películas que vimos: Habemus papam, del italiano Nanni Moretti. Uno de los grandes del cine europeo y, para mí, una de las grandes películas que he visto en este festival, la única que me ha despertado sonrisas dentro del drama (el resto son dramas en estado puro, desnudas por completo de humor). Al finalizar, aplaudieron el filme, aunque con tibieza.
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Toni Bestard y el reparto de El perfecto desconocido |
Siguió a lo último de Moretti
El perfecto desconocido, la ópera prima de Toni Bestard. Los prensa de Valladolid decidió machacarla. Pero a mí me parece un producto más que digno para un realizador novel, consiguió mantener mi atención en todo momento y los actores me parecen naturales y acertados. La sala ovacionó el la cinta sin reparos. Aunque, como podéis ver en la foto, el reparto casi al completo estaba allí, así que supongo que gente del equipo aplaudiría y a otros, en caso de que les disgustara, decidirían abstenerse de abuchear ante los creadores de la cinta, ¿no?.
Tras ella, siguió
Profesor Lazhar, película de Philippe Falardeau que representará a Canadá en los Oscar e intentará repetir la hazaña del año pasado de
Incendies, el filme fracófono de Denis Villeneuve que consiguió estar entre las cinco nominadas.
Profesor Lazhar es un drama profundo y amable, con el humorista argelino Fellag en estado de gracia. A pesar de la ovación que le dedicó el público de la Seminci, yo confieso que no conseguí conectar del todo con la película.
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Gustavo Taretto, Pilar López de Ayala y Javier Drolas |
El último largometraje de la jornada fue
Medianeras, una co-producción hispano-argentina (más argentina que española) dirigida por Gustavo Taretto y protagonizada por Pilar López de Ayala y Javier Drolas. Un película romántica sin amor, una tragicomedia sin risas con algunas escenas brillantes, que, durante el pase, hizo patalear a algunas personas de la sala, aunque los aplausos se escucharon más.
La jornada del lunes nos despertamos pronto para acudir, a las 8:30, a ver
In darkness, una de las películas más potentes de esta edición de la Seminci y que peleará por la nominación al Oscar representando a Polonia. Y suena en todas las quinielas. Visualmente minuciosa, con una dirección magistral y unas interpretaciones sin peros, la única pega que le encuentro a esta película dramática es que trata un tema que ya se ha tratado mucho: la II Guerra Mundial, los judíos y los nazis. El publicó ovacionó.
Siguió la jornada con
El niño de la bicicleta, de los hermanos Dardenne, viejos amigos del festival, puesto que en 1996 se llevaron la Espiga de oro con
La promesa. El niño de la bicicleta es muy buena película, el niño Thomas Doret está en estado de gracia, y Cécile de France maravillosa. Igualmente, hubo ovación.
Y para despedirme de estas jornadas de cine, la última película que visioné fue
Restauración, un drama israelí que intenta ser profundo, pero es espeso y me produjo un gran sopor. Tiene algunas cosas muy buenas, como la música, o la interpretación del protagonista principal. Fue acogida con muchísima frialdad, ni aplausos ni abucheos.
Como sabéis, en la mayoría de los festivales, hay un Premio del Público. En la Seminci, los asistentes dan de uno a cinco puntos a cada una de las películas. No desvelaré mis votos, pero sí os quiero informar cuál ha sido el veredicto general de las cinco personas que conformaban mi grupo en la Seminci, con los que he disfrutado de la ciudad de Valladolid, de sus noches, de sus claretes, de sus pinchos y, sobre todo de su cine:
1. Habemus Papam, de Nanni Moretti - 4,6/5
2. Profesor Lazhard, de Phillipe Falardeau - 3,8/5
3. In Darkness, de Agnieszka Holland y El niño de la bicicleta, de Jean Pierre y Luc Dardenne - 3,5/5
4. El perfecto desconocido, de Toni Bestard - 3,4/5
5. Medianeras, de Gustavo Taretto - 2,8/5
6. Restauración, de Yossi Madmoni - 2/5