La puerta abierta, de Marina Seresesky (3***)
Cuando muere una de las prostitutas del edificio, Rosa tiene que lidiar con una situación inesperada: la hija de esta, una niña, se cuela en su casa porque no quiere ser detenida por la policía. La puerta abierta es una comedia dramática que tiene dos puntos muy fuertes: la historia está muy bien construida y se apoya en dos interpretaciones de altura: Carmen Machi y Terele Pávez (ambas nominadas al Goya por sus papeles), especialmente la primera, en un derroche de buen hacer, demostrando una vez más su versatilidad y su calidad interpretativa para hacer reír y para explorar otros rincones más profundos del alma. Asier Etxeandía, en un acertado papel de transgénero, completa el trío.
Perdiendo el norte, de Nacho G. Velilla (2**)
Una comedia sobre dos jóvenes españoles que deciden marcharse a Alemania y narra las desventuras que allí tienen que pasar estos dos hiper-preparados y titulados jóvenes en un mercado laboral ultracapitalista y hostil con el inmigrante (que no con el expatriado que llega por la puerta grande). Protagonizada por Julián López, Blanca Suárez y Yon González, Perdiendo el norte es una película amable, con algunos momentos graciosos, para un domingo sin sobresaltos. Carmen Machi interpreta a la madre de uno de los jóvenes, una señora más simple que pelar un plátano, quien se cree algo que no es ni nunca será.
Villaviciosa de al lado, de Nacho G. Velilla (2**)
Una de las películas españolas más taquilleras de la temporada es una comedia que desde el humor más básico busca realizar una fotografía de la sociedad española corrupta, hipócrita y mediocre. Cuando el gordo de la lotería cae en el puticlub de Villaviciosa, los vecinos (alcalde, oposición, y hasta el cura) se ven en aprietos para cobrar las participaciones, porque eso pondría en jaque sus matrimonios y su "reputación" en la sociedad. Los vecinos comienzan una odisea para intentar hacerse con el dinero de la manera que sea. La película entretiene (para un domingo apático) y tiene algún punto graciosillo pero ni siquiera logra despertar la risa sincera que nace del estómago y explota en la garganta.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria