Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud
Si por algo destaca la obra de Luis Sepúlveda, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, es por sus fábulas. En esta ocasión, un alegato a disfrutar la vida con calma, a desaprender las rutinas histéricas y capitalistas que nos empujan a vivir deprisa con el objetivo, ni más ni menos, que robarnos la capacidad de reflexión. Un canto también a la vida en comunidad y en armonía con aquellos que son diferentes a nosotros. Muy recomendable para niñas y niños, y para aquellos adultos que quieran reconducir su vida frenética de mierda.
Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar
Ya hace tiempo que me leí este librito de Luis Sepúlveda, que encontré por casualidad en una librería de Tegucigalpa. Es una historia triste -la mamá gaviota fallece por culpa de una ola de petróleo vertida en el mar- pero también una historia hermosa de solidaridad y, sobre todo, una llamada a superar los miedos y a deshacernos de las costuras sociales, porque el gato Zorbas promete criar al polluelo y enseñarle a volar. Un hermoso cuento para leer a los niños de cualquier edad. O para leernos a nosotros mismos y recordar lo hermoso y didáctico que son estas historias de apariencia infantil cargadas de metáforas.
La sombra de lo que fuimos
Por esta novela, Luis Sepúlveda ganó el Premio Primavera en 2009. Narra la historia de tres adultos, ya casi ancianos, que vivieron el Golpe de Estado contra Allende en Chile y cómo el dictador fascista Pinochet se robaba de manera ilegítima el poder. Tras años sin estar en contacto, se reúnen en un viejo almacén para preparar una acción revolucionaria.
No es una mala novela, pero no es, ni mucho menos, la buena novela que pudo haber sido. Es como si la hubieran escrito con prisa y se hubiera quedado a medio hacer. Como si realmente estuviéramos leyendo el borrador o el esqueleto de algo grande, del que apenas tenemos la raíz.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria