Némesis es la historia del profesor Bucky Cantor, que no pudo participar en la IIª Guerra Mundial, como era su deseo, debido a un problema de visión. Lo que no sabía es que durante el verano de 1944 tendría que enfrentarse a otra guerra, también cruel, la de la polio. Un fuerte brote se extiende por Newark, acabando con la vida de varios niños.
Y Némesis era, en la mitología griega, la diosa de, entre otras cosas, la venganza. La que infringía un castigo a los hombres cuando hacían algo que no era correcto. La diosa de la justicia retributiva, la que buscaba el equilibrio.
Empiezo a leer Némesis por la iniciativa de Rustis y Mustis, y en plena crisis del ébola en España, cuando estábamos todos muy susceptibles con el tema, especialmente por la ineficiente gestión política, con una ministra inepta y un consejero de sanidad madrileño responsabilizando a la víctima, por no hablar del tratamiento que han dado muchos medios de comunicación y el asesinato del perro. Esto ha propiciado que haya vivido la lectura con más intensidad, aunque, probablemente, la hubiera disfrutado igual (si es que un libro así se puede disfrutar) en otro contexto. Porque Philip Roth logra, a través de las palabras, una gran profundidad y precisión.
Némesis es una novela durísima en la que se expone con maestría cómo el protagonista se cuestiona no la existencia de dios, pero sí su actuación cruel y despiadada, asesinando o dejando paralizados a niños sanos, deportistas, inocentes. Porque Bucky Castor es un buen judío y no puede entender que algo así esté ocurriendo. También es una novela sobre la culpa que se instala en las entrañas, que te paraliza el cuerpo como la misma polio.
La trama avanza, sin prisa pero sin pausa, desplegando el desasosiego como la epidemia. Una novela intensa, escrita con maestría, con pulso firme de un escritor viejo y sabio. Y con un final que destroza. Acercase a Roth es todo un acierto.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
La trama avanza, sin prisa pero sin pausa, desplegando el desasosiego como la epidemia. Una novela intensa, escrita con maestría, con pulso firme de un escritor viejo y sabio. Y con un final que destroza. Acercase a Roth es todo un acierto.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria