Estoy teniendo un año de grandes lecturas. En todo 2011 puse la etiqueta "categoría: muy bueno" a sólo tres novelas. El mapa y el territorio es la quinta novela con esta distinción en 2012. Y bien lo merece, por meterte dentro de una historia tan potente y escrita con tanta maestría. Un libro con un espíritu clásico y tremendamente moderno.
Nos relata la vida de Jed Martin, de cómo se hizo famoso gracias a su trabajo como fotógrafo, y de cómo se hizo más tarde multimillonario gracias a sus cuadros. Jed Martin que vivió obsesionado con sus obras, un hombre solitario que en toda su vida mantuvo relación con muy pocas personas. El autor profundiza en la mente de este personaje para darle un aliento de vida tan veraz que llegué a plantearme que no se tratara de un personaje de ficción. Pero sí, lo es. Jed Martin, uno de esos personajes a los que llegas a conocer tanto que incluso sientes pudor.
El mapa y el territorio es una novela universal que trata sobre el arte como negocio y como obsesión, del arte como estilo de vida que te exilia de un mundo vulgar. Es una novela sobre el dinero y su valor relativo. Sobre el amor, gracias a ese personaje de Olga, una hermosa rusa que se marchó con la misma sencillez con la que llegó. Una mujer que quizá se quedó esperando que le cogieran de la mano y la susurraran un te quiero, pero que sabía que no renunciaría a nada por nadie, que antes que todo y que todos estaba ella, no en un ejercicio egoísta, sino en un proceso de dignidad y de prioridades. Porque ella también eligió el trabajo y el éxito profesional.
Es una novela sobre la relación con el padre anciano, cuando la madre siempre estuvo ausente porque se suicidó. Un padre que jamás pudo ser feliz del todo. Un padre que, en los albores de la muerte, le cuenta a su hijo en uno de los pasajes más angustiosos que he leído en mi vida, todo lo que perdió por el camino y ya no podrá recuperar. Es una novela sobre un país convertido en paraíso turístico, sobre el buen gusto en la gastronomía. También una novela sobre la amistad en cierta medida, sobre una amistad rara que adquiere la forma de un personaje feo y loco llamado Michel Houellebecq. Sí, el propio escritor es uno de los personajes de este libro. Sin duda, uno de los más intensos. En él encontramos una penetración psicológica perfecta, incluso en aquellos pasajes en los que se roza la caricatura por lo hiperbólica que puede llegar a ser a veces la extravangancia. Pero sin el personaje de Houellebecq esta novela no sería tan maravillosa.
Y por último, es una novela que mira sin pudor a la muerte desde la eutanasia, y mira con ojo crítico a la sociedad actual del consumo, para abrirnos las puertas de un lugar hacia el que iremos cuando lo que ahora hay acabe por fracasar del todo. Porque ya ha empezado a hacerlo, a fracasar, digo. C'est curieux, on pourrait croire que le besoin de s'exprimer, de laisser une trace dans le monde, est une force puissante; et pourtant en général ça ne suffit pas. Ce qui marche le mieux, ce qui pousse acec la plus grande violence les gens à se dépasser, c'est encore le pur et simple besoin d'argent.
Y os cuento todo esto y no os cuento nada. Porque a la vez, la trama va avanzando por lugares inhóspitos para desmontar a un lector atrapado.
Michel Houellebecq demuestra con su estilo narrativo que es capaz de abarcar todo esto y hacerlo con una precisión envolvente. Porque es tan difícil encontrar la palabra exacta, la que describe aquello que se desea sin dar nada de margen a otras interpretaciones. Y él lo ha conseguido. Por eso no me extraña que recibiera el Premio Goncourt en 2010, uno de los más importantes en Francia. Houellebecq hace trampas, de eso no me caben dudas. Hace trampas y sabe donde quiere llevarnos, incluso si para hacerlo tiene que jugar sucio, incluso si tiene que incluir un crimen gore en la obra para que funcione todavía mejor. Pero se atreve a hacer cosas que otros no. Por eso es todo un éxito y un placer leerle.
El mapa y el territorio es una novela imprescindible, ambiciosa, que se va desnudando poco a poco, quitando capas, para descubrir al final una tremenda y horrible soledad corrosiva que lo ocupa todo, que lo llena todo.