El año más intenso. Intenso porque decidí marcharme para hacer algo en lo que creo de verdad, aunque en el camino he perdido algunas cosas que me importaban tanto. Quizá la vida son decisiones, y hay que ser coherentes con ellas y asumir los riesgos, porque, ya saben, el que no arriesga no gana. Y ahora, echando la vista atrás a este año en el que he vivido en Honduras, en el que ha habido momentos maravillosos profesionales y personales y otros muy duros, en el que he conocido la belleza de la raíz de América y también lo complicado que es vivir en un país con tantos problemas y tan serios, pienso en una frase de Vanesa Martín que resume lo que siento y lo que soy: qué bueno nacer valiente.
Se acaba 2015 y se abren nuevos caminos, y de nuevo acecha ahí, detrás de la puerta, la incertidumbre. Culpa de este sistema capitalista radical y puede también que de nuestras ambiciones, porque (y cito de nuevo a Vanesa Martín) llenaron nuestro techo de ventanas y detrás pusieron rejas imposibles de romper, dijeron que volar estaba a un paso sin contarnos que del aire no te puedes sostener. Pero, pase lo que pase en este nuevo año, sé que puedo contar con gente maravillosa que me ha apoyado siempre, en lo bueno y en lo menos bueno, y sé, porque lo he podido comprobar en algunas ocasiones, que cuando uno desea las cosas de verdad, con el corazón y las entrañas, se cumplen.
Y este cajón siguió llenándose de historias...
Cine
La temporada de premios nos dejaba un sabor agridulce. En España, en uno de los mejores años en lo que a calidad cinematográfica se refiere, la Academia premiaba en unos Premios Goya mínimos a Ocho apellidos vascos, a Dani Rovira en vez de a David Verdaguer y a Karra Elejalde en vez de a José Sacristán. Y uno no podía evitar sentir la inmadurez de unos académicos que seguramente no habrían visto las grandes películas españolas del año. En los Oscars, sin embargo, se premió la virtud de la inteligencia y Birdman se coronó como la Mejor Película del Año, y Alejandro González Iñárritu como el Mejor Director. 2015 ha sido el año del insoportable regreso de Amenábar, pero, por suerte, también hemos podido ver maravillosas películas, como Mad Max y Del Revés. Y La novia, de Paula Ortiz, la gran alegría del año, que reseñaré en los próximos días.
Música
Dos artistas han sido protagonistas del mes en CAJÓN DE HISTORIAS durante este año: Rozalén, que sacaba su segundo álbum, Quién me ha visto... en septiembre, y Adele, que batía todos los récords tras varios años de silencio. Para mí, 2015 ha sido el año en el que me he enamorado de Natalia Lafourcade gracias a Hasta la raíz, en el que he hecho las paces con Bebe y en el que he confirmado mi pasión por la elegancia de Coeur de Pirate y las letras de Manuel Carrasco, cuyo nuevo álbum, Bailar el viento, habéis elegido como el mejor del año.
Literatura
Comenzamos 2015 repasando, como siempre, mis mejores lecturas del año anterior: Olvidado Rey Gudú, obra maestra de Ana María Matute, y El amante, de Marguerite Duras, eran las dos novelas seleccionadas. Durante este año han sido protagonistas el nobel Patrick Modiano, aunque confieso que no he terminado de conectar con su estilo; el sublime Javier Marías y el cercano Alejandro Palomas; la colombiana Laura Restrepo y el siempre polémico Michel Houellebecq, que con la publicación de Sumisión ocupó toda la atención mundial; también ha sido un año para conocer a grandes auotores, como Leonardo Padura, que fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, como Milan Kundera y La insoportable levedad del ser, y Carla Guelfenbein.
Hasta aquí un pequeño resumen del año. Quiero daros las gracias por estar ahí, acompañándome, incluso si este año he podido visitar menos vuestros blogs, si apenas he tenido tiempo para escribir y tengo un montón de reseñas pendientes, pero gracias por vuestras visitas y vuestros comentarios. Os deseo un 2016 lleno de sonrisas, de felicidad, de cultura y de cambios para mejor en España y en todo el mundo. ¡FELIZ AÑO NUEVO!
