Sumisión es la novela más reciente de Michel Houellebecq, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS. La novela nos lleva hasta 2022, cuando están a punto de celebrarse las elecciones presidenciales en Francia y el Partido de los Hermanos Musulmanes ha adquirido una relevancia electoral muy importante.
Este nuevo contexto le sirve a Houellebecq para contar la historia de Francois, un profesor universitario de Literatura que ve cómo su vida salta por los aires cuando la coyuntura sociopolítica experimenta un cambio tan drástico en relación a los anteriores 70 años, en los que la socialdemocracia parecía instalada y enraizada en las bases de la Europa occidental. Ya, en 2015, se ha visto que no era así: en España con la aparición de nuevos actores políticos que han dinamitado el sistema bipartidista, en Francia con la imparable escalada del Frente Nacional y en Grecia se ha impuesto un nuevo orden que cuestiona esta Europa ultraliberal y capitalista en la que priman los mercados financieros sin importar demasiado el bienestar y la dignidad humanas.
Sumisión, como suele ocurrir en las novelas de Houellebecq, es una novela con un argumento interesante e intenso, visionario, que se queda siempre en un segundo plano, porque lo que de verdad importa aquí es realizar un diagnóstico del ser humano enmarcado en la sociedad destructiva que ha ido construyendo, una sociedad que empuja hacia la soledad, descarnada de emociones sólidas y abandonada a pláceres fatuos. Sumisión es también, y puede que sobre todo, una novela sobre la necesidad del hombre de aferrarse a algo cuando está perdido, y ahora, seguramente, estemos más perdidos que nunca como colectividad. Para ello cuenta la historia de Huysmans, que se convirtió al catolicismo al final de su vida. Es así que Houellebecq crea un interesante paralelismo entre su personaje y el escritor francés: Vida y Literatura.
Estamos ante un ejemplo más del buen hacer de Houellebecq, de su capacidad para contar con pulso firme y sin miedos, para dejar de lado los prejuicios y las valoraciones externas. Houellebecq centrado en el poder de las palabras, como de costumbre, y en la profundidad de las sentencias.
En definitiva, Sumisión es una disección del alma humana, con reminiscencias de 1984, la obra maestra de George Orwell. Y es también una sensación punzante que se prolonga tras la lectura durante días, durante semanas, incluso cada vez que uno recuerda este libro siente un pellizco en alguna parte de la conciencia. Ahí, en ese pellizco, radica la grandeza de esta novela de forma sosegada y fondo irreverente. Grande Houellebecq, grande siempre.
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Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria