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domingo, 14 de diciembre de 2014

Crónica | Concierto de Joaquín Sabina en Madrid



Joaquín Sabina regresaba a casa, a Madrid. 

Un esperadísimo concierto porque, después de cinco años sin actuar en solitario, se le echaba de menos en la capital. De ahí que las entradas volaran. El antiguo Palacio de los Deportes (ahora rebautizado con el nombre de una tarjeta de crédito, cosas del sistema capitalista...) estaba lleno a rebosar, impregnado de ese ambiente especial que recubre toda la ciudad en tiempo de navidad. Esa fina película de emoción se ensanchaba por los nervios de escuchar a Sabina en directo. 

Pero Sabina decepcionó. 

La noche empezó bien. Con su bombín y su voz ajada (Que sonaba en plena forma, todo hay que decirlo), Sabina cantó para llenar de alegría y de amor estas 500 noches de crisis, que ya son, en realidad, muchas más. Canciones de ayer y de antes de ayer, que suenan, quizá, algo más cansadas hoy, por las arrugas de lo vivido. Pero que suenan con la misma rotundidad y solidez de siempre. 

Pero en algún momento, algo de rompió. Primero fue un parón, un pequeño descanso que pasó inadvertido al público. Cuando salió, explicó que no se encontraba bien y Madrid le arropó. El concierto siguió, pero en medio de Y nos dieron las diez anunció que no podía más y que no tocaría los bises que había preparado. Faltaron Contigo, Y sin embargo, Pongamos que hablo de Madrid. Temas clásicos que forman parte de la historia colectiva de España. Canciones con las que hemos crecido, canciones míticas, que han conformado lo que somos. 

Fue una pena terminar el concierto así, ¿quién sabe si el último? Pase lo que pase, quedará en el recuerdo haber visto al poeta en directo. Y haberle visto en Madrid, en esta ciudad entre tonos de gris por culpa de sus saqueadores y mediocres dirigentes, un Madrid que pronto, ojalá, volverá a despertar con la dignidad y la alegría del pueblo.

Texto:  Ismael Cruceta @Cajondehistoria

miércoles, 16 de julio de 2014

CONCIERTO | ZAZ en el Festival Cruïlla Barcelona


Un concierto único para poner el punto y final a tres días magníficos de música en el Festival Cruïlla. Un broche de oro insuperable. La cantante francesa Zaz llegaba a Barcelona para repartir alegría con su música, que es pura vida y suena a calle y a circo y a jazz. 

Saltaba al escenario (literal) a las siete de la tarde, cuando el sol dejaba respirar un poco, y lo hacía cantando On irà, que fue el primer single de su álbum Recto Verso y que logró, además, el Número 1 en CAJÓN DE HISTORIAS. Una descarga de tolerancia y unidad y respeto para comenzar. 

Desde ahí, un repaso por sus dos álbumes, con sus canciones más conocidas que un público entregado cantaba en francés. Y qué genial resulta ver qué tanta gente conoce las letras de sus canciones en francés, y que el inglés no lo acapara todo, afortunadamente. Y qué conmovedor fue tener a una mujer al lado que no podía contener las lágrimas, y me miró y se le escapó una risa nerviosa para decirme "jo, es que es muy emocionante". La artista chapurreó castellano, había anotado todo aquello que quería decir, y la gente disfrutó con su espontaneidad y sus ganas. 

Ente los temas de su segundo álbum, además de la mencionada On irà, interpretó Comme çi, comme ça, cantó Gamine, dos temas que son un reclamo a la identidad y a la dignidad. Cantó Cette journée, una de mis favoritas, que habla de un amor fugaz que permanece dulce en el recuerdo. Y también hubo espacio para la reivindicación, para hacer un llamamiento a respetar la Tierra, que es nuestro hogar, que no podemos seguir dañando así, y su voz se rompía desgarrada para gritar al público de Barcelona T'attend quoi?. 

Con una banda de músicos impecable que incluía saxofón, trompeta, guitarra y contrabajo, no faltaron tampoco algunas de las mejores canciones de su primer álbum. No faltó su homenaje a la gran Edith Piaf con Dans ma rue ni tampoco la maravillosa Eblouie par la nuit. Y para finalizar, con el alma en pie, la alegría desbordada y los brazos abiertos, Je veux, la canción con la que se dio a conocer. Todo una filosofía de vida. 

Uno de esos conciertos que acaban y te dejan la sensación de lo hermoso que es amar la vida, amar música y de los que se puede añadir, simplemente, MERCI, MERCI, MERCI. 

Texto e imágenes: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

lunes, 14 de julio de 2014

CONCIERTO | CALLE 13 en el Festival Cruïlla Barcelona


Era casi la una de la madrugada y nuestro mar estaba detrás, iluminado por una luna muy blanca de Barcelona. Las ganas a flor de piel para recibir a Calle 13, que aparecían en uno de los escenarios del Festival Cruïlla y congregaban a miles de personas con ganas de bailar, de acompañarles en sus letras y de brindar por el aguante. Residente lucía una camiseta en la que se leía 'I love Escrache' y comenzaba el tiempo de protestar,  era el momento de que sonara la música por la dignidad. 

Los puertorriqueños hicieron un repaso por las canciones más populares de su carrera. Sonó Vamo' a portarnos mal, No hay nadie como tú, Fiesta de locos La vuelta al mundo con las manos agarradas para darle la vuelta al mundo, que falta le hace. También sonaron las más nuevas, las de su álbum Multi_viral: sonó Adentro, una de las canciones más limpias del disco, y la gente gritaba "cuando la tiranía es ley, la revolución es orden". Sonó Ojos color sol, sin Silvio, hubiera sido demasiado ya, y sonó El aguante, que ha sido Número 1 en CAJÓN DE HISTORIAS. Y en el escenario, al fondo, una bandera de Palestina, que tanto está sufriendo estos días por culpa del genocidio israelí. 

Y así, de repente, entre canción y canción, uno no se había percatado del viaje realizado. Un viaje hasta Latinoamérica, con sus verdes, sus ritmos, sus jugos y sus sonrisas. Su forma de vivir. Y entonces sonó precisamente esa canción, Latinoamérica, que "es como un himno de nosotros", como dijera Mercedes Sosa para referirse a Canción con todos, y que es totalmente aplicable al tema de Calle 13, protagonistas del mes de julio en este espacio. Un pueblo sin piernas pero que camina. Difícil contener tanta emoción, sentir que estaba allí de nuevo, en Latinoamérica. Sentir que, a veces, es necesario volver allá. 

Un concierto que fue un derroche de energía, un llamamiento a vivir haciendo aquello que se desea hacer, a dedicar nuestra vida a trabajar intentando hacer lo que nos gusta. Y para culminar la fiesta, una de sus primeras canciones: Atrévete. Gratitud máxima por traer a Barcelona un pedazo de tanta alegría, de tanto compromiso y de música, de buena música que cuenta tantas cosas que, a veces, cuesta creer que quepan en canciones. Pero así es.  

Su última frase, una declaración de principios: Puerto Rico libre. ¡Qué así sea!


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Imágenes tomadas de Cruïlla Festival 

martes, 18 de febrero de 2014

CONCIERTO | VANESA MARTÍN pone voz y música a las emociones


De pronto nos volvemos a ver, en nuestro gesto no hay resignación. Casi dos años después de la última vez, el tiempo pasa tan rápido, caben tantos momentos en dos años, tantas emociones, cabe una vida en Bolivia que te hace mirar el mundo con otros ojos. Dos años pero las ganas intactas y la emoción de punta en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid como escenario de este nuevo encuentro. El aforo lleno, la iluminación perfecta y el sonido impecable para iniciar un recorrido por estos ocho años de música, por estos tres discos que han puesto música y letra a la historia de mi vida, a una parte de ella, de esta vida que me arrastra de aquí para allá, porque de pronto una canción me lleva a ti, a personas que ya no están pero estuvieron, porque por una vez aprendí que no pintabas nada ya en mi vida. Y uno sigue adelante, siempre, es lo que tiene el tiempo, que no se para, pero la música permanece para pintar de recuerdos esos momentos que guardamos intactos en algún lugar hermoso que está a veces entre entre el corazón y el estómago, y otras se agarra a la garganta y se escapa por los ojos. Qué bueno nacer valiente.

Vanesa Martín derrochando emoción y desparpajo a partes iguales, interactuando con un público que empezó el concierto sin hacer demasiado ruido, pero que fue soltándose poco a poco, sintiéndose cada minuto un poquito más a gusto, más relajado y, finalmente, más entregado, hasta llegar a un final con más de diez minutos de ovación. Una noche de sorpresas: antes de cantar Durmiendo sola, le dio las gracias a David de María, que estaba allí entre el público, por apoyarla desde el principio. Y él, sin micrófono, subió al escenario porque quiso acompañarla en esa canción que la malagueña se empeña en decir que es un tema alegre, y quizás tenga razón, porque de lo que se trata es de ser feliz, a pesar de todo, y no resignarse a la mediocridad. Un sorpresa para el público que se repetiría gracias a India Martínez, que tuvo que bajar desde la entreplanta para cantar 90 minutos en un dueto improvisado que sonaba a magia y a generosidad recíproca. Finalmente, con el dúo DMEI cantó Si me olvidas.

Un concierto emocionante en el que Vanesa Martín demostró que se hace camino al andar, que su técnica vocal es cada vez mejor, que su sensibilidad permanece ahí, al borde de la piel, y que los años no pasan en balde, no, sino que pasan y se nota la experiencia y las tablas ganadas. Un concierto que culminó con un regalo para los asistentes: Polvos de mariposa, que será uno de los temas que formarán parte del cuarto álbum de la artista, que estamos esperando ya como agua de mayo. Una canción preciosa.

Nos faltó Mejor no mirar atrás, un bonus track de Cuestión de piel que teníamos tantísimas ganas de escuchar en directo. Otra vez será, habrá más, seguro. Mientras tanto, seguimos viviendo, seguimos tomando decisiones que marcarán nuestro destino, porque yo no sé qué va a pasar entre nosotros... y aunque pase o no, nada cambiará. Y seguimos llenando con conciertos como éste la banda sonora de nuestras vidas.

  
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Fotos: Laura Cruceta 

domingo, 9 de febrero de 2014

CONCIERTO | LAURA PAUSINI celebra en Madrid sus 20 años en la música


Por una vez que tengo tanto, que no importa cuánto... Qué necesito aquí, sino a ti. Así, con una declaración de intenciones, empezaba el concierto para celebrar los veinte años en la música de Laura Pausini. Sigo estando aquí, de nuevo un escenario, continuaba cantando la italiana a su público español, con el que ha mantenido una relación de amor y fidelidad durante dos décadas, sin grietas, en un vínculo casi idílico para este tiempo de cantantes efímeros de un sólo éxito, de productos lanzados y engullidos por las prioridades de un sistema sin frenos en el que lo único que importa es vender y ganar, en el que no hay tiempo para detenerse y expresarse con calma, sin 140 caracteres como barrera. Por eso, que una cantante como Laura Pausini haya tenido la oportunidad de madurar con su público, de crecer con artista y poder cantar y contar todo lo que le ha latido en el corazón durante estos veinte años es todo un motivo de elogio y celebración. 

Una noche que fue como un viaje por su trayectoria musical y por la historia de nuestras vidas, porque dos décadas dan para tanto, para reír, para amar y dejar de amar, para bienvenidas y para despedidas, como cuando cantó En cambio no, un tema dedicado a su abuela, una despedida antes el último suspiro, pero con la alegría de poder decir adiós sosteniendo su mano, y así los vacíos se revisten de recuerdos más alegres. 

La italiana derrochó buen humor y derrochó simpatía en el imponente Palacio de los Deportes de Madrid, contó anécdotas, como cuando su hermana le anunció que se iba a casar pero no tenían una canción de enamorados. "¿Que la hermana de Laura Pausini no tiene una canción de amor con su pareja?", decía la cantante en una pequeña parodia de sí misma que hizo reír al público. 

Y aunque la mayor parte del concierto fue en español, también cantó en italiano, y también cantó en inglés. Porque de cantar se trataba y en el lenguaje universal de la música, Laura Pausini ha demostrado una calidad vocal impecable, una mezcla de candidez y fuerza que no ha decrecido con el paso del tiempo. Y estuvo acompañada por un impecable grupo de coristas, y por una maravillosa orquesta de cuerda y también por una banda de guitarras, batería y teclados que hicieron más especial el concierto. 

Cantó Víveme y el Palacio se llenó de corazones, cantó Escucha atento, cantó Volveré junto a ti. Y así, en ese viaje hacia el pasado, fue acercándose a sus primeras canciones, aquellas primeras letras de amor adolescente que le dieron la fama a mediados de los años noventa, y juntos, Laura Pausini y el público de España, recordaron Las cosas que vives, Amores extraños, Se fue en una nueva versión que suena a salsa, y finalmente su primer tema, La soledad. "Si hoy mi realidad es mucho más grande que mi pequeño sueño os lo debo a vosotros. Y es que gracias a vosotros, entre  mis miedos y mis inquietudes no existe más la soledad". Dijo antes de profesar su amor una vez más por este país.

Un concierto que se convirtió en un pequeño repaso de nuestra propia vida, porque veinte años dan para mucho. Y al final, eternamente agradecida, Laura Pausini hizo mención a su hija, que ayer cumplía su primer año de vida y lo celebró aquí, en Madrid, en España, en el último y emotivo concierto de su gira europea. 




Texto, fotos y vídeos: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

viernes, 24 de enero de 2014

CONCIERTO | Manuel Carrasco hace sentir a Madrid


Poco después de las nueve de la noche se apagaban las luces del Teatro Circo Price de Madrid, uno de los lugares más mágicos de la capital, con un aforo medio, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, lo justo para crear ese vínculo perfecto entre público y artista. Y una luz iluminaba el centro del escenario y aparecía él, Manuel Carrasco, vestido de negro, con su guitarra en la mano: un acorde, un arpegio y una frase: yo entiendo lo de olvidarnos, lo de matarnos por dentro. Un golpe de efecto para comenzar, esa canción, Entiendo, que acaba con unos versos y un grito desgarrado. Y el público dejándose ya el alma con ese primer tema, aplaudiendo con el estómago encogido por el impacto. Y una mujer lloraba ya a mi lado, quizás es que se acordaba de alguien y le seguía doliendo.

Así se iniciaba un viaje por estos diez años de carrera, una década en la que Manuel Carrasco ha madurado como cantante y como compositor hasta ocupar ese lugar preferente en la música española, hasta convertirse en ese músico sólido que es hoy, capaz de remover las entrañas con sus letras que pellizcan a cualquiera que ha sentido o ha dejado de sentir eso que llaman amor alguna vez. Porque de sentir se trata, de hacer sentir, y en eso, el de Huelva es un maestro. 

Un concierto con un sonido perfecto en el que equilibraba las canciones más animadas con otras más íntimas, en la que alternaba temas como Tan sólo tú con otras como ¿Qué nos está pasando? en una interpretación magistral, en un derroche de lamento que te deja vacío. Para cantar Otoño, octubre le acompañó Pablo López, y cuando sonó Mujer de las mil batallas se la dedicó a "esas niñas de 50 años y más que han echado a la vida lo que hay que echar, unas agallas que no he visto en ningún hombre".

Y así, poco a poco, repasando estas canciones que han ido dando forma y sentido a su trayectoria musical, que en realidad no ha hecho más que empezar, Manuel Carrasco llegaba a la última parte del concierto para cantar dos de sus temas nuevos, tan apropiados en estos días en los que Madrid, España, anda algo gris y que invitan a seguir adelante, a no salirse del camino, por difícil que nos lo pongan a veces: No dejes de soñar, y Aprieta, que terminó tocando al piano. 

Madrid aplaudía, el Price vibraba y él salía de nuevo al escenario, solo con su guitarra, para cantar un fandango de Huelva, para regalar también un tema que no ha grabado todavía y que se llama Confieso que he sentido, como este disco que vosotros elegisteis como el Mejor Álbum de 2013 en CAJÓN DE HISTORIAS, para dejar a los asistentes callados cantando sin micrófono y para, por fin, gritar al cielo que sí, que soy afortunado, "porque los mayores tesoros que tengo no los he comprado". Grande, muy grande.


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Fotos: Laura Cruceta 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Crónica del concierto de ROZALÉN en Madrid


Si tuviéramos que utilizar una de esas fórmulas manidas que nos enseñaron durante la carrera de Periodismo, diríamos que la de anoche fue "la puesta de largo de Rozalén". Un lleno absoluto en la sala Joy de Madrid que recibió entre aplausos a la cantautora, que aparecía en escena poco después de las nueve de la noche con la emoción colgada de su sonrisa, el vello erizado y una lágrima contenida de emoción. Porque Madrid sigue siendo Madrid, a pesar de la basura que colmaba la Calle Arenal y a pesar de la basura de alcadesa, y la capital palpita unas ganas de música, de cultura, que dan un calor especial que arropa a los cantautores. Y eso se nota. 

Desde el principio, la artista derrochó buen rollo y conexión con un público que cantó sus letras de pequeñas historias cotidianas, de pequeñas arrugas en las comisuras de tanto reír, de maripositas a las que no nos da la gana cortar las alas, de amores con VIH que siguen siendo amores, porque ante los sentimientos ¿quién puede luchar?

La cantante, acompañada de cinco músicos y una intérprete de lengua de signos, marcaba con su voz y su entidad diferentes estilos: desde el pop más puro de 80 veces, "para los despechados", dijo, hasta los ritmos reggae de Saltan chispas, pasando por un chotis, sí, sí, un chotis, en un pequeño tributo a Sarita Montiel, mancheguísima, como ella. Y sin olvidarse del tronío del sur que tiene Me arrepiento, con esa parte final de bulería cargada de sentimiento. Hasta se atrevió Rozalén  a cantar por Chavela Vargas, a cantar Llorona, un lamento que no hay que cantar, que hay que penar para que vuele y cobre sentido ese duelo. Y ella lo consiguió. 

Entre los invitados de la noche, Carmen Boza y Paco Cifuentes, con el que cantó uno de los temas más emocionantes del concierto, Tu boca, que nace de las entrañas. Y cuando Rozalén cantó Alivio las lágrimas se desbordaron por fin, tranquilas, lágrimas de emoción en ese agradecimiento, quizás, por todo lo que le está pasando, porque a pesar de esos momentos difíciles finalmente todo cobra sentido, gracias a la música. "Sin gente como vosotros que acude a los conciertos, cantantes como yo nos tendríamos que marchar de este país".

Una noche emocionante, donde brilló la buena música en directo. Una noche en la que Rozalén conquistó un trocito del corazón de esos madrileños que siguen creyendo en el hermoso latir que tiene la capital y que culminó con un regalo y con una promesa: Volver, de Carlos Gardel, una canción eterna, cantada a capella, solamente su voz y ese sentir que es un soplo la vida, que no vamos a dejar que se nos escape.


Fotos: Laura Cruceta

sábado, 27 de abril de 2013

Concierto de ANA BELÉN y VÍCTOR MANUEL en Bolivia


Bajo la luna llena de La Paz, esta luna de abril que nombran Derroche, llegaban Ana Belén y Víctor Manuel por primera vez a Bolivia para contar y para cantar, en una manifestación de vitalidad, de voz y de sensaciones. Un concierto que quisieron que fuera como un viaje, como las estaciones, y en el que conquistaron al público paceño que casi llenaba el Teatro al Aire Libre, para afirmar finalmente que sí, que ha sido el comienzo de una bonita amistad. Y es que una parte de ellos se queda ya acá, entre las esquinas de esta ciudad donde los colores te explotan en los ojos, donde se mezcla lo nuevo y lo antiguo, en una preservación de la cultura admirable, envidiable incluso.

Ni el jet lag (aterrizaron el mismo día del concierto), ni la altura que embota la cabeza y hace que te falte el aire afectaron a los dos cantantes españoles, que comenzaron el concierto antes de la hora prevista cantando a dúo uno de sus temas más conocidos: Contamíname. Desde ahí, fueron alternándose cantando una canción cada uno ante un público efusivo por igual, que gritaba con las canciones de él y también con las de ella, que mostraba su entusiasmo y su agradecimiento por recibir aquí, en el corazón mismo de Latinoamérica, a dos de los cantantes más míticos de la vieja España. Porque es importante que se fomente la cultura, que se fomente aquello que nos hace más grandes por dentro, que nos lleva hasta otros lugares y nos da una visión más amplia del mundo en todos sus sentidos.


Alguno de los temas más conocidos que cantó Ana Belén fueron España camisa blanca de mi esperanza, esa canción cuya letra parece estar escrita ayer mismo, tal y como está la situación política y social, justo ahora que el mísero gobierno ha reconocido que no bajará la tasa de desempleo durante su legislatura... deberíamos sacarles a hostias si hace falta... España camisa blanca de mi esperanza reseca Historia que nos abrasa con acercarse sólo a mirarla...  España camisa blanca de mi esperanza la negra pena nos atenaza... quisiera poner el hombro y pongo palabras que casi siempre acaban en nada cuando se enfrentan al ancho mar... España camisa blanca de mi esperanza, a veces madre y siempre madrastra... quién puso el desasosiego en nuestras entrañas, nos hizo libres pero sin alas, nos dejo el hambre y se llevó el pan... España camisa blanca aquí me tienes, nadie me manda, quererte tanto me cuesta nada... 

También cantó la madrileña, que está a punto de cumplir 62 y tiene un aspecto físico y una fuerza dignas de admiración, algunos de los temas que han pasado de generación en generación y que forman parte del imaginario colectivo de todo un país: Lía, Peces de ciudad, El hombre del piano o Sólo le pido a dios, esa canción que nada tiene que ver con una deidad, no, sino que es un canto a la vida y al compromiso, porque nada tendría sentido si la guerra nos fuera indiferente, si el dolor ajeno no nos importara...


El asturiano cantó a su región, cantó A dónde irán los besos, Nada sabe tan dulce como su boca o Sólo pienso en ti, un tema del que explicó la historia que lo inspiró, la historia entrañable de los dos discapacitados psíquicos que se enamoraron y que consiguieron casarse a pesar de que el arzobispado de Córdoba no se lo permitía, "pero siempre hay curas que los tienen bien puestos", dijo, y ahora ese matrimonio tiene tres hijos, ya adultos, ya graduados. 


El público cantó de principio a fin cuando, casi finalizando el concierto, interpretaron La puerta de Alcalá, que me llevó de viaje a Madrid durante un ratito, a mi Madrid que hoy anda algo triste porque no le dejan ni gritar frente al Congreso de ese grupo de ladrones, a mi Madrid al que querer tanto me cuesta nada. Pero no quisieron irse de La Paz sin tocar No sé por qué te quiero, quizá, la mejor manera de confesar su amor por Latinoamérica, que tanto cariño ha demostrado por estos dos cantantes españoles durante décadas. Un concierto verdaderamente entrañable. 


martes, 16 de abril de 2013

CONCIERTO DE SILVIO RODRÍGUEZ EN BOLIVIA


Treinta años han tenido que pasar para que Silvio Rodríguez regresara a Bolivia. Y la casualidad ha querido que justo me encuentre en el corazón de Latinoamérica para poder asistir a este concierto mítico en una oportunidad única. 

Silvio, acompañado con su guitarra como un fusil cargado de balas que son flores rojas aterrizó en la ciudad de Santa Cruz ante un público de 30.000 personas que había llegado de diferentes partes del país: paceños, cochabambinos, tarijeños... todos unidos en la música y en las historias de este trovador que ha cantado durante tantos años a la Revolución que tachan de vieja y a mí, no se por qué, me parece renovada cada noche de luna. Silvio, fiel a sus ideas, fiel a sus reclamos, a ese saber no puede ser lujo, quiso comenzar cantando Segunda cita, el tema más apropiado para este reencuentro que se ha hecho esperar demasiado tiempo, toda una vida.

Con nuestras credenciales. 
El cubano cantó y cantó... y emocionó con su voz especial, intacta después de tantos años, cuando cantó La maza, esa pequeña obra de arte que habla de la dignidad. Acompañado por un grupo de músicos increíbles, que dejaron boquiabierto al público cuando en el intermedio interpretaron el tema instrumental Chan Chan de Compay Segundo.  

Y en la última parte el viejo marinero del Playa Girón se quedó él solo ante el público. Solo con su guitarra. Fueron los temas más emotivos: Ojalá, probablemente su tema más conocido, con esa letra que es un rechazo desde el más profundo amor; cantó Unicornio, una oda a la creatividad, a la inspiración perdida, quizás a la amistad; y cantó Te doy una canción, una de las que más hermosas, te doy una canción hago un discurso sobre mi derecho a hablar, te doy una canción y digo patria... te doy una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla...

Antes de acabar quiso regalar al público y dedicar al presidente Evo Morales, allí presente, El necio, una de las que más me gusta, cuya letra es todo un ejemplo de dignidad, de la fidelidad que mencionaba antes, que escribió como referencia a esa Revolución que ha apoyado durante toda su vida y de la que, en los años noventa, decían que había decaído tanto, pero yo me muero como viví.

Y después de que el público boliviano coreara su nombre una y otra vez regresó al escenario y tocó Pequeña serenata diurna. "Soy feliz, soy un hombre feliz", dice su letra. No podía concluir mejor la noche. 

Un concierto de los que conforman tu pequeña historia, de esos para recordar y contar cuando pasen los años, cuando quizá, algún día triste, la Revolución se venga abajo... aunque ojalá que eso nunca ocurra, que siempre nazcan nuevas revoluciones que tiñan de claveles y música y amor a los pueblos que ansían ser libres. Ojalá una Revolución inunde España de color y alegría, la que tuvo un día y que ya no tiene más.



jueves, 21 de marzo de 2013

Concierto de LISE en Bolivia


Ayer, miércoles 20 de marzo, en el bonito teatro municipal de la Paz Alberto Saavedra, tuvo lugar el concierto de la cantante Lise, enmarcado dentro de la semana de la francofonía que están impulsando desde la Embajada Francesa o la Alianza Francesa, entre otras instituciones. 

Nada sabía de la cantante, apenas escuché un poquito de su música en la mañana, por lo que llegué sin esperar demasiado. Pero os lo digo ya, fue toda una delicia. Y Lise me dio más de lo que esperaba. 

Con el teatro prácticamente lleno, la francesa salió al escenario y se sentó frente a su piano para presentar las canciones de su primer álbum, Paris, y tocar también su propia y personal versión de otros temas, como Pimp de 50Cent. Casi desde la primera nota ya tenía al público en el bolsillo. Porque Lise es una de esas cantantes con una elevada formación musical que además es capaz de arriesgar, de buscar nuevos sonidos en su voz y también en el piano, de interactuar con el público al que pidió que la acompañara en uno de los temas con sus llaves que, sorprendentemente, sonaban bien. Capaz de jugar con la entonación y la interpretación para dar a los textos un sentido completo. 

Alrededor de una hora y media de temas en francés y en inglés, que iban desde la chanson francaise más pura con reminiscencias de Coeur de Pirate y su delicadeza hasta temas de aire indie que recordaban a Florence + The Machine y su fuerte personalidad. 

Un equilibrio perfecto entre canciones tristes de voz y piano cargadas de emoción, y otros temas alegres y divertidos, como el que trataba sobre el miedo escénico. Una mezcla perfecta de letras sobre la nostalgia que se siente por un lugar o por una persona, letras de bellas imágenes, y otros textos ligeros sobre n'importe quoi.

Lise, que se atrevió a dar las gracias en español con su acento francés tan lindo, visiblemente emocionada ante el público de La Paz, hizo un concierto hermoso. Todo un descubrimiento, todo un regalo.

She's made of death:


Les bal des autos:

sábado, 15 de septiembre de 2012

ANA TORROJA: Concierto en Móstoles


Todavía estaba yo comiéndome mi bocadillo de lomo adobado en una caseta del PSOE, sentado en una mesa con un hule estampado de flores y bebiendo mi cerveza en vaso de plástico cuando comenzaba a cantar Ana Torroja en la Finca Liana de Móstoles. Así somos aquí, que lo mismo mezclamos lo más mundano con lo más cursi. El lomo con el pop. Y a Ana Torroja con Juan Magan en menos de tres días. 

Para cuando acabé mi plato que me supo a gloria, Anita llevaba ya cuatro temas, de esos que ha sacado en solitario y que ya no gustan tanto, aunque a fuerza de escucharlos en Los 40, uno termina sabiéndose de cabo a rabo. Me incorporé cuando empezó a cantar las canciones que yo, y los miles de mostoleños y mostoleñas que, vaso en la mano, allí estábamos presentes, realmente queríamos escuchar: las canciones de Mecano. Esas con las que hemos crecido generación tras generación. Fueron de esos temas de los que estaba conformado la mayor parte del concierto. Vamos, que Ana Torroja vive de las rentas. Y lo digo sin acritud, no me malinterpreten. 

La cantante no estaba muy dinámica ayer. Es normal. La pobre tiene un papelón con el tema ese de Hacienda, que le reclama más de un millón de euros entre unas cosas y otras, y la semana pasada misma se hizo público que su abogado intenta pactar con la Fiscalía para evitar la pena de cárcel. Sí, sí, así como lo leen. Normal que la mujer no tuviera el cuerpo para mucho movimiento. Pero aún así, lo que es cumplir, cumplió. Y he de reconocer que su voz sigue sonando dulce, totalmente reconocible. Y reconozco también que fue un lujo escuchar las canciones de Mecano en directo y en su voz. Porque en directo las había escuchado en el musical Hoy no me puedo levantar. Pero en su voz no pensaba que tendría la suerte de escuchar algunos de esos temas que me siguen emocionando, aunque los haya escuchado mil veces, como Me cuesta tanto olvidarte, Mujer contra mujer, Sentía o El 7 de Septiembre. No pensaba que los escucharía en directo porque no pagaría dinero por ir a un concierto suyo, incluso haciéndolo, no encontraría en mi entorno a alguien que lo quisiera pagar también, así que hubiera tenido que ir solo o nada. Pero aquí, en Móstoles, los conciertos son gratis. Bueno, entiéndanme, no es que los artistas vengan por su buena voluntad a deleitarnos con su arte, lo que quiero decir es que ya paga el Ayuntamiento. Vamos, que hay untamiento. Que los conciertos los pagamos todos. Tampoco sabía que Ana Torroja estaba de gira. Pero la pela es la pela. O el euro es el euro. Para que no me digan que estoy desfasado... o adelantado, quien sabe, que tengo un lío...

En fin, que disfruté del concierto, que disfruté de Cruz de navajas, de Maquillaje, de Hijo de la luna y hasta de Me colé en una fiesta, que es escucharla y entrarme un buen rollo que ni se pueden imaginar ustedes. Que hasta me olvidé del lío de Hacienda. Y ella, que al final se puso a bailar como una loca.



miércoles, 13 de junio de 2012

Vanesa Martín en Concierto: Sintiéndonos la piel en el Arteria Coliseum de Madrid


"Madrid es mi segunda casa" fue una de las primeras frases que pronunció la cantante malagueña Vanesa Martín en la presentación de su tercer álbum, Cuestión de piel en la capital. Su casa desde que cogió su guitarra para cantar en el Búho Real, y la ciudad en la que ha crecido como artista. De ahí los nervios que confesó sentir al estar en el Teatro Arteria Coliseum de la Gran Vía. "Un sueño hecho realidad".

El de anoche fue un concierto en el que se mezcló la fuerza de su banda y la intimidad de su voz, en el que sonaron los temas más potentes de sus discos y otros en los que no hacía falta más que su guitarra y el sentimiento ante un público que aplaudía entusiasmado desde el principio y que, según avanzaba el concierto, se iba sintiendo más cómodo, porque de sentir iba la cosa, y al final el Teatro Arteria Coliseum no pudo reprimir levantarse, levantar las manos, levantar la voz y dejarse la piel. Que de eso, de piel y de sentimiento, es de lo que está conformada la música de Vanesa Martín.

La artista cantó al completo los temas de su tercer álbum, y también quiso recordar algunas de las canciones de sus dos anteriores discos: Puedo llamarte, El tren de la cordura, Aún no te has ido o Durmiendo sola, de la que siempre resalta que es una canción positiva. Durmiendo sola, una canción que dijo que la acompañará de por vida. "Bienvenida sea". 

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando se colgó la guitarra por primera vez y se sentó para cantar No matemos el tiempo. Un tema que compuso para su abuela, para su abuela que le pedía una canción una y otra vez, para su abuela que se quedó muy delgadita y que decía tener miedo de que su marido, que ya no estaba aquí, no la fuera a reconocer cuando se reencontraran en otro lugar. 

La cantante derrochó alegría, creando un vínculo bonito con su público, habló y contó anécdotas, nos explicó el porqué de alguna canción, como con Arráncame, y de repente sonó Si pasa o no, lo que le hizo reír y pidió a los que escriben el orden del repertorio que hicieran la letra más grande y que no lo pusieran todo tan juntito. 

Vanesa Martín es una de esas cantantes que no sólo canta con su voz, sino también con sus manos, con sus ojos, con sus gestos. Por eso es un lujo verla en directo. Y ya de camino al final, cantó No te pude retener acompañada de su amiga Malú, un regalo para todos los presentes. El concierto estaba llegando al final. Un par de canciones más y las luces se encendieron. Pero todos sabíamos que no se iría.

Así fue. Salió de nuevo, se sentó al piano y cantó Ey. Y después Trampas, uno de esos temas que son capaces de describir de principio a fin los sentimientos, la historia de una persona. Quizá ahí radique el éxito de la cantante, en removerte, con su voz y con sus letras, los recuerdos, que se van haciendo dulces con el paso del tiempo. Y como colofón final para un concierto redondo, Sintiéndonos, porque de eso se trataba, de sentir, de sentirse. Objetivo conseguido.


P. S. Muchísimas gracias a Aletheia13 por permitirme usar sus fotos para esta entrada. Podéis ver el álbum completo haciendo click AQUÍ.

martes, 20 de septiembre de 2011

NIÑA PASTORI: Concierto en el Teatro Coliseum de Madrid


Cuando, en la noche de ayer lunes, se apagaron las luces del teatro Arteria Coliseum de Madrid y comenzaron a sonar los primeros acordes de una melodía, la gente se quedó callada, expectante a la salida de la artista, para descubrir además qué melodía era la que sonaba. Un foco de luz se iluminó en la parte izquierda del escenario, y una voz llenó todo el espacio. Es la verdad, querer así es un pecao válgame dios...  La piel se erizaba, el inicio fue espectacular. 

Niña Pastori nos presentó su nuevo álbum, La orilla de mi pelo, del que ya os he hablado y del que os he presentado algunas canciones, pero también hizo un recorrido por alguna de sus mejores canciones, elegidas con gusto, teniendo en cuenta el espacio en el que nos hallábamos, un teatro, donde la voz y la melodía suenan de una manera especial. La Pastori cantó Puede ser, uno de mis temas favoritos, que tanto me emociona, con esa letra que hizo que se me saltaran las lágrimas, llenando mi cabeza de recuerdos y de melancolía: Puede ser que nos veamos otra vez otros ojos, no lo sé, y tú no digas nada... puede ser que nos veamos otra vez con la misma mirada... 

La gaditana sacó su vena más flamenca cantando alguna de sus mejores bulerías, sacando todo su arte a relucir y, tras ese momento, hizo un pequeño descanso donde se cambió de vestuario y volvió para cantar los temas en los que su voz suena más elegante, transpirando sensibilidad por todos los poros de la piel, como en Cuando nadie me ve, una de sus joyas prestadas, o Hablo contigo, perteneciente a su último álbum.

Para cantar Cuando te beso sacó a una de sus fans, nos contó que esa chica la seguía desde el principio de su carrera con muchísima entrega, que incluso apareció en el parking donde celebró su boda para darle la enhorabuena. Me parece un regalo precioso, todo el detalle el de la artista.  No se despidió sin cantar Cai, ese homenaje a su tierra, una de sus canciones más hermosas, y el escenario se llenó de gente en un colofón final convertido en una fiesta flamenca.

Fue un concierto hermoso, lleno de una magia especial, que a algunos se les hizo corto, en el que Niña Pastori derrochó timidez y simpatía a partes iguales y, lo más importante, derrochó voz. 

Gracias a mi madre por invitarme a este concierto, a mi hermana Pilar por invitarme a cenar y por enseñarme a amar la música de Niña Pastori, a la que sigue desde el principio de los tiempos, y Laura Cruceta, una gran fotógrafa, por hacer estas fotos tan maravillosas que publico hoy aquí. 


Os dejo algunos vídeos de Niña Pastori, algunos son del concierto de ayer, otros no los he encontrado todavía: 

martes, 19 de julio de 2011

Concierto de VANESA MARTÍN en Fuengirola (Málaga) + ARRÁNCAME (letra y video)

 

El mes de febrero fui al concierto en el Teatro de Madrid que ofrecía Vanesa Martín. La casualidad, el destino, no lo sé, quiso que precisamente los días que he ido a Málaga (voy desde hace años, es casi como un ritual: sin "Málaga bendita" no hay verano) la cantante actuara allí con motivo de las fiestas del Carmen. Y no me lo podía perder. No podía porque la primera vez que la vi en directo fue espectacular, porque quería verla esta vez al aire libre (nada tienen que ver los conciertos en teatros y pagando y aquellos al aire libre y gratis) y, por qué no decirlo, porque "necesitaba" escuchar de nuevo Arráncame, uno de los temas que irán en su próximo disco, que ya cantó en el otro concierto y nos pidió que por favor no publicáramos el vídeo en YouTube, algo que ha sido respetado durante meses.

Antes de ella, actúo una orquesta que tocó canciones conocidas por todos. Después salió Vanesa Martín para darme cuenta de que hay artistas con muchísimo carisma, que llenan el espacio, que con su forma de cantar, con su manera de animar al público y con su entrega consiguen una calidad al alcance de pocos. Y, en este segundo concierto, he podido comprobar que Martín es de esas cantantes que ganan en directo, que su voz adquiere una fuerza y sentimiento que a veces se diluye en los discos. 

Dio un repaso a su álbum Trampas y cantó alguna de las canciones de Agua, su primer disco. Y, sobre todo, presentó Arráncame, consiguiendo dejar al público mudo, por la descarga de emociones. Ella misma ha puesto el enlace del vídeo, que comparto ahora con vosotros y espero que lo disfrutéis. A mí me encanta. Gracias Vanesa por tu buen hacer, por tus letras que forman parte de mi vida, porque ya he dicho en alguna ocasión que has conseguido contar y cantar parte de lo que he sentido, gracias por tu simpatía y, sobre todo, gracias por tu música. 

Lo que empecé a vivir en primavera,
me di cuenta de lo que era
ayer mientras me despedía.
Cerré los ojos y al tragar saliva,
aquel nombre se me iba
como espuma de cerveza.

Ay, pasan,
los coches pasan
con sus historias.
La vida queda en las casas
y en la memoria.


La libertad que yo probé contigo,
–no hay vergüenza, te lo digo–
era lo que más me frenaba.
Por miedo a no saber corresponderte.
Qué bueno nacer valiente,
cómo afrontas lo que pasa.

Arráncame
la piel a tiras porque sé
pasaste por mi lado y no te supe, no te supe ver.
Arráncame y enrédate conmigo,
y rómpeme el vestido,
cansemos hasta los amaneceres.

Me desperté con el sol en la cara
y las arrugas de mi cama
eran las que más me pedían...
Entre revistas y algún que otro diario,
retrasé mi calendario
para ver si así volvías.



miércoles, 16 de febrero de 2011

VANESA MARTÍN EN CONCIERTO EN EL TEATRO DE MADRID

Vanesa Martín salía anoche con puntualidad inglesa al escenario del Teatro de Madrid. Ella sola y su guitarra, y arropada por su público, comenzó cantando Trampas, la canción que abre su último álbum, la mejor manera de empezar un concierto que se preveía intenso y emotivo. De pronto una canción me lleva a ti, de nuevo hay un pellizco en este corazón…

Tras esta canción, salieron al escenario sus cuatro músicos, y la malagueña saludó a Madrid, la ciudad que la vio crecer artísticamente y que tan especial conexión tiene con los aires del sur, para después hacer un recorrido por los mejores temas de sus dos discos, Agua y Trampas. Cada vez sintiéndose más cómoda, haciendo al público más partícipe en cada canción, conectando con todos, derrochando simpatía y sencillez, y emocionando con sus letras de historias cotidianas y, casi siempre, tristes.

La cantautora, dotada de una especial fuerza creativa, de una sensibilidad sencilla y certera que le ha llevado al éxito, que hace sentir a su público identificado por sus letras, cantó temas como Si me olvidas, La vida, Hago música o Aquí y ahora, con los que su interpretación y su voz emanaron sentimiento, y cada movimiento de su cuerpo, su cara y sus manos, introducen al público en esa historia.

Uno de los momentos más íntimos del concierto fue cuando cantó Durmiendo sola (actual número 1 en Mis canciones del mes de Febrero), cantada con voz y piano. Y también fue muy especial el momento en el que presentó un tema inédito, que se incluirá seguramente en su próximo álbum: Arráncame. La artista pidió a los presentes que no colgaran el tema en Youtube, que respetaran la magia de la música. No seré yo quién lo cuelgue, más que nada porque cuando voy a un concierto voy a disfrutarlo, no a grabarlo. Lo que puedo afirmar con rotundidad es que es un tema cargado de pasión desgarrada, que cortó la respiración de todo el teatro que no pudo más que deshacerse en aplausos cuando finalizó el tema.

Un concierto fresco y bonito, con toda la belleza que tienen siempre los conciertos que se hacen en teatros. Una cantautora que disfruta con lo que hace y que tiene la suerte de hacer la música que quiere y le gusta, y eso es una suerte, no sólo para ella, sino también para el público. Mi enhorabuena desde CAJÓN DE HISTORIAS.


domingo, 6 de febrero de 2011

CONCIERTO BENÉFICO DE LUZ CASAL: Crónica


El pasado viernes el Madrid Arena acogía el concierto benéfico contra el cáncer de la cantante Luz Casal. Empezó fatal, la organización más pésima que he visto en mi vida: los empleados no eran capaz de colocar a los asistentes, perdidos buscando sus butacas porque en la entrada no indicaba en qué sección se encontraba. Menos mal que cuando se apagaron las luces y salió Luz ella ocupó todo.

Fue un concierto muy emotivo, era  uno de los primeros tras las últimas sesiones de quimio y radioterapia a las que se ha sometido la artist para superar su segundo cáncer de mama.Y las 10.000 personas que llenaban el Madrid Arena tenían la sensibilidad a flor de piel.

El concierto comenzó con los boleros de su último álbum, La pasión para después hacer un recorrido por sus canciones más rockeras y también aquellas canciones que todos conocemos, que forman parte de la Historia de la música española: Piensa en mí, Entre mis recuerdos, No me importa nada o Plantado en mi cabeza.

Los aplausos del público ponían los pelos de punta, su entrega, y Luz, la Edith Piaf española, la gran dama de nuestra música, no pudo responder más que con gratitud y con la misma entrega, derrochándo energía y vida. Fue un concierto precioso.

Os dejo el video de uno de los temas que cantó, Gracias a la vida, con el que dijo sentirse plenamente identificada, y yo no pude reprimir las lágrimas de emoción:

lunes, 13 de diciembre de 2010

CRÓNICA DEL CONCIERTO DE LADY GAGA EN MADRID

Por fin llegaba el 12 de diciembre de 2010. Una fecha señalada en el calendario de 18.000 personas desde hace muchos meses. El motivo: el concierto más esperado del año. Lady Gaga llegaba a Madrid. Ya en el metro se respiraba el ambiente festivo, gente disfrazada de la artista, con pelucas rubias, rayos pintados en la cara, latas de coca-cola como si fueran rulos e incluso sombreros de cigarrillos. Una mezcla, cuanto menos, colorida y especial.

Por lo visto hubo problemas en el acceso debido a la venta de entradas falsas. No me enteré demasiado del tema, pero a todos los que compraron las entradas en sitios no oficiales lo único que les puedo decir es que la ilegalidad tiene sus riesgos. En este caso, quedarse sin ver un espectáculo vibrante.

La silueta de la artista salía al escenario antes de las 9:20, el público gritaba como loco, la emoción se masticaba en el ambiente. Comenzaba la fiesta, porque el concierto de ayer fue, ante todo, una fiesta. Lady Gaga se dirigió a sus “pequeños monstruos” una y mil veces, no paró de hacer referencias a sus fans y a Madrid, les dio la mano a los de las primeras filas de la pista, entonó el “happy birthday” a uno de los seguidores del público que cumplía años (y cuyo acompañante preparó una pancarta para dejarlo bien claro), recordó cuando en febrero de 2009 visitó Madrid por primera vez justo antes de la enorme explosión mediática que viviría. Se cambió de ropa no sé cuántas veces, luciendo los vestidos estrambóticos e imposibles que tanto le gustan, derrochando su no-sencillez estilística.

Lady Gaga ha sabido confeccionar un discurso de ánimo que quizá hiciera falta a muchos, un discurso de motivación en el que prima el amor propio, en el que se exalta la diferenciación y en el que, lo más importante, es aceptarse a sí mismo, estar orgulloso de cómo se es, de libertad, de amar a quién se quiera, de amar a todos. Por eso su próximo disco se llamará Born this way, un título que entonamos anoche en el Palacio de los Deportes abarrotado (he de reconocer que escuchar a 18.000 personas diciendo Born this way me pareció muy sectario…) De todas maneras, creo que si ha conseguido todo este éxito, ha conseguido superar en tan poco tiempo a artistas tan consagradas como Christina Aguilera es gracias a este discurso, es gracias a su estrambótica forma de vestir y también a su voz y a su manera de tocar el piano. Y a un show espectacular, caro y a la altura de los más grandes.

El periódico El país titulaba la semana pasada, tras el concierto de la artista en Barcelona: “La patrona de los inadaptados evangeliza el Palau Sant Jordi”. Ayer Gaga dijo algo así como que los inadaptados eran los que estaban fuera. No me gustó nada ese titular de El país, de inadaptados nada, ayer el Palacio de los Deportes era todo un canto a la integración, a la diversidad y a la libertad. Sobre todo a la libertad.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Marta Sánchez en Concierto + Crítica de 'De par en par'

El teatro Compac de la Gran Vía madrileña acogía el viernes el segundo de los cuatro conciertos que ofrece la mejor voz española por motivo del lanzamiento de su álbum De par en par, con el que celebra 25 años de carrera.

Marta Sánchez ofrecía un espectáculo maravilloso en el fondo y en la forma, con un público adulto aficionado a la buena música (me consta que incluso aquellos que no son fans de la cantante alabaron el concierto). Todo un recorrido que comenzaba en los años 40 del siglo XX, al puro estilo de Rita Hayworth en Gilda y que finalizaba en un escenario futurista lleno de luces y con un sonido mucho más electrónico. Y un derroche de voz y de sentimiento en el que la artista pasó de las lágrimas de agradecimiento a una risa nerviosa por algún comentario que debió hacer alguien del público mientras cantaba Colgando en tus manos sin Baute.

Marta Sánchez ha sabido defender su espacio en el complicado mundo de la música, y como ella misma dijo: "Todo el esfuerzo tiene al final su recompensa".

Una primera parte en la que fue todo voz y buen gusto, un paseo por alguno de los temas que le han dado la popularidad a una cantante que ha ofrecido más de 1.000 conciertos y ha vendido más de 7 millones de discos, como Soy yo, Vivo por ella o Desesperada. Pero estas canciones, muchas de ellas de un pop ligero, se presentaron revestidas por sonidos jazz y swing y arropadas por un coro formado por tres mujeres y un hombre que constituían el mejor coro que he escuchado en mi vida (después de las coristas de Mariah Carey, a quién vi en el año 2000 en el Palacio de los Deportes), el corista masculino tiene una voz que, os lo prometo, me ponía los pelos de punta todo el rato. Hubo incluso algunas pinceladas de gospel. 

Después de una primera parte cargada de intensidad, Marta Sánchez dio un vuelco y el escenario se transformó en una pista de baile, para cantar temas de su última etapa como Levántate o Si me cambian los recuerdos, y canciones más antiguas como Desconocida o Quiero más de ti, o incluso Soldados del amor, un himno de principio de los años noventa, que con un sonido 100% actual, el público aplaudió más que efusivamente.

Eché de menos No te quiero más, una de mis canciones favoritas en español y Escrito sobre el viento, que canta a dúo con el  fallecido Antonio Vega en el nuevo disco. 

Todo un lujo poder asistir a ese concierto, todo un lujo ofrecer un concierto así en la Gran Vía. Porque fue todo un homenaje de buena música, una mezcla de emociones y sonrisas, un recorrido por los mejores años de nuestra vida, como una de las canciones que cantó anoche. Creo que ha sido uno de los conciertos más bonitos a los que he ido en mi vida.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Yann Tiersen en concierto

Yann Tiersen emociona a Madrid

Tenía una espinita clavada. Cuando vivía en Montpellier, el músico francés Yann Tiersen dio un concierto en la sala Rockstore, en la que pasé después unas cuantas noches míticas, tantas risas con gente especial a la que me unen vínculos que ni el tiempo ni la distancia podrán destruir, aunque de algunos lo que quede sea ya únicamente el vínculo del recuerdo.

No fui a ese concierto en Montpellier, no sé muy bien por qué, quizá por el dinero que costaba la entrada, yo era estudiante por aquel entonces (en realidad lo sigo siendo, aunque ya no estoy matriculado en ninguna universidad, de estudiar no sé acaba nunca...), quizá porque no sabía demasiado de Tiersen, pero el caso es que no fui. Una amiga, que sí lo hizo, me dijo tras el concierto que Yann Tiersen era un semidios, que sólo le faltaba ser inmortal para ser un dios.

Y después escuché una y otra vez la Banda Sonora de Amélie, mi banda sonora favorita de todos los tiempos, que me pone los pelos de punta y me entran ganas de llorar con sólo escuchar los primeros acordes, lágrimas de emoción mezcladas con melancolía de un tiempo pasado que ya no volverá, lágrimas de felicidad que no llegan a brotar nunca, porque los chicos no lloran, como dijo Miguel Bosé. Y escuchando a Yann Tiersen y pensando en aquel concierto al que no fui, se me clavó una espinita.

El pasado martes, cuatro años después, me la quité. Yann Tiersen venía a mi Madrid para abarrotar La Riviera, testigo de otras cuantas noches míticas. Es lo que me gusta de la capital, que respira cultura, que la gente se mueve tanto, que no para de moverse, que paga por disfrutar de ella, porque la cultura es un bien por el que merece la pena pagar. En cada esquina hay conciertos, ciclos de cine, exposiciones de fotografía. También hay muchísimas  actividades gratuitas. Pero Madrid no te pone las cosas fáciles, no te arrastra hasta ellas, sino que exige que los ciudadanos formen parte activa de la ciudad. Y no es válido el letargo. Hay que moverse, buscar, seleccionar... y entonces se consigue respirar esa cultura que exhala la ciudad por los cuatro costados.

Yann Tiersen llegó a Madrid para emocionar aquí también. El multiinstrumentista se aleja de los circuitos comerciales, no le hacen falta y no los quiere. Y sin detenerse apenas en la banda sonora que le otorgó el reconocimiento mundial consiguió que el público aplaudiera entusiasmado. Tiersen presentó Dust Lane, su último trabajo en el que explora nuevos sonidos, más oscuros, mucho menos luminosos que aquellos de Amélie. En el escenario estuvo acompañado por una banda de músicos que le dieron al conjunto un sonido compacto. La mayoría de las nuevas canciones tienen un crescendo que eleva la musicalidad y hace que explosionen en un apocalipsis de sonidos que aceleran el pulso.

No estoy seguro si es un semidios, como decía mi amiga, pero sí sé que cada vez que cogía el violín conseguía que naciera esa magia especial, que la ruidosa Riviera callara para escuchar, respetar y disfrutar con su virtuosismo. Calidad superior.