martes, 28 de abril de 2015

Reseña | Moderato cantabile, de Marguerite Duras


Volver a Marguerite Duras es volver a sentir el eco de las palabras dentro del cuerpo. 

Esta reseña se atasca en la garganta, se escapa por los ojos en forma de agua sin saber muy bien por qué. La tristeza, que uno no sabe de donde viene, se queda aguerrida en las entrañas por ese personaje triste y hermoso de Anne Desbaresdes.

Decía el magnífico prólogo de Cristina Peri Rossi que esta es la historia de una fascinación. Y no podía encontrar la palabra más precisa. Esa fascinación por un grito desgarrado, un grito de amor o de odio, quién sabe, que llevó a Anne Desbaresdes a ver su vida desbaratada frente a un hombre, Chauvin, y un vaso de vino. 

A ser consciente de un vacío irremediable en su alma, tan grande que no cabe en su mansión, ni en el amor de madre, que dicen que es el más grande. 

Anne Desbaresdes, una Madame Bovary del siglo XX. 

Marguerite Duras, autora de la imprescindible novela El amante, despliega una vez y siempre un carisma narrativo irrefutable, en el que cada palabra escrita tiene encapsulada la belleza, y en el que cada hueco en blanco dice tanto o más que cada una de esas palabras. Porque de lo que se trata aquí es, sobre todo, de la composición de la novela, brillante. Moderado y cantante. 

Y no es fácil leer Moderato Cantabile, como no es fácil la tristeza, que en las tardes se entremezcla con vinos y con hastíos y con estíos. Pero háganlo, igualmente háganlo. 


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

sábado, 25 de abril de 2015

18 Festival de Málaga | Crítica de 'Hablar' + Palmarés

Las palabras de 'Hablar' se las lleva el viento

Texto: Natalia Pulido 

Un año más, CAJÓN DE HISTORIAS ha vivido en primera persona esta fiesta del cine y no quería pasar por alto elPremio Jurado Joven otorgado a la Mejor Película de la Sección Oficial de Largometrajes a concurso al film Hablar, de Joaquín Oristrell.

Hablar, que se estrenará en las salas de cine el próximo 12 de junio, ha sido rodada en un plano único y en continuidad. Se trata de un viaje entre el teatro y el cine que transcurre en el popular barrio de Lavapiés de Madrid durante una calurosa noche de agosto de 2014. Durante 75 minutos y medio kilómetro de recorrido, veinte personajes en plena crisis económica, política y existencial hablan, discuten, ríen, lloran, amenazan, susurran, gritan, roban, se citan, se enfadan, se abrazan y proponen al espectador una reflexión sobre el inmenso poder de la palabra.

La guinda del pastel, que enriquece de manera sublime esta obra, es el elenco del que se nutre para transmitir todas esas emociones que te mantienen pegado al asiento con la vida a flor de piel. Ellos son Sergio Peris Mencheta, Estefanía de los Santos, María Botto, Raúl Arévalo, Marta Etura, Juan Diego Botto, Astrid Jones, Dafnis Balduz, Mercedes Sampietro, Nur Levi, Miguel Ángel Muñoz, Carmen Balagué, Goya Toledo, Secun de la Rosa, Álex García, Antonio de la Torre y Melanie Olivares.

“El ser humano, que tiene la capacidad de hablar, puede hacer cosas maravillosas pero también espantosas”, explica Joaquín Oristrell haciendo referencia a Nur Levi, que encarna uno de esos personajes que te lleva a la desesperación de querer, en ocasiones, nutrirte solo del silencio.  “Vivimos estupefactos por todo lo que pasa a nuestro alrededor. Todos los actores decidieron sobre qué querían hablar cubriendo así todas las generaciones”.

“La decisión de hacerlo en un solo plano viene porque desde hace años venimos estudiando fórmulas para expresar lo conseguido y cuando se presentó esta opción pensé que sólo sería posible mostrarlo de esta manera, cosa que motivó muchísimo a todo el equipo. Lo que parecía una necesidad se convirtió en un estilo que creó una tensión especial entre todos que se plasma hasta en los ojos”, continúa Oristrell.

Es un retrato claro de la España 2014/2015. “Es una comedia bárbara que me traslada a ese Valle-Inclán de Luces de Bohemiacon Max Estrella paseando por las calles de Madrid rodeado de prostitutas y mendigos, una brillante visión de aquella época”.

“En una semana de trabajo se empezó a animar mucha gente”, cuenta Juan Diego Botto que explica que en la ironía de su personaje se siente tremendamente cómodo ya que el tema de la inmigración es algo que tiene muy cercano”. Un personaje que está en constate lucha para encontrar miles de razones de justificar lo injustificable.

Y así, en este baile de actuaciones todo lo que va ocurriendo es irrepetible. “Éramos como una compañía de teatro, un elenco que estaba unido como si llevaran años trabajando juntos. Las propuestas más atrevidas son las de Joaquín  y las de Cristina Rota que son los que paren esta idea y nos meten a todos en ella”.

María Botto, encarna a una mamá en situación extrema, “es una realidad de muchos padres que tienen que mantener a su familia con 300 euros”. Y Miguel Ángel Muñoz, se convierte en un adicto a la pornografía. “El texto era absolutamente modificable, la experiencia de recorrer todos a una más de medio kilómetro ha sido increíble”, explica.

Una trama donde se muestra el lenguaje y su perversión, sus mensajes dobles y el como utilizamos el lenguaje para decir otra cosa. La actriz Carmen Balagué, es la madre que ha de entender y escuchar a su hijo. “A partir de ahora sólo voy a grabar planos secuencias”, bromea en la presentación de la película en Málaga.

Pero en toda reflexión se encuentra el silencio, aquel que nos ahoga en la quietud del tiempo estigmatizando nuestro pasado y nuestro presente. En ese papel se encuentra Estefanía de los Santos. “La falta de pudor y la necesidad del otro es lo que quise trabajar”. 

Todos ellos bailan al golpe de ¡acción! y al espectador se le encoje el alma porque puede sentirse reflejado en uno u otro papel. Amar, odiar, echar de menos, sentirte frustrado, ahogarte en un deseo, mentir, realizarte, imponerte, excitarte, todo esto en un vaivén de palabras donde yo también me levanto en esa sala cine para aplaudir ese texto final que te eriza la piel.



PALMARÉS DEL 18º FESTIVAL DE MÁLAGA 

Conocemos hoy el palmarés de la sección oficial de largometrajes a concurso que ha decidido el jurado de la 18 edición del Festival de Málaga integrado por Judith Colell (presidenta), Nathalie Poza, Manuela Velasco, Unax Ugalde, Santi Amodeo, Pau Esteve Birba y Patrick Bernabé y que, a continuación, os hacemos llegar:

- BIZNAGA DE ORO A LA MEJOR PELÍCULA: A cambio de nada, de Daniel Guzmán.

- BIZNAGA DE PLATA PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: Los exiliados románticos, de Jonás Trueba.
- BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR DIRECCIÓN: Daniel Guzmán por A cambio de nada.
- BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ: Natalia de Molina por Techo y Comida.

- BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR ACTOR: Ernesto Alterio por Sexo fácil, películas tristes
-Mención especial del jurado para Emilio Palacios por Los héroes del mal.

- BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Nidia Bermejo por La deuda (Oliver’s deal).
- BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR ACTOR DE REPARTO: Antonio Bachiller por A cambio de nada.
- BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR GUIÓN: Barney Elliott por La deuda (Oliver’s deal).

- BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR MÚSICA: Tulsa por Los exiliados románticos.
-BIZNAGA DE PLATA A LA MEJOR FOTOGRAFÍA–DELUXE: Marc Gómez del Moral por Requisitos para ser una persona normal.
- BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR MONTAJE: David Gallart por Requisitos para ser una persona normal.
- BIZNAGA DE PLATA AL MEJOR GUIONISTA NOVEL: Leticia Dolera por Requisitos para ser una persona normal.

jueves, 23 de abril de 2015

¡Feliz Día del Libro 2015!



¡Qué alegría celebrar juntos un nuevo 23 de abril: el Día del Libro! 

Este año lo celebro en Tegucigalpa, Honduras, ciudad que me acoge y en la que vibra con intensidad la cultura centroamericana. Quiero compartir con vosotros algunas frases de obras de Alejandro Palomas (protagonista del mes) que me he topado en mis recientes lecturas. Frases que, por un motivo o por otro (por su fuerza, por su belleza, por su profundidad o su elegancia) se han quedado conmigo.


Y es que, cuando lo pienso, me duele tanto haberos dado un padre así que no sé como pediros perdón.(...) Pero lo que más me duele es haberme perdido tantos años de mi propia vida. (...) Es que no sabía que la vida podía ser de otra manera. Que podíamos estar así, tan bien. 

Tú que escribes tan bien, cariño ¿no podrías pensar en una frase que me sirva para pedir perdón a tus hermanas y que suene bonito?

Todos hemos sido algo que muchas veces explica lo que somos ahora

Yo daría la vida por poder abrazar a mi madre una sola vez, una sola, y por poder decirle que lo he conseguido, que he salido de lo que he salido y que me falta su mirada para saber que lo he hecho bien. 


No te hagas nunca vieja, Ilona querida. No hay nada más cansado ni más desagradecido.

Mi dirá usted que la política no le interesa, como hacen muchos viejos a los que, en su pequeña mezquindad, les importa solo lo que les toca de cerca, es decir: su dinero, sus hijos, sus nietos, su salud y su aburrimiento. Peor me lo pone. Prefiero un viejo facha que un viejo no comprometido. No lo olvide.

No hay nada más triste que una vida arrepentida, hija, ni nada más pobre que una muerte quieta.


Me pregunto quién coño les habrá a estas mujeres que sufrir en silencio te hace mejor. 

***

Pero este año, con la emoción todavía intacta por la despedida de Eduardo Galeano, al que tanto admiraba y que fue también protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, no podía obviar algunos extractos de una de sus obras que más he disfrutado, La canción de nosotros, que estuvo entre mis mejores lecturas del pasado año. Gracias maestro Eduardo Galeano por tus palabras, por todo el bien que me ha hecho leerte, por lo que me que queda aún por descubrir de tu obra y, sobre todo, por la dignidad latinoamericana. Gracias.


En el espacio breve de tu cara cabía toda mi libertad y sobraba sitio.

Naciste mañana, morirás ayer: dijiste dirás adiós: amor o miedo ardiendo en esos ojos que me miraron la próxima última vez.

Yo al diario lo quería. Vos sabés que lo hacíamos a pulmón, sin cobrar nada o cobrando de a puchos y muy salteado, y que le metíamos de todo, a muerte, por el puro gusto que te da poder decir lo que creés y decirlo junto a otros que creen lo mismo.

Sabré que la muerte está en la vida, como fin anunciado de la gente que uno quiere y las experiencias que lo hacen a uno feliz. 

Ya habrá tiempo para estar tristes. Años para estar tristes. Y toda la muerte, que es tan larga. Ahora no. No tenemos derecho. 

lunes, 20 de abril de 2015

Reseña | El alma del mundo, de Alejandro Palomas


Segunda novela que leo y reseño de Alejandro Palomas, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS y que fue finalista (es, de hecho, la última finalista porque desde el año siguiente se suprimió tal mención) del Premio Primavera de Novela en 2011 (ganó Raúl del Pozo por El reclamo, una novela que ha pasado sin pena ni gloria ¿no? pero bueno, este premio lo han ganado escritores mediáticos, como Fernando Savater, Lucía Etxebarria, Rosa Montero o incluso Màxim Huertas, y entre las obras galardonadas me cuesta encontrar novelas que hayan pasado a la Historia de la Literatura, pero en fin, el tema de lo premios, al menos de algunos premios, ya saben lo que tienen...)

El alma del mundo es la historia de Clea y Otto, dos ancianos desconocidos que ingresan en un centro geriátrico de lujo, y a su cuidado está Ilona, una joven húngara que intenta rehacer su vida partida en Barcelona. 

Escrita con una cadencia hermosa que impregna de musicalidad toda la historia, estamos ante una novela de amistad en el final de la vida, con tres personajes (especialmente los femeninos) muy bien perfilados. Nuevamente Alejandro Palomas demuestra su maestría a la hora de crear personajes, de dotarles de personalidad, de pasado y de presente. En esta ocasión destaca enormemente el de Clea, esa vieja roja y cascarrabias, fumadora empedernida, que se convierte en el eje que vertebra la novela, en la protagonista brillante que deja, aun así, el espacio necesario al resto de personajes para que puedan brillar igualmente.

El alma del mundo es una novela tierna, que se lee rápido y que gusta, que gusta mucho porque sus frases desprenden belleza y sus protagonistas ternura. Solo puedo ponerle un "pero", y es que desde el principio me imaginé el argumento y lo acerté al 100%, como si le hubiera faltado un giro más a la historia para impactar al lector, para acelerarle el corazón y dilatarle las pupilas. Pero, aún así, merece la pena leer El alma del mundo, una novela blanca, y conocer a Clea Ross, una abuela con mucha marcha. 


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

jueves, 16 de abril de 2015

Reseña | El río del Edén, de José María Merino


Daniel viaja, junto a su hijo Silvio, hasta la laguna de Taravilla, Guadalajara, donde vivió los días más hermosos de su historia de amor con Tere, para esparcer las cenizas de esta. Durante el trayecto, Daniel recuerda en un tono íntimo cómo fue la relación más importante de su vida. 

El río del Edén, que ganó el Premio Nacional de Narrativa en 2013, el de la Crítica de Castilla y León y fue elegida Mejor Novela de 2012 por El Cultural, es una historia de amor y desamor, pero sobre todo de redención. 

Escrita con el pulso firme de un narrador brillante, la obra perfila a la perfección los tres personajes principales:

  1. Daniel, el protagonista, con el que es muy complicado empatizar al comienzo, puesto que el personaje escupe sin pudor todas sus debilidades y todos los errores cometidos. Pero según avanza la historia vas a comprendiendo la humanidad de un personaje que ha ido avanzando a trompicones y al que la vida le ha puesto pruebas que no ha sabido, quizás, afrontar. Todo un reto el de José María Merino al perfilar un personaje tan complejo, a sabiendas de que el lector reprobará muchos de sus actos durante buena parte de la obra. 
  2. Silvio, el hijo adolescente con síndrome de Down, que sigue y seguirá siendo siempre un niño, inocente y puro, que habla a la urna de su madre muerta, que está obsesionado con los extraterrestres. Probablemente, el personaje más brillante de la novela y el eje que todo lo une. 
  3. Y Tere, evocada siempre a través de las palabras de su esposo, idealizada quizás, pero siempre más digna y casi siempre más coherente, excepto una sola vez, la cual resultó crucial en su vida y en el desarrollo de su historia. Puede que ella sea el blanco y él el negro de una historia de amor que resultó finalmente de una variada tonalidad de grises, en la que la deslealtad, el egoísmo y las decisiones personales tuvieron una especial relevancia
El río del Edén es una novela dramática, cargada de símbolos (los amantes expulsados del paraíso) que disecciona con acierto las relaciones amorosas y también las paterno-filiales; es una novela dura, desprovista de sentimentalismos y con algunos pasajes realmente hermosos. Es una novela que a veces duele, porque te hace darte cuenta de cómo el tiempo todo lo cura, pero porque el tiempo todo lo hiere, y resulta casi imposible preservar la pureza del amor. Solo queda revestirlo con otros sentimientos hermosos, la risa, la complicidad y el apoyo mutuo. Muy recomendable. 

La edición que yo he leído es la de Círculo de lectores, cuya portada es la imagen de cabecera de esta reseña, pero he visto que la portada de Alfaguara es distinta y me ha encantado. ¿Cuál os gusta más?




Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

lunes, 13 de abril de 2015

Crítica | Loreak (Flores), de Jose Mari Goenaga y Jon Garaño


Loreak fue una de esas películas pequeñas que consiguen hacerse un hueco entre las más grandes. La razón es sencilla: es grande. Sé que el inicio de esta reseña no es demasiado brillante, pero es la verdad. Me explico: una película en euskera, con un presupuesto modesto, firmada por unos directores no muy conocidos y sin ninguna cara demasiado popular entre sus intérpretes no tiene, aparentemente, los ingredientes para colarse en los circuitos comerciales. Pero desde que se pudo ver en el pasado Festival de Cine de San Sebastián, Loreak fue haciéndose un hueco en las carteleras y los espectadores, aquellos que la habían visto, se esforzaban en resaltar sus aspectos positivos: su bella fotografía, sus interpretaciones impecables, su guión y su drama contenido. Y así fue como se coló en la categoría reina de los Premios Goya. Y estar entre las cinco mejores películas del año (para los académicos) es, sin duda, un escaparate estupendo. 

A mí Loreak se me escapó, no logré verla en el cine. Tuve que esperar a que la estrenaran en Filmin para hacerlo. Pero no quería quedarme sin verla. Y ha merecido la pena. 

Uno no está acostumbrado a ver cine en euskera, pero la verdad que hay en esta película supera cualquier barrera lingüística. Es una historia sencilla: una mujer, en plena menopausia, empieza a recibir un ramo de flores de un anónimo en su casa cada jueves, hasta que, por un suceso, esas flores dejan de llegar. Pero el vínculo que se ha creado entre la protagonista y ese emisor desconocido es ya muy fuerte. Tan fuerte, tanto. 

Loreak es un drama tenue sobre la soledad, sobre la autoestima y la necesidad de estrechar lazos. Una película que utiliza las flores para hablar del amor y la muerte, porque flores hay a nuestro alrededor cuando nacemos y flores cuando morimos. Y flores que vinculan a las tres mujeres de esta historia; la que amó y se siente traicionada después de la pérdida, la que añoró amar, y la que fue golpeada por un remordimiento que le costó la razón. Vean, sientan, huelan estas flores, porque son flores enormemente bellas y profundamente elegantes. 


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

jueves, 9 de abril de 2015

Reseña | Una madre, de Alejandro Palomas


Una nochevieja en familia. Una familia en torno a una mesa. Una mesa con un plato vacío. Un vacío en el corazón de los personajes que llenar de nuevo, poco a poco. 

Así se podría resumir Una madre, la penúltima novela de Alejandro Palomas, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, Una novela que, probablemente, ha marcado un antes y un después en su trayectoria literaria y que le ha reportado un enorme reconocimiento en el mundo editorial. 

Y es que, desde el principio, Una madre crea una atmósfera especial que mezcla la risa y el drama. Amalia es el eje de una familia que, como todas las familias, vive sus más y sus menos. Sus momentos de profunda alegría y otros de dolor desgarrado por la vida, que va poniendo piedras en el camino y dejando cicatrices en la piel. Amalia tiene algunas de las que se ven y otras de las que no, pero siempre ha seguido adelante, por sus hijos y, aunque no sea del todo consciente, también por ella misma, en todo un ejemplo de coraje y dignidad. 

Una familia con una madre, dos hijas y un hijo, dos de ellos homosexuales, dos perros y un tío. También, incluso desde la ausencia, está presente el padre, que en cierto modo contribuyó a conformar el carácter del resto. Que estamos más vivos desde que la nube negra de papá no amenaza. Algunos de ellos tendrán cosas que anunciar esa noche, decisiones que marcarán sus destinos futuros. 

A través de la narración de Fer, el hijo, el lector va conociendo la historia de estos personajes marcados por las rupturas y las pérdidas, cada uno las suyas. Marcados por los errores y los aciertos, los rencores y los vínculos de amor. Alejandro Palomas construye un argumento que se sustenta en una narración sencilla pero cargada de sensibilidad y en los personajes, definidos con pulso maestro, especialmente el de Amalia, que derrocha ternura e inocencia a pesar de sus seis décadas de vida, que derrocha luz aunque en ciertos momentos se vislumbra en su carácter una madurez propia de una mujer que ha tenido que sufrir durante tantos años un marido empeñado en amargarle la existencia. Es que no sabía que la vida podía ser de otra manera. Que podíamos estar así, tan bien. 

En definitiva, una novela tierna, sin llegar a ser sensiblera, que se agarra a las entrañas y a veces hace reír y otras llorar, que se pega al corazón y se guarda en lugar privilegiado de la estantería, al lado de otras mucho más prestigiosas, más grandes y universales, el lector es consciente de eso, pero, a la vez, dice tanto, tanto de lo que ha logrado Alejandro Palomas gracias a Una madre: un rotundo éxito.

Gracias Alejandro Palomas, y qué suerte habernos encontrado. Qué buena suerte la nuestra.  


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

martes, 7 de abril de 2015

En Tegus no se camina: Y al tercer día resucitó

En Honduras, la Semana Santa es como el mes de agosto español: las ciudades se vacían, uno incluso puede respirar aire puro entre tanta contaminación habitual, los pueblos se llenan de “forasteros” y las playas se ponen a rebosar hasta el punto que hay que madrugar para “reservar” tu pedacito de arena.

Ante este panorama, ¿qué hacer? ¿quedarse en Tegucigalpa, ciudad en la que soy un recién llegado, para familiarizarme con sus lugares tranquilamente, o salir a conocer otras partes del país abarrotadas por una masa ingente de hondureños deseosos de vacaciones? Obviamente, la segunda opción es la correcta.

Así que, el pasado jueves y después de gestionar durante un día entero los preparativos del viaje, un lindo grupo de expatriados (dos italianas, dos españoles) nos pusimos en marcha hacia La Ceiba, en la costa norte de Honduras.

-          Medio de transporte: el coche de Lianna, que en realidad no es suyo sino que se lo ha alquilado a un señor.
-          Hotel: Jungle River, en pleno Parque Nacional Pico Bonito. A una media hora de La Ceiba.

Todo apuntaba a que serían cuatro días paradisíacos pero… después de conducir durante dos horas el coche empezó a ir a trompicones, así que paramos en una gasolinera. El señor gasolinero le echó un vistazo y nos dijo que “cheque” (que significa “todo bien” en hondureño). Pensábamos que era cosa del depósito, que se había gastado, pero una hora después el coche decidió entregar su alma y nos dejó en Potrerillos, una comunidad cercana a San Pedro Sula, la ciudad más peligrosa del mundo. Y es que, como canta Romeo Santos, la aventura es más divertida si huele a peligro...



Allí, en Potrerillos, estuvimos un par de horas (quizá tres) en un taller para ver si, dado que era Jueves Santo, ocurría el milagro y el coche resucitaba. Pero no fue así. Decidimos llamar a la grúa, que tardó en aparecer un par de horas más. El plan era el siguiente: el señor de la grúa nos llevaba a San Pedro Sula, donde dejaríamos el coche en un taller de confianza, y una vez allí, buscaríamos alguna forma de llegar hasta La Ceiba. El pequeño inconveniente es que, junto al conductor de la grúa solo pueden ir dos personas.

-          - ¿Pueden las otras dos ir subidas en el carro?
-          - Está prohibido, pero está bien – dijo el señor de la grúa (por cosas así amo esta región).

Así que Paola, mi compañera de piso, y yo, fuimos adelante como señores y las otras dos pobres atrás. Poco importaba que nos fuéramos a adentrar en un nido de peligrosidad y delincuencia, para nosotros parecía que lo peor había quedado atrás, de hecho, yo me relajé tanto que me quedé dormido mientras el conductor nos explicaba algunas cosas interesantes sobre la región, como que hay una cordillera que desde ahí, al norte de Honduras, llega hasta Paraguay (¿se lo inventaría?). Pero mi sueño se vio interrumpido bruscamente por un retén policial. Porque, señoras y señores, ¿qué más puede ocurrirte si se te estropea el coche cerca de San Pedro Sula y llevas de manera "ilegal" a dos chicas europeas en un vehículo encima de una grúa? Pues ahí lo tenéis: que te pare un policía y te enteres de que el conductor tiene la licencia caducada desde hace tres meses y no le deje continuar. Yo ya estaba rezando a mi querida virgen de la chikunkuña para que el policía no descubriera a las chicas atrás y nos acusara de trata de blancas. Ellas, mientras tanto, agachadas y sudando a chorro vivo. Afortunadamente, la virgen escuchó mis plegarias (y el policía también) y permitió al conductor acercarnos hasta el taller mecánico con la condición de que después él debía regresar a por su multa. Ouh yeah, pulgares arriba. (No opinaría lo mismo el conductor de la grúa pero en fin…)

Una vez nos habíamos despedido del amable conductor y de nuestro querido coche fallecido, fuimos hasta la estación de autobuses, donde nos dijeron que ya no había más viajes programados para ese día. Vale, nos lo podríamos haber tomado como una señal del destino para que volviéramos a Tegucigalpa. Pero no. Somos perseverantes y audaces (por eso vivimos en Honduras). Y queríamos nuestro polo de menta en La Ceiba, ostias. Así que cogimos un taxi que nos llevara por el módico precio de 120 dólares hasta nuestro destino. Y esta vez sí, todo parecía que (por fin) iba rodado. Sonaba reggae en el auto. Después de varios minutos nos percatamos de que sonaba la misma canción de reggae todo el rato, pero qué más da, si estábamos de vacaciones y nos faltaban apenas cuatro horas más de viaje en carretera…



Llegamos a La Ceiba, por fin, pero hay un pequeñito detalle que al más perspicaz no se le habrá pasado: nuestro hotel estaba en Pico Bonito, unos 30 minutos al interior de La Ceiba. Así que amablemente le dijimos al taxista que nos llevara hasta nuestro destino real y lo hizo encantado por 30 dólares más. Lo que no sabía el taxista es que de La Ceiba a Pico Bonito la carretera se transforma en camino, sin farolas ni ningún tipo de luz, ni señalización alguna. Teníamos únicamente las indicaciones de la página web del hotel. El taxista se empieza a poner nervioso, a pisar el acelerador y a gritar improperios y otras cosas que no reproduciré aquí para no asustar (más) a mi madre, que se ha vuelto una mujer adicta a Internet y ahora tengo que tener mucho cuidado con lo que publico (mamá, si estás leyendo esto, no hagas caso de nada, es todo producto de mi imaginación, y recuerda que te quiero). Mi cuerpo empezó a sudar hasta por zonas en las que no sabía que se podía sudar. Nos agarrábamos las manos fuertemente para darnos ánimos los unos a los otros. Y finalmente llegamos al hotel. Prueba superada.

El resto de las vacaciones han pasado sin acontecimientos relevantes: nos hemos bañado en el Caribe escuchando incesantemente reggaetón y bachata, hemos comido pescado y bebido cerveza, hemos hecho rafting y nos hemos lanzado al río Cangregal desde una roca de cinco metros, hemos bebido más cerveza y probado guífiti, que es una bebida típica de los garífunas, un pueblo afrodescendiente hondureño, hemos sido picados por ciempiés y zancudos y hemos regresado a Tegucigalpa en nuestro coche que, como Cristo, resucitó al tercer día. 


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

sábado, 4 de abril de 2015

Mis canciones del mes de abril


10. Edurne: Amanecer (R)
Este es el videoclip de la canción con la que Edurne representará a España en el próximo festival de Eurovisión. Un tema pop con bastante garra pero que no termina de despegar y un videoclip con un aire kitsch total, que de hortera que es hasta tiene su punto. Y atención porque lleva más de un millón de reproducciones en YouTube. ¿Qué os parece?

9.  Florence + The Machine: St. Jude (N)
Y si hablamos de temas que no terminan de despegar, hay que hablar también de lo nuevo de Florence + The Machine, que es una canción de mucha calidad, con la impresionante voz de esta cantante, pero a la que le falta una parte final con más gancho.

8. Benjamin Clementine: Condolence (-4)
Si antes comentabas que a las canciones de Edurne y Florence parece que les falta algo que nunca llega, con este tema de Benjamin Clementine pasa todo lo contario. Si no tuvisteis la ocasión de escuchar el tema en la lista del mes pasado, aquí va una nueva oportunidad. Merece la pena.
 

7. Sia: Elastic Heart (R)
La australiana, que ya fue Número 1 con esta canción en CAJÓN DE HISTORIAS, se mantiene en la misma posición que el mes pasado. Elastic heart habla de la búsqueda del amor y de la insatisfacción continua.

6. Natalia Lafourcade: Hasta la raíz (N)
Esta es la canción que da título al nuevo de la cantante mexicana. Yo te llevo dentro hasta la raíz, y por más que crezca vas a estar aquí... Pienso que cada instante sobrevivido al caminar y cada segundo de incertidumbre, cada momento de no saber, son la clave exacta de este tejido que ando cargando bajo la piel...
  
5. Dread Mar I: Tú sin mí (N)
No conocía a este grupo argentino de reggae. Tú sin mí es un reggae suave, muy cercano al pop, totalmente pegadizo desde la primera escucha. Cuidado que se mete dentro y podéis estar tarareándola durante días...

4. Vanesa Martín: Me olvidé del azul (N)
Mientras esperamos el tercer single de Crónica de un baile, os presento Me olvidé del azul, un bonus de Crónica de un baile, y una de las nuevas canciones más bonitas de la cantante, de las que más me llegan. Llenaron nuestro techo de ventanas y detrás pusieron rejas imposibles de romper, dijeron que volar estaba a un paso sin contarnos que del aire no te puedes sostener. Ojalá que pronto, y de una vez por todas, nos olvidemos todos del azul.

3. Rose: Je compte (N)
La cantante francesa, que ya fue protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, estrena Je compte, el primer single del que será su cuarto álbum. Un tema folk al puro estilo Rose, sencillo y sublime.
 

2.  Miguel Campello: Parque Triana (N)
Hace casi un mes, el pasado 6 de marzo estuve en el concierto de Miguel Campello en la Sala Joy de Madrid. Fue un concierto, como casi todos los que tienen lugar en la Joy, en el que se creó un ambiente muy especial, una conexión muy íntima entre el artista y el público. Miguel Campello derrochó carisma y voz con su peculiar estilo flamenco-rock, en el que se exploran sonidos y se fusionan estilos. Y al final dijo una frase que se me quedó dentro: Yo me mantengo con las pocas que yo tengo, con los pocos sueños que yo sueño... Es del tema Parque Triana, que comparto aquí hoy.
 

1. Alejandro Sanz: Un zombie a la intemperie (+1)
Alejandro Sanz consigue su tercer Número 1 en CAJÓN DE HISTORIAS gracias a este tema cargado de bellas imágenes en el que se habla de la libertad, de las decisiones que se toman, de los amores que a veces se pierden en el camino, de las prioridades que establecemos para seguir adelante. Y de los sentimientos aferrados a las entrañas.

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

miércoles, 1 de abril de 2015

Protagonista del mes... Alejandro Palomas


Hace unos meses, igual que ocurriera anteriormente con Amélie Nothomb o César Pérez Gellida, cada vez que visitaba alguno de mis blogs de cabecera me encontraba con la presencia del mismo autor: Alejandro Palomas.

Esa campaña sincera que los blogueros pusieron en marcha para encumbrar Una madre hizo que no dudara en lanzarme a leer esa novela con una portada hermosa, de la que os hablaré en los próximos días y que estuvo entre mis mejores lecturas de 2014. Precisamente ese libro es la razón, junto con el lanzamiento de Un hijo, por la que he dedicido que Alejandro Palomas sea el protagonista del mes de abril en CAJÓN DE HISTORIAS. 

Este filologo inglés ha traducido obras como Madame Proust y la cocina kosher o La conspiración,  y es autor de varias novelas, como El tiempo del corazón (editorial Siruela), por la que fue elegido Nuevo Talento FNAC; El secreto de los Hoffman (deBolsillo), finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja; El alma del mundo (Espasa), finalista del Premio Primavera de Novela o El tiempo que nos une (Suma de letras), entre otras. También ha publicado algunos libros de poesía, como Aunque no haya nadie y Entre el ruido y la vida, ambas en Baile del sol. Como véis, no se ha quedado quieto en ninguna editorial (hecho que me produce mucha curiosidad). 

Capaz de dotar a sus historias de una sensibilidad especial, de lograr una conexión emocional muy fuerte con sus lectores, Alejandro Palomas se ha hecho su hueco en el panorama literario poquito a poco, sin sombras del viento ni catedrales del mar. Y a día de hoy es ya uno de los escritores nacionales que más interés despiertan, gracias al cariño que infunden sus personajes, lo que ha propiciado que libreros, bloggers, lectores y crítica se pongan de su parte. Un buen ejemplo de que se hace camino al andar. O, en este caso, de que uno, quizás, se hace autor al escribir.


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria