sábado, 27 de abril de 2013

Concierto de ANA BELÉN y VÍCTOR MANUEL en Bolivia


Bajo la luna llena de La Paz, esta luna de abril que nombran Derroche, llegaban Ana Belén y Víctor Manuel por primera vez a Bolivia para contar y para cantar, en una manifestación de vitalidad, de voz y de sensaciones. Un concierto que quisieron que fuera como un viaje, como las estaciones, y en el que conquistaron al público paceño que casi llenaba el Teatro al Aire Libre, para afirmar finalmente que sí, que ha sido el comienzo de una bonita amistad. Y es que una parte de ellos se queda ya acá, entre las esquinas de esta ciudad donde los colores te explotan en los ojos, donde se mezcla lo nuevo y lo antiguo, en una preservación de la cultura admirable, envidiable incluso.

Ni el jet lag (aterrizaron el mismo día del concierto), ni la altura que embota la cabeza y hace que te falte el aire afectaron a los dos cantantes españoles, que comenzaron el concierto antes de la hora prevista cantando a dúo uno de sus temas más conocidos: Contamíname. Desde ahí, fueron alternándose cantando una canción cada uno ante un público efusivo por igual, que gritaba con las canciones de él y también con las de ella, que mostraba su entusiasmo y su agradecimiento por recibir aquí, en el corazón mismo de Latinoamérica, a dos de los cantantes más míticos de la vieja España. Porque es importante que se fomente la cultura, que se fomente aquello que nos hace más grandes por dentro, que nos lleva hasta otros lugares y nos da una visión más amplia del mundo en todos sus sentidos.


Alguno de los temas más conocidos que cantó Ana Belén fueron España camisa blanca de mi esperanza, esa canción cuya letra parece estar escrita ayer mismo, tal y como está la situación política y social, justo ahora que el mísero gobierno ha reconocido que no bajará la tasa de desempleo durante su legislatura... deberíamos sacarles a hostias si hace falta... España camisa blanca de mi esperanza reseca Historia que nos abrasa con acercarse sólo a mirarla...  España camisa blanca de mi esperanza la negra pena nos atenaza... quisiera poner el hombro y pongo palabras que casi siempre acaban en nada cuando se enfrentan al ancho mar... España camisa blanca de mi esperanza, a veces madre y siempre madrastra... quién puso el desasosiego en nuestras entrañas, nos hizo libres pero sin alas, nos dejo el hambre y se llevó el pan... España camisa blanca aquí me tienes, nadie me manda, quererte tanto me cuesta nada... 

También cantó la madrileña, que está a punto de cumplir 62 y tiene un aspecto físico y una fuerza dignas de admiración, algunos de los temas que han pasado de generación en generación y que forman parte del imaginario colectivo de todo un país: Lía, Peces de ciudad, El hombre del piano o Sólo le pido a dios, esa canción que nada tiene que ver con una deidad, no, sino que es un canto a la vida y al compromiso, porque nada tendría sentido si la guerra nos fuera indiferente, si el dolor ajeno no nos importara...


El asturiano cantó a su región, cantó A dónde irán los besos, Nada sabe tan dulce como su boca o Sólo pienso en ti, un tema del que explicó la historia que lo inspiró, la historia entrañable de los dos discapacitados psíquicos que se enamoraron y que consiguieron casarse a pesar de que el arzobispado de Córdoba no se lo permitía, "pero siempre hay curas que los tienen bien puestos", dijo, y ahora ese matrimonio tiene tres hijos, ya adultos, ya graduados. 


El público cantó de principio a fin cuando, casi finalizando el concierto, interpretaron La puerta de Alcalá, que me llevó de viaje a Madrid durante un ratito, a mi Madrid que hoy anda algo triste porque no le dejan ni gritar frente al Congreso de ese grupo de ladrones, a mi Madrid al que querer tanto me cuesta nada. Pero no quisieron irse de La Paz sin tocar No sé por qué te quiero, quizá, la mejor manera de confesar su amor por Latinoamérica, que tanto cariño ha demostrado por estos dos cantantes españoles durante décadas. Un concierto verdaderamente entrañable. 


jueves, 25 de abril de 2013

DOCHERA, de Edmundo Paz Soldán



Dochera es un relato corto del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, por el que recibió el Premio Juan Rulfo en 1997 y que está publicado en el libro Amores imperfectos.

Es la historia de Benjamín Laredo, un crucigramista que se encuentra con una mujer de la que sólo conoce su nombre, Dochera, o quizá ni siquiera eso, y comienza a enviarle mensajes a través de su herramienta de trabajo: sus crucigramas. Es un cuento muy breve pero en el que se profundiza con perfecta lucidez los límites de la obsesión.

Porque Laredo vivía en una monotonía abrumadora que le mantenía tranquilo, en una especie de escafandra de significados que la gente de Piedras Blancas conocía al dedillo, sus viejos trucos, sus manías. Por eso, el encuentro una noche con Dochera supone una ruptura con la vida de antes, un nuevo reto para los admiradores de los crucigramas que serán incapaces de completarlos a partir de ese momento. Mujer que espera un taxi en la noche, y que vuelve locos a los hombres solitarios y sin consuelo. Siete letras, segunda columna vertical.

El relato es efectista y efectivo, una demostración de maestría literaria que mantiene al lector atrapado buscando  las palabras que descifren el pasatiempo de Laredo. Un canto a la originalidad, con un desenlace perfecto, que muestra y demuestra el poder adictivo del misterio. 

Un ejercicio literario sublime, un pequeño homenaje a Wilde y, sobre todo, a Borges, y un gran homenaje a las palabras y a la creación, a crear mundos a través de las palabras, mundos que hablen de amor, de amores imperfectos, de otros universos que se instalan en la mente y en el corazón, pudriendo todo como si de una nube tóxica se tratara. 

martes, 23 de abril de 2013

¡FELIZ DÍA DEL LIBRO 2013!


Ya es 23 de abril una vez más, un día para fomentar la literatura, para regalar palabras con sonrisas. Este año quería compartir con vosotros una iniciativa que esta tarde tendrá lugar en mi ciudad, que tan lejos me queda hoy: un trueque de libros para todas las edades, una propuesta de CIDESPU Móstoles (Ciudadanas en defensa de la escuela pública de Móstoles) que busca que se muevan las palabras, que las historias sigan vivas. Que los pequeños aprendan a amar un poquito los libros. Que todo el mundo pueda leer y viajar a través de las historias, no sólo aquellos que tengan recursos económicos, como desea este Gobierno que busca privatizar todo y destruir todo y que cada vez seamos más pobres, por fuera y, sobre todo, por dentro. Pero no lo van a conseguir. No podemos permitir que destruyan la educación pública universal y de calidad. 

Celebro este 23 de abril lleno de alegría por todas las hermosas impresiones que me habéis hecho llegar sobre La lágrima de la India. Y os invito a formar parte de esta familia de lectores que está creciendo de a poquitos.

¡Y qué todos los días sean días de libros!


Puedes conseguir La lágrima de la India en la web de la editorial Entrelíneas.

Puedes conseguir Luz de libertad para tu dispositivo de lectura en Amazon

jueves, 18 de abril de 2013

NADA SE OPONE A LA NOCHE, de Delphine de Vigan


Tenía muchas ganas de leer este libro que obtuvo el premio Renaudot des lycéens 2011 en Francia, además de otros reconocimientos por parte de los lectores.

Es el relato de la propia autora sobre su madre, sobre su familia. Comienza cuando la narradora entra en casa de su madre y la descubre muerta, tendida en la cama. Desde ese momento, Delphine de Vigan se embarca en una investigación sobre su familia, en una reconstrucción sobre el pasado de Lucile, su madre, para saber quién fue realmente esa mujer tan bella que aparece en la portada de este libro. 

La novela está estructurada en tres partes. La primera es la que tiene que ver con la familia de Lucile, sus padres, sus hermanos. Una familia marcada por la tragedia que ha de reponerse a los quebrantos una y otra vez de manera inevitable. Para mí, es la mejor parte. La segunda se centra en la juventud de Lucile, que padece síndrome bipolar, en sus altos y en su bajos, en la ilusión de ver llegar a la presidencia de Francia a Mitterrand, tanta ilusión que Lucile creía que jamás volvería a tener una recaída. Y la tercera se basa en la propia visión de la autora, ya adulta, sobre su madre, en la relación que tuvo con ella en esos últimos años de vida. 

Rien ne s'oppose à la nuit es una novela profundamente viva, elegantemente bien construida que nos acerca a una familia que tuvo que soportar demasiados golpes, demasiadas muertes antes de tiempo y sucesos terribles contados entre el pudor y la dignidad. Es un juego de cómo la memoria maquilla de colores hermosos o trágicos el pasado, cerciorándonos así de que el pasado no es solo uno, sino muchos que, aunque parecidos, son distintos, unos en fotografías en blanco y negro en la casa de verano donde se celebraban comidas enormes, otros en cintas de cassette grabadas por un abuelo que no cuenta todo, otros relatados por los familiares que siguen vivos, que son la voz y el alma de esos recuerdos.  

Tengo que reconocer que la historia me fue interesando de más a menos, y que en la tercera parte, en la que se relata la relación de Lucile con sus hijas y sus nietas, tenía ganas de finalizar el libro. Y sin embargo ocurrió algo curioso que no pensaba que podría ocurrir. Cuando al final se llega al punto de partida, es decir, cuando se vuelve a relatar cómo Delphine de Vigan encuentra a su madre fallecida, comencé a llorar de una manera desconsolada. Porque en esta ocasión se profundiza con más veracidad y más crudeza y más drama en ese encuentro terrible. Comencé a llorar sin poder reprimir las lágrimas, casi ahogándome y entre hipos, con los ojos empañados de agua, finalicé la historia, destrozado. Y esa sensación, sin embargo, hizo que apreciara todavía más a esta autora de la que leí hace ya unos cuantos años Un soir de décembre y de la que seguiré leyendo su obra.

Nada se opone a la noche es una lectura que os recomiendo con fervor, porque en ella se respira veracidad y dolor, porque en ella se respira la bella necesidad de escribir, de desahogarse, de canalizar el dolor y la perdida a través de las palabras. Merece realmente la pena, de verdad. 


martes, 16 de abril de 2013

CONCIERTO DE SILVIO RODRÍGUEZ EN BOLIVIA


Treinta años han tenido que pasar para que Silvio Rodríguez regresara a Bolivia. Y la casualidad ha querido que justo me encuentre en el corazón de Latinoamérica para poder asistir a este concierto mítico en una oportunidad única. 

Silvio, acompañado con su guitarra como un fusil cargado de balas que son flores rojas aterrizó en la ciudad de Santa Cruz ante un público de 30.000 personas que había llegado de diferentes partes del país: paceños, cochabambinos, tarijeños... todos unidos en la música y en las historias de este trovador que ha cantado durante tantos años a la Revolución que tachan de vieja y a mí, no se por qué, me parece renovada cada noche de luna. Silvio, fiel a sus ideas, fiel a sus reclamos, a ese saber no puede ser lujo, quiso comenzar cantando Segunda cita, el tema más apropiado para este reencuentro que se ha hecho esperar demasiado tiempo, toda una vida.

Con nuestras credenciales. 
El cubano cantó y cantó... y emocionó con su voz especial, intacta después de tantos años, cuando cantó La maza, esa pequeña obra de arte que habla de la dignidad. Acompañado por un grupo de músicos increíbles, que dejaron boquiabierto al público cuando en el intermedio interpretaron el tema instrumental Chan Chan de Compay Segundo.  

Y en la última parte el viejo marinero del Playa Girón se quedó él solo ante el público. Solo con su guitarra. Fueron los temas más emotivos: Ojalá, probablemente su tema más conocido, con esa letra que es un rechazo desde el más profundo amor; cantó Unicornio, una oda a la creatividad, a la inspiración perdida, quizás a la amistad; y cantó Te doy una canción, una de las que más hermosas, te doy una canción hago un discurso sobre mi derecho a hablar, te doy una canción y digo patria... te doy una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla...

Antes de acabar quiso regalar al público y dedicar al presidente Evo Morales, allí presente, El necio, una de las que más me gusta, cuya letra es todo un ejemplo de dignidad, de la fidelidad que mencionaba antes, que escribió como referencia a esa Revolución que ha apoyado durante toda su vida y de la que, en los años noventa, decían que había decaído tanto, pero yo me muero como viví.

Y después de que el público boliviano coreara su nombre una y otra vez regresó al escenario y tocó Pequeña serenata diurna. "Soy feliz, soy un hombre feliz", dice su letra. No podía concluir mejor la noche. 

Un concierto de los que conforman tu pequeña historia, de esos para recordar y contar cuando pasen los años, cuando quizá, algún día triste, la Revolución se venga abajo... aunque ojalá que eso nunca ocurra, que siempre nazcan nuevas revoluciones que tiñan de claveles y música y amor a los pueblos que ansían ser libres. Ojalá una Revolución inunde España de color y alegría, la que tuvo un día y que ya no tiene más.



lunes, 15 de abril de 2013

RÍO FUGITIVO, de Edmundo Paz Soldán


Quizá sea Río Fugitivo la novela más conocida, hasta la fecha, de Edmundo Paz Soldán. Quizá sea aquella que marcó un punto de inflexión en su trayectoria literaria en esa progresión hacia delante que llegaría después y de manera irrefrenable.

Es la historia que narra Roby, que quiere ser escritor de novelas de detectives y da vida a Mario Martínez, un personaje al que irá perfilando poco a poco. Roby, que está en el último año de instituto en el Don Bosco, uno de los centros educativos más prestigiosos y conservadores de Cochabamba. Las historias de esos adolescentes de clase alta que están a punto de dejar de serlo, sus coqueteos con las drogas y el sexo, la relación con la familia, a veces tan compleja. El conflicto entre dejar un país enormemente deprimido o quedarse para contribuir a su recuperación. Todo esto y mucho más es Río Fugitivo, una novela con aspecto de literatura juvenil y, sin embargo, enormemente madura. Sobre todo cuando en torno a la mitad ocurre un suceso terrible que te parte en dos. Tanto que tuve que cerrar el libro y me preguntaba cómo el autor había sido capaz de continuarlo tras escribir algo así, algo tan duro, tan devastador.  Aprenderíamos de la vida cuando ya no hubiera manera de tener una segunda oportunidad sobre la tierra.

Paz Soldán no se centra únicamente en los jóvenes, no, sino que también hace con perfecta precisión un retrato de la sociedad boliviana de mitad de los años ochenta, una Bolivia sumida en la hiperinflación que desencadenó un período de manifestaciones e inestabilidad económica y social, y que dividió a la población entre la añoranza por el regreso a la dictadura de Bánzer y el miedo a la opresión militar. Somos un fui que no será mañana. Es sorprendente la cantidad de similitudes que existen entre esa Bolivia y la actual, 30 años después. Un país donde a pesar de las leyes sigue habiendo una fuerte división entre mestizos e indígenas, entre gente con la tez clara y la tez oscura, entre collas y cambas. En una de las conversaciones que tienen lugar uno de los personajes pregunta: "¿Os imagináis que algún día un indio llegara a presidente?". Alguien le contesta que no, que como mucho a ministro de tierras campesinas. Pero ese indio llegó a presidente en 2006 y hoy, siete años después, sigue habiendo gente a la que le cuesta creer que sucediera algo así. El contexto socio-político da un valor añadido a Río Fugitivo. Y me hacía falta encontrarme con palabras como polera o llajua en un libro, palabras que me acompañan en mi día a día. Me hacía falta encontrarme con un autor boliviano de calidad. Un autor, además, arriesgado, que no flojea cuando se enfrenta a la metaliteratura a través de Roby y de Mario Martínez, escritor y personaje, y puebla la trama de referencias literarias, explícitas o implícitas. Roby que quería contar de Bolivia como Mario Vargas Llosa contó de Perú. La de cosas torpes y desesperadas que hacemos para dejar una estela detrás de nuestro vacilante andar.

Una novela sólida y llena de fuerza. Edmundo Paz Soldán, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, es un escritor ambicioso, que no quiere quedarse en la superficie y perfila con pulso firme la psicología de sus personajes, que no son pocos. Que regala a sus lectores un vivo retrato de una Bolivia que fue y que, en parte, sigue siendo. Una lectura que realmente merece la pena. 

viernes, 12 de abril de 2013

EL CASO DEL HOMBRE QUE MURIÓ RIENDO, de Tarquin Hall


Desde que comenzara la actividad en CAJÓN DE HISTORIAS han sido muchas las novelas reseñadas y, en estos cuatro años y medio, tan solo cinco llevaban la etiqueta "Malo". Me considero un lector exigente y no me gusta todo lo que leo, a veces puedo llegar a ser bastante crítico, pero ni por esas suelo englobar a las novelas fácilmente dentro de la peor categoría. Prueba de ello son las reseñas de Cincuenta sombras de Grey o Nunca fuimos a Katmandú, por ejemplo. Sin embargo, este 2013 no tuve del todo un buen comienzo lector. La primera novela que leí era una cacafuti de cuidado, y ni siquiera me he molestado en reseñarla porque además el libro fue un regalo y no quería herir sensibilidades, aunque mereciera todos mis sapos y culebras. Después me topé con dos buenas lecturas: La casa de los amores imposibles y Mejor Manolo. Y el cuarto libro que leí fue este que reseño hoy, El caso del hombre que murió riendo. No hay por donde cogerlo, de verdad. Qué tedio, qué mal engarzado todo, qué flojera...

El británico Tarquin Hall escribe una historia sin pies ni cabeza que hace aguas por los cuatro costados. El lector jamás se ve inmerso en la investigación que lleva a cabo Vish Puri, un protagonista sin gracia que tendrá que resolver la muerte de un hombre asesinado, presuntamente, por la diosa Kali. Hall no consigue llevarnos de viaje a la India, no consigue que tengamos ganas de descubrir al verdadero asesino, incluso a veces, en su torpeza, hace que nos perdamos en el baile de personajes y de nombres que van y vienen en esta novela de manera innecesaria. Eso por no hablar de la cantidad de términos oriundos de la India que el autor ha decidido incluir en el texto y que, en vez de ser didácticos o interesantes, producen confusión, entorpecen el ritmo de lectura y son una exhibición innecesaria de pedantería por su parte.

En realidad el argumento apuntaba maneras, puesto que la premisa es intentar desmitificar a los santones y a la profusión de una religiosidad extrema y sinsentido, pero la ejecución es realmente pésima y aburrida y finalmente lo único que deseas es acabar el libro.

Por todo esto, sin duda, no me queda más remedio que ponerle la mencionada etiqueta e incluir directamente a Tarquin Hall en mi lista negra de autores. Lo siento mucho, pero creo que, en contra de lo que suele ocurrir, con él no habrá segundas oportunidades. 

miércoles, 10 de abril de 2013

LA VIDA DE PI, de Ang Lee


Una de las grandes sorpresas que me llevé en los últimos Oscars fue ver subir a recibir su segundo galardón como Mejor Director a Ang Lee, una categoría en la que me hubiera gustado ver ganar a Michael Haneke y en la que parecía que Steven Spielberg era el gran favorito. 

Con La vida de Pi he tenido una relación extraña. Nada más estrenarse le llovieron halagos, pero después se fue desinflando y quedó ahí, entre esas películas que amenazan con caer en el olvido. Poco antes de los premios la gente me la volvió a recomendar con fuerza. Unos por la emoción, otros por la belleza visual y otros, incluso, porque me confesaron que después de haber leído la novela de Yann Martel tuvieron un punto de inflexión en su fe, así como os lo cuento. El caso es que después de los cuatro premios Oscars me dije a mí mismo que no podía retrasar más el visionado. Y lo cierto es que la he disfrutado, porque es imposible no disfrutar con ella. Su calidad técnica es incuestionable y la historia te atrapa y te arrastra hasta lugares inhóspitos de tu interior sin apenas darte cuenta. 

La vida de Pi es la historia de un viaje. De un viaje por el mar y por el interior, la historia de un joven devastado por la vida inesperadamente que tiene que enfrentarse al mar y a un tigre. ¿Cómo sobrevivir a algo tan hostil como el mar? ¿Cómo salvarse de las garras de un tigre hambriento en medio del océano? O quizás las preguntas debieran de ser otras: ¿Es posible la cooperación entre dos seres antagónicos?¿Es posible vivir en armonía? Para mí, La vida de Pi no es una película sobre la fe. O quizá sí, pero no una fe espiritual, sino una fe en el ser humano, en la naturaleza y en la vida, en el vivir bien. 

Ang Lee es un director ambicioso que firma esta vez una película que parecía imposible, una película que es un milagro, grande y pequeña a la vez, en ese binomio que parece imposible, que es tan poco común que cuando ocurre lo único que puedes hacer es alabarlo.

No contaré demasiado sobre lo que ocurre, nunca lo hago. Pero sí confieso que el final me dejó hecho polvo, sumido en una tristeza y en un enfado porque lo que sucede no lo conseguí entender, no lo entiendo todavía. Porque después de crear todo un discurso de amor y compañerismo, en una sola escena se desmonta y se destruye, en un acto de crueldad por parte del autor que no comprendo y que no comprenderé jamás y que rechazo.

Y a pesar de este detalle os recomiendo con fervor La vida de Pi, una de esas películas que tienen que ver aquellos que disfrutan del cine que cuenta buenas y grandes historias, sin pudor, dirigidas a espectadores que no tienen miedo de lo que van a ver, que se maravillan con lo mágico, con lo íntimo, con una aventura extraordinaria.

lunes, 8 de abril de 2013

¡¡GRACIAS ARTE LITERARIO!!



Desde que el pasado mes de Noviembre se presentara mi segunda novela, La lágrima de la India, se han ido publicando en la web algunas reseñas o informaciones que me han ido llenando el cuerpo, poco a poco, de felicidad. Estoy muy contento, no os imagináis cuánto, por los comentarios que están llegando, por las palabras bonitas que están dedicando a los personajes, especialmente a Anita, que termina por llenar todo el espacio de alegría. 

La novela está creciendo gracias a vosotros, a los lectores, a los bloggers. Hoy quiero dar especialmente las GRACIAS, con mayúsculas, a Natalia, la administradora de un blog maravilloso y de largo recorrido en la web que cuenta, entre redes sociales y el propio blog, con cerca de 8000 seguidores: Arte Literario.

Mi relación con este espacio web dedicado a la literatura viene de lejos y ya publicó una reseña de mi primera obra, Luz de libertad. Unas hermosas palabras que quise recoger y que aparecen en la solapa de La lágrima de la India.

En esta ocasión, Natalia ha mostrado su apoyo incondicional a mi proyecto literario y publicó una preciosa reseña en la que decía cosas tan bonitas como estas:

La historia narra un viaje, no solo por tres países distintos, también por un océano de sentimientos que se te instalan dentro y que van apareciendo poco a poco. Leonardo y Soledad, Leonardo y Anita, Anita... todos ellos, en combinación, pero también en solitario, te van cautivando poco a poco con sus historias, con sus personalidades. No todos son perfectos, pero son humanos; no se les entiende en muchos aspectos (sobre todo a Soledad), pero se les aprecia por sus decisiones. Este viaje de sentimientos está repleto de decepciones, pero también de fuerza y valentía, porque todos siguen hacia adelante a pesar de su situación, y todos encuentran algo a lo que aferrarse. Tampoco puedo dejar de mencionar los tres países que Cruceta nos retrata en esta maravillosa historia: por un lado, está España, la ciudad de Madrid, que es donde vive Leonardo, una ciudad que el autor nos describe, y cuya situación política también se presenta (sobre todo al principio de la novela); por otro lado, Francia, represantada por la ciudad de Montpellier, la ciudad del cielo azul, como la describe Ismael, llena de estudiantes y de vida, la ciudad de Soledad; y, por último, todo el país de Sri Lanka, totalmente desconocido para mí, pero que he podido visitar gracias a la novela, gracias a las cartas de Anita, porque de él se describe todo: las costumbres, la situación política, la pobreza, los paisajes, la comida, las personas... todo. En cuanto a los personajes, estos son los que de verdad hacen que esta historia sea mágica, porque todos ellos son maravillosos.

Pero esto no es todo porque, unos días después, Natalia publicaba un listado con sus diez autores indispensables, y ahí estaba mi nombre. Todavía hoy, mientras escribo esta entrada, se me ponen los pelos de punta al recordarlo, al saberme ahí. Es toda una responsabilidad, lo sé, pero también todo un orgullo.

Y, en tercer lugar, unas semanas después, se inauguraba en Arte literario una nueva sección llamada Jornadas de Novelas. He tenido el enorme honor de que La lágrima de la India inaugurara esta sección con una entrada que me dejó sin palabras, de verdad, sencillamente mágica. Porque Natalia explica su relación íntima con la historia, dónde la leyó, lo que le hizo sentir, y cómo se le ha quedado en los recuerdos por la gran sonrisa que formó en sus labios:

La lágrima de la India cuenta una historia de amor, pero, sobre todo, también cuenta una de amistad. Yo soy de esas personas que nunca ven de más un romance en un libro, pero también es cierto que los hay tantos y de tantas formas que, muchas veces, una verdadera historia de amistad, o más bien, de AMISTAD en mayúsculas, es capaz de sacarme de dentro la sonrisa más sincera y un sentimiento de puro amor por los personajes. Eso es lo que ha conseguido Ismael Cruceta con su novela: conquistarme con una amistad y no con una relación de pareja, acariciar mi corazón con la historia de Anita Reina de Córdoba y su buen amigo. 

Si hay algo que caracterice a este joven escritor es el sentimiento que pone en sus novelas. Siempre he dicho que Ismael sabe cómo transmitir con palabras bonitas, sabe cómo llegar al alma del lector, y lo hace con puro sentimiento, con palabras que te hacen sonreír y derramar lágrimas. Ismael ha conseguido con sus dos novelas transmitirme miles de sensaciones, hacerme llorar (y también de felicidad) y llenarme. Creo que eso es lo más importante en un autor, ¿no? La parte fea de esto es que sus novelas no son muy conocidas y que él es un autor más bien desconocido. Es por eso que mi primera entrada de esta sección se la dedico a él, porque creo firmemente en Ismael como autor (y como persona es un encanto) y porque siento que puede llegar lejos.


Como sabéis ahora estoy viviendo en Bolivia pero, cuando regrese a España, entre mis primeros planes está bajar al Sur a visitar a una gran amiga. Ojalá pueda coincidir también con Natalia y conocerla por fin en persona para darle las GRACIAS en vivo y en directo. Por el momento, desde aquí, quiero trasmitirle tanta gratitud y alegría que no cabe en esta entrada.

sábado, 6 de abril de 2013

Minireseñas: TRES DELICIAS PARA LOS OJOS

Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood (***)
Biopic sobre la cantante chilena Violeta Parra, que más que una cantante era una artista completa, un derroche de creatividad, de búsqueda interior de la identidad nacional, un carácter artístico íntegro que me recuerda a la Edith Piaf francesa. Maravillosa interpretación de Francisca Gavilán. Una película que te lleva a Chile, que suena a Parra, tan enamoradiza, tan digna, tan loca. Un viaje hasta los cielos que concluye con su canción estandarte: Gracias a la vida. Gracias, Violeta, por existir.





My blueberry nights, de Wong Kar-Wai (***)
My blueberry nights es una pequeña (o grande) obra artística, como suele ocurrir con las películas de Wong Kar-Wai.
Cuatro historias cruzadas, cuatro almas solitarias que se atraen y se repelen en un despliegue de dolor y de rencor, pero donde florece la sensibilidad en medio del lugar más árido y deshumanizado del mundo: Nueva York. Cuatro actores "sin peros": Jude Law, Norah Jones, Rachel Weisz y David Strathairn. Todos con la sensibilidad a flor de piel. 
Maravillosa Banda Sonora y, sobre todo, un ejercicio de dirección fotográfica digno de admiración.




Elephant, de Gus Van Sant (****)
Esta película narra la tragedia de Columbine, donde dos jóvenes hicieron una matanza en un instituto que terminó con la vida de 15 personas. Lo mejor es la tensión que crea Gus Van Sant gracias a su técnica narrativa fílmica, a las cámaras inestables que van y vienen por los largos pasillos, una tensión irrespirables que estalla al final en charcos de sangre sin piedad y que dejan al espectador sumido en un estado de shock, en un impacto que se prolonga durante días. Visionado imprescindible y casi insoportable.  




jueves, 4 de abril de 2013

Mis canciones del mes de Abril

10. David Guetta y Sia: She wolf (N)
Lo que transmite Sia con su voz, incluso en una canción dance como esta, me parece digno de admiración. Transmite muchísima fuerza. Ambos, David Guetta y Sia, han conseguido un binomio profesional que parecía impensable y que, paradójicamente, funciona a la perfección. Un triunfo.

9. Fangoria: Dramas y comedias (N)
Una de las cantantes míticas del panorama musical español presenta, con su grupo Fangoria, este tema que es como una filosofía de vida. No quiero más dramas en mi vida. Esta frase ya lo dice todo.

8. Maria Juana: Idilio (N)
Esta canción es una morenada, una de las músicas folclóricas de Bolivia. Aunque para bailar prefiero otros ritmos como caporales o saya afroboliviana lo cierto es que está canción es un TEMAZO y cada vez que lo escucho no puedo parar de cantarlo. Qué bien preservar la identidad y la cultura de un país, ¿no creen?

7. Silvio Rodríguez: Ojalá (N)
Una de las canciones más bonitas de Silvio, Ojalá, un tema que es un rechazo desde el más profundo amor, una canción sobre lo bello que ya no queremos más en nuestra vida porque nos hace daño. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte para no verte tanto, para no verte siempre...



6. Bruno Mars: When I was your man (N)
El nuevo tema de Bruno Mars es un cambio respecto a Locked out of heaven. Una balada de voz y piano bien construida.

5. Carla Bruni: Chez Keith et Anita (-3)
A la ex primera dama francesa se le escapa el número 1 en CAJÓN DE HISTORIAS con el primer single de su nuevo disco, una canción con mucho swing sobre la inocencia del pasado. Poco de inocente le queda a la Bruni....

4. Camille: L'étourderie (+3)
Una de las pocas canciones que ha sobrevivido en este mes con tantos nuevos temas. L'étourderie sobre el amor que te atonta. Lo más interesante para mí de Camille es la búsqueda de nuevos sonidos en su voz, estoy totalmente enganchado a su disco Ilo Veyou, os lo recomiendo mucho.

3. Zaz: On irà (N)
¡Cuánto tiempo llevaba esperando esta canción! Zaz tuvo un gran éxito con su primer álbum, uno de los mejores en la música francesa en los últimos años. On irà es una canción alegre, sobre las diferencias que no son tantas, sobre el valor mismo de esas diferencias, de esos colores distintos. Muy buena.

2. Justin Timberlake: Mirrors (N)
Después de unos años de ausencia en la música y más centrado en su carrera como actor, Justin Timberlake vuelve con un nuevo disco y con esta canción que recuerda a Cry me a river, al mejor Justin. Un tema adictivo.

1. Mariah Carey: Almost home (+2)
Segundo Número 1 para Mariah Carey en CAJÓN DE HISTORIAS, gracias a este tema que forma parte de la banda sonora de Oz, un mundo de fantasía. Os dejo el videoclip que mezcla imágenes de la diva y de la película.

lunes, 1 de abril de 2013

Protagonista del mes... Edmundo Paz Soldán


Seguramente si no estuviera viviendo en Bolivia no habría conocido a Edmundo Paz Soldán. O al menos no en este momento. Y sería una lástima, porque ha sido todo un (grato) descubrimiento.

Sudamérica ha parido grandes y mediáticos escritores: al colombiano todopoderoso Gabriel García Márquez, al peruanísimo Mario Vargas Llosa, al chileno Roberto Bolaño, pero Bolivia es uno de esos países que, como pasa en casi todos los aspectos, pasa desapercibido a los ojos del mundo. Cuando llegué aquí me dijeron que, antes de la llegada de Evo Morales al Gobierno, los gringos no sabían de Bolivia más que era ese país barato que estaba debajo de Perú. En literatura pasa prácticamente igual, no existe una figura tan conocida a nivel internacional. 

Siempre que llego a un país intento empaparme de su Historia, de su cultura, para intentar comprender mejor lo que tengo a mi alrededor, lo que tengo cerca. Por eso pregunté y pregunté por obras claves de la literatura boliviana y por sus autores, pero no quería leer (o al menos no todavía) Raza de bronce o Socavones de angustia, dos obras "clásicas" y prefería acercarme a un autor más contemporáneo, más vivo. No tardaron en recomendarme los libros de Edmundo Paz Soldán, posiblemente el autor más internacional del país, traducido a varios idiomas y galardonado con varios premios, entre ellos, el Nacional de Novela de Bolivia en 2002 por El delirio de Turing.

Fui a una librería, a una de esas donde puedes conversar con el librero, y le pedí que me recomendara alguna de sus obras. Me sacó cuatro de sus libros y me explicó sobre qué iban, sus impresiones. Así da gusto. Y me decidí por Río Fugitivo porque, según el librero, es el que marcó un antes y un después en su trayectoria profesional. Me decidí, sobre todo, porque estaba ambientado en Bolivia y sabía que era una oportunidad para acercarme más aún a este país que hoy me acoge a través de las letras. 

Ha sido toda una suerte que Edmundo Paz Soldán se cruce en mi camino, un autor que no me ha defraudado para nada y del que seguiré leyendo sus obras, sus novelas y sus cuentos (Dochera es un ejercicio literario sublime). Un autor que merece ser protagonista del mes por méritos propios.