No recuerdo quién me regaló el libro de Manolito Gafotas, como solía decir, como si fuera suyo, de Manolito. Supongo que sería mi madre, ella me compraba libros el 23 de abril, por mi cumpleaños, o sin ton ni son -con todo el todo el ton y con todo el son en realidad, porque sí soy lector es gracias a ella. Recuerdo que en la portada rezaba algo así como "a partir de 12 años", y que yo tenía menos, pero es que para algunas cosas he salido muy espabilado. Para otras no tanto, no os engañaré.
Conocí a Manolito entonces y me acompañó durante muchos años, él y el Imbécil, y también Susana Bragas Sucias y el Orejones López, y Yihad. Y también al abuelo Nicolás, que temía que se muriera en alguno de los libros, de tan viejo que me parecía. Conocí a Manolito y me recordaba un poco a mí. No él en concreto -yo era un niño delgado, sin gafas y mucho más guapo, para que nos vamos a engañar- sino todo su entorno. Tampoco exageraré, porque mi infancia fue mucho más amable que la suya, la mía la recuerdo exageradamente edulcorada y feliz, y la de Manolito rozaba a veces la crueldad -con esos amigos matones-, pero no por eso se convirtió en una infancia desdichada la suya, todo lo contrario, era un niño como los demás, como los otros, como los míos, los que estaban en mi clase. Un niño de un barrio obrero, con un padre camionero, una madre que a veces le daba una colleja que otra y no pasaba nada -no como ahora-, un hermano pequeño con el que tener una relación de amor-odio y un abuelo viudo viviendo en casa. Una familia humilde. Todo aderezado con hipérboles, sí, pero la histeria reinante de la madre o de la profesora se respiraban a veces en mi casa o en mi colegio. ¿Pero qué madre o qué profesora no pierde alguna vez los nervios? Ahí radica el éxito de estos libros, en su naturalidad, en transportarme hasta una casa, en conocer a unos personajes humanos y que estos sean capaces de conectar con un lector de diez años primero, de doce, de quince después.
Cuando se tiene esa edad, lo único importante es disfrutar con la lectura. Y las aventuras de Manolito Gafotas en Carabanchel (Alto) consiguieron hacerme disfrutar. Entonces, al menos al principio, no sabía quién era Elvira Lindo ni me importaba, seguramente ni me fijé en el nombre de la autora. Echo la vista atrás y me parece maravillosa esa inocencia, ese título del libro escrito con una letra mucho más grande que el de la escritora. Y lo único que juzgaba eran las historias contadas en primera persona por ese narrador gracioso, dicharachero, ingenuo. Vivo.
Algunas anécdotas permanecen en mi mente, a pesar del paso de los años. Quedan mis risas cuando el vecino Bernabé entró por el pasillo de su casa, sin saber que Manolito y su familia estaban escondidos para darle una sorpresa, y el señor se tiraba unos pedos sonoros y descomunales, que no podían salir de un cuerpo tan pequeño. Recuerdo que con uno de los libros me dio un ataque de risa cuando estaban en el probador de un centro comercial y El Imbécil se ponía a cantar una canción traducida de la china japonesa.
Manolito es un niño de nuestro tiempo, al menos de mi tiempo, nacido en los años ochenta, y que en nuestra infancia escribíamos cartas cuando nuestros amigos se iban de vacaciones y veíamos películas en VHS. Quizá ahora los niños en España no sean ya como Manolito y sus amigos, o quizá ahora no tengan más remedio que volver a serlo. Manolito me alegró muchas tardes contándome sus historias, que eran en realidad las mías, que eran en realidad las de Elvira Lindo.
Y, cuando me hice un poco más mayor, cuando entré en la edad adulta, no supe más de Manolito. Como tampoco supe más de algunos amigos del cole, que se esfumaron para siempre y serán ahora delincuentes. Pero me acuerdo, si no de todos, sí de la mayoría. También me acuerdo de Manolito. Quizás ahora, con las nuevas tecnologías, debería buscarle en Facebook y mandarle una solicitud de amistad. Creo que estoy un poco melancólico.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Leer, no leí ninguno de los "Manolitos". Ahora, por la radio no me perdía nunca las aventuras de este niño peculiar. Un beso.
ResponderEliminarQué genial es Manolito! yo lo escuché una vez por la radio, de casualidad, y aluciné, jajaja. un beso!
EliminarYo también fui muy precoz en lo que a Manolito se refiere. Me lo regalaron con 8 o 9 años y desde entonces no he parado de leerlo. Cuando no tengo nada entre manos, o estoy muy cansada para leer otra cosa, siempre abro alguno de sus libros por un capítulo al azar y me relajo antes de dormir.
ResponderEliminarCoincido contigo en que Manolito es un niño de nuestro tiempo, y no sé hasta qué punto un niño de hoy en día se identificaría con su persona. Es una pena, porque yo no era del tiempo de "los Cinco" o "Los Siete Secretos", de Enid Blyton, y los disfrutaba igualmente...
Muchas gracias por esta entrada. ¡¡Yo soy muy fan de Manolito!!
Muchas gracias a ti por leer y por comentar!! :) yo tengo que reconocerte que Los cinco estaban por mi casa y jamás los leí, me parecían démodé, jajaja. Así que podría entender que a los niños nos les guste ahora Manolito, lo intentaré con mi sobrina de 10 años y te cuento.
Eliminarun beso!
Oooh me ha encantado esta entrada. Podíamos hacer un club de fans de Manolito Gafotas o algo así ¿no? Yo recuerdo muchos de los pasajes de sus aventuras con cariño. Me acuerdo de cuando en casa de la Luisa quisieron poner un video, de unos dibujos, y en vez de meter la cinta metieron al propio muñeco en el reproductor ajajajaja. O cuando el pobre chico hablaba de su padre y de camión, todos llamados manolitos. Es más recuerdo que una vez yendo hacia Madrid en bus vi un cartel que ponía Carabanchel Alto...en serio nadie es consciente de lo feliz que fui al ver que el barrio en el que vivía Manolito existìa de verdad... Me encanta :)
ResponderEliminarMuchas gracias Marina!!! Esta claro que si hiciéramos un club de fans seríamos unos cuantos, verdad? Muy buenos los pasajes que has traído aquí, jejeje. Un besote!!!
EliminarPreciosa esta entrada, me ha encantado, has sabido transmitir tan bien lo que muchos hemos sentido al leer de niños. Yo me acuerdo cuando publicaban las historias de Manolito por entregas en El País, y aunque ya era algo mayor, me encantaban y no me perdía ni una. Es verdad que lo mejor de estas historias era la naturalidad de todo, cómo no se refugiaba en tantos convencionalismos y eufemismos como hoy en día. Y coincido contigo, aunque creo que a todos los lectores nos pasa igual, yo sin mi madre nunca hubiera sido la lectora que soy, tengo que agradecérselo todo a ella, a esos libros tan geniales que me ha comprado siempre desde antes incluso de saber leer. Un besazo y gracias por una entrada tan nostálgica y tierna :D
ResponderEliminarMuchas gracias Carol!!! Estaban escritos con tanta naturalidad, que es algo tan complejo de conseguir... por cierto, un bravo para nuestras madres!!!!
Eliminarun besote para ti también!
Me ha encantado tu reseña, Ismael, y me he sentido totalmente identificada con todo lo que dices. Creo que somos más o menos de la misma generación, y yo también disfruté de Manolito Gafotas de pequeña, ahora que lo dices, también tenía menos de doce años. Recuerdo que mi madre los pedía al Círculo de Lectores y yo esperaba ansiosa a que llegaran para devorarlos. Manolito es un grato recuerdo de mi infancia.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Natalia. Sí, seremos más o menos de la misma edad, yo cumplo ahora 26. Manolito es también un grato recuerdo de la infancia. Otra que se apunta al club de fans, eh? jajaja
Eliminarun beso!
Oooh!!qué post tan chulo Ismael, será también que Manolito es tan bien de los míos, que leí todas su historietas y lo pasaba más que bien con su visión del mundo mundial. Es verdad que era un tanto desdichado pero todos los niños a veces se sienten un poco así. Unos personajes entrañables, a mi el abuelo Nicolás me encantaba y también temía que un día nos dejara!! Como ya te dije a mi Elvira Lindo me encanta. Ah!! y si ves a Manolito pro el facebook me avisas. Un beso!
ResponderEliminarQué bien que te guste Marilú!!! Por supuesto que te aviso si le encuentro en Facebook... qué habrá sido de él?? Será un delicuente, como auguraba su sita Asunción?? ;)
Eliminarbesos!
Pues deberé leer algo de Manolito, ¿verdad?, y así también me estreno con Elvira Lindo...
ResponderEliminarBesos,
Pues sí, Carmen, te animo a hacerlo, es una manera de disfrutar de la literatura juvenil. de volver a ser pequeña por un momento. Besos!!!
EliminarYo también lo leía, y al final se los acabó leyendo toda la familia... eran divertidos a más no poder.
ResponderEliminarDe hecho el capitulo que cuentas del vecino tirándose pedos por el pasillo ("Los cochinitos", hasta de eso me acuerdo) recuerdo tener que levantarme de la cama porque casi me da un patafús.
Tengo los libros por separado, y también el recopilatorio que ilustra esta entrada, fan nº1! (o bueno, nº2, por no discutir contigo)