En sus palabras transmite dulzura y atención. Pero es contundente a la hora de diseccionar la triste situación actual de un país dilapidado, y por eso no duda en criticar la mediocridad política y la culpa que "su generación" tiene en haber tolerado el abandono de valores clave y fomentar la corrupción. Elvira Lindo nos habla también de literatura, de aquellos autores que le obsesionan. De Nueva York y Madrid, las ciudades que se le quedaron en el corazón. Dicen que derrocha simpatía y ella reconoce que le gustaría ser más distante. No es sólo simpatía, es empatía. Ahí radica su éxito.
Por Ismael Cruceta
Me cuesta no empezar la entrevista preguntándole por esta subida del IVA que parece que ha sentenciado al mundo de la cultura. ¿Le parece que es así? ¿Cómo saldremos de esta?
Me cuesta no empezar la entrevista preguntándole por esta subida del IVA que parece que ha sentenciado al mundo de la cultura. ¿Le parece que es así? ¿Cómo saldremos de esta?
Creo que es un error tremendo. No entiendo que conlleve ningún beneficio económico, más bien provoca el hundimiento en un sector ya herido de muerte. Todos sabemos que tenemos que reciclarnos y entender que la cultura ha de encontrar
nuevas vías de expresión y de financiación, pero el Estado no puede convertir
la actividad cultural en algo imposible. Gravar el teatro y las salas de cine,
por ejemplo, me parece que es disuadir a un público que ya de por sí tiene poco
dinero. Hemos pasado de una época absurda en la que se acostumbró al público a
pagar muy poco por grandes espectáculos subvencionados por los ayuntamientos a
esta otra época en la que vamos a imposibilitar la iniciativa privada. Es anti
económico.
Pero todo esto ya se ha dicho y es cansino repetir el mismo discurso.
Simplemente, me adhiero a la protesta. Lo que está en mi mano es escribir
manifestando mi descontento hacia estas medidas, y lo hago cuando tengo algo
que decir.
Quiero, eso sí, recordar que ha habido un descrédito de la cultura en los últimos años. Parecía que era algo secundario, cuando no un oficio de vagos. Ese ha sido el terreno abonado que está teniendo sus consecuencias. Hay ciudadanos que piensan que la cultura es algo superfluo frente a las necesidades imperiosas. Como si la cultura no generara riqueza. La cultura y la educación, por supuesto. Riqueza en el sentido material y en ese otro sentido inamprensible que construye un país.
En sus últimas
columnas tengo la impresión de que está más enfadada que de costumbre con
todo lo que está pasando. ¿Es enfado, pena, rabia o qué es lo que siente
por la situación del país?
Es cierto. Lo estoy. Pero en ocasiones intento controlar la
rabia para no adoptar columna tras columna un tono catastrofista que no conduce
a nada. No se puede una engolfar en un discurso sin esperanza, porque además no
es cierto, y la gente más joven no se merece que le digamos día tras día que no
hay futuro y que esto es una mierda. No, mi generación ha de tratar de reparar
algo de lo que es bastante responsable.
"El sistema de valores se ha pervertido, colocando en primer lugar de los intereses de la gente el valor del dinero".
Decía un conocido escritor español hace bien poco en una entrevista que España está gobernado por una
colección de tontos y que Rajoy le da pena. ¿Qué le parece a usted?
Creo que es una generación de políticos mediocres, sí, y que
ha habido un tanto por cierto elevadísimo de políticos corruptos. Pero no me
vale esa actitud tan española de sacudirse las culpas. Lo siento pero aquí ha
habido mucha gente que ha entendido las corruptelas, que las ha propiciado, que
ha aplaudido a los alcaldes corruptos que entraban en los juzgados, que ha
reído las gracias a personajes impresentables y que se ha enriquecido con
intervenciones brutales que atentaban contra nuestra riqueza natural o
histórica. No todo se ha hecho a nuestras espaldas. Los padres también han sido
responsables de haber abandonado valores clave, como la educación y la cultura,
y hayan animado o permitido que sus adolescentes dejaran de estudiar y se
dedicaran a ganar dinero fácil. Cuando hay un treinta por ciento de abandono
escolar es por algo. Es porque el sistema de valores se ha pervertido,
colocando en primer lugar de los intereses de la gente el valor del dinero.
No quiero parecer arrogante pero creo que siempre he sido muy consciente de lo que estaba pasando. Por muchas de las cosas que la gente denuncia ahora antes te llamaban aguafiestas si les dedicabas una columna.
Y creo que los políticos y las clases dirigentes en general
han cometido un pecado tremendo que nos va a costar muchos años enmendar: han
esquilmado la dignidad de la gente humilde apelando a orgullos locales y a
sentimientos baratos. Eso me duele tanto como esta situación de vasallaje a la
Europa rica en la que nos encontramos.
"Hace cinco años todos hablaban de volver a España, porque la gente quiere volver a España, pero ahora nadie lo dice".
Usted ha
trabajado mucho: en la radio aquí y allá, incluso ha escrito guiones de
las MamaChicho. Digamos que se ha tenido que buscar la vida. ¿Qué hacemos
esta generación de jóvenes que hemos estudiado tanto y que tan pocas
opciones tenemos de trabajar? ¿Emigrar?
Bueno, a veces soy víctima de mis propias bromas. En una
columna humorística escribí que yo hacía guiones para esas señoritas, pero la
realidad es que esas señoritas no abrían la boca, así que no había que
escribirles nada. Lo inaudito es que eso ha quedado como un capítulo absurdo de
mi biografía profesional y a los entrevistadores os viene de perlas para dar
una nota de color. En España conviene no hacer demasiadas bromas sobre uno
mismo, y yo he sido experta en el arte del selfdeprecating.
Pero yendo a la pregunta, he trabajado en muchas cosas, sí, pero no lo he considerado nunca un sacrificio sino parte de mi fortuna. Comencé a trabajar en 1981 y, aunque fue una década muy discutible culturalmente, la realidad es que vivíamos en un país sin estrenar, de tal modo que si tenías iniciativa y empuje la vida te ofrecía mil oportunidades. Y creo que fui audaz y a veces temeraria y aproveché muchas. He tenido y tengo una vida profesional muy rica porque mi trabajo en la radio y en el cine han sido para mí fundamentales. Lo de escribir en prensa vino después y, aunque me ha traído muchas satisfacciones también ha sido el campo laboral más agitado en el que me he movido y me mueve, precisamente, porque dar tu opinión cada semana tiene un riesgo.
Lo que me entristece ahora es la falta de perspectiva para los que empiezan. Porque, al fin y al cabo, los de cuarenta, cincuenta o sesenta años, esa generación que ahora manda, es la que ha dilapidado el potencial de un país en proyecto. Hemos de asumir nuestra responsabilidad. Criticamos con mucha facilidad la Transición pero al menos esa clase dirigente tenía que hacer malabares en un presente convulso, nosotros vivimos los ochenta, los noventa y la primera década del XXI, es decir, un período de bonanza e irreflexión, y no se puede decir que lo hayamos hecho bien. Unos han sido más responsables que otros, pero ha habido una dejación de nuestro espíritu crítico y un cinismo general.
Por otra parte, a mí este asunto me toca de cerca porque entre mi marido y yo tenemos cuatro hijos y los cuatro en edad de comenzar una vida profesional. Estamos rodeados de gente joven que van a tener una vida más complicada que la nuestra.
En cuanto a emigrar, si hay que emigrar, se emigra. Es duro, pero más duro es no poder realizar tu profesión. Vivo medio año en Nueva York y tengo amistad con jóvenes que trabajan allí en las profesiones más diversas. Hace cinco años todos hablaban de volver a España, porque la gente quiere volver a España, pero ahora nadie lo dice.
Fotografías: Xavi Menós |
Pues en estos momentos en que me encuentro fuerte y tengo
energía para permitirme este trasiego de vida le diré que tengo el corazón
bastante dividido, porque en Nueva York tengo un hogar que comparto con mi
marido y eso compensa la sensación de extrañeza que a veces se tiene cuando se
está fuera de un terreno familiar. Además, aunque parezca extraño allí llevamos
una vida más tranquila socialmente que te permite pasear, cultivar la soledad,
pensar, escribir… Pero también pienso que si me sintiera enferma o sola
volvería a Madrid, con lo cual, mi ciudad en última instancia sería esta.
Y en ese hogar,
¿se habla más de política o de literatura?
Se habla de todo, de los hechos, de las opiniones de otros,
de lo que uno quiere escribir para el periódico, del libro que está leyendo.
Últimamente se habla mucho de España, claro, porque es inevitable estar
preocupado. La política de los políticos creo que, en el fondo, nos aburre.
Ojalá viviéramos en un país donde tuvieran menos protagonismo y fuera más
potente la sociedad civil. Hablamos mucho de libros, pero también de películas,
exposiciones, conciertos. Somos muy activos culturalmente, no en un sentido
público, al contrario, muy privado.
¿Qué autores se
leen en casa de Elvira Lindo? ¿Algún autor novel?
Se lee desordenadamente y por impulsos. Y esos impulsos se
contagian, claro. De pronto, te sumerges en un autor como si irrumpieras en su
casa y quisieras registrarle todos los cajones. A mí me ha pasado eso con
Chejov, con Philip Roth, con Alice Munro, John Cheever, Galdós, Colm Toibin,
Bernard Malamud, Isaac Bashevis Singer, Grace Paley, en fin, me he curado la
obsesión febril que tenía con esos autores y otros leyéndolos. Hasta que he
dicho, basta, ya no puedo más, lo dejo.
También leo a autores noveles, claro. No me gusta el concepto de autor joven porque creo que es un capricho de los suplementos literarios. Hay autores que se creen jóvenes teniendo 35 años y se aferran a ese juvenilismo, lo cultivan. Por dios, a esa edad ya se es una persona madura. De hecho, yo empecé a publicar libros a los 32 años, pero nunca entré en ninguna clasificación de autores jóvenes, ni me hicieron la típica foto de grupo. Esa foto en la que tanto los responsables del reportaje como los literatos quieren que parezca la portada de un conjunto pop.
Parece que estamos en una
época en la que es más fácil que nunca publicar lo escrito. Internet no
pone barreras y Amazon no establece filtros. ¿Qué opina sobre esto?
Ni bien ni mal, el mundo cambia y nuestra manera de llegar
al lector también. De todas maneras, creo que los filtros son beneficiosos para
un libro. Los filtros serían los correctores y, por supuesto, los buenos
editores. Un buen editor es el que te hace saber que no te publica por lo
rentable que eres sino porque a la editorial le gusta lo que haces, te ayuda en
tu carrera, te guía y te protege. No me interesa los editores que sólo hablan
de dinero. Y en cuanto a hacer público lo que escribes sin intermediarios… Cada
uno es muy libre. Yo no me sentiría segura siendo mi propia editora, pero no
hay razón para que tenga algo en contra de que la gente lo haga.
"Hay una fiebre de consumismo cultural que no creo que sea buena para la cultura en sí, que precisa de tiempo para el disfrute".
Además, y sin
entrar en el tema de las “descargas ilegales”, es un hecho que el precio de los libros
electrónicos es mucho más barato. ¿Necesitan las editoriales tradicionales
bajar el precio de sus libros o necesita la sociedad una mayor
concienciación para pagar por la cultura?
Para empezar, se publican demasiados libros. Hay un frenesí
de la publicación. Y este negocio no da para tanto. Ni para las tiradas que se
hacen ni para la envidia que provocan a veces los literatos. Es un oficio
modesto y así debe de ser. Si alguien se hace millonario, enhorabuena, pero es
un caso excepcional. Los libros en bolsillo son bastante baratos. Lo que pienso
es que tal vez no haya que tener tanto de todo. Ahora queremos ver la última
serie ya, tener en propiedad el último libro, acumular miles de canciones. Es
una fiebre de consumismo cultural que no creo que sea buena para la cultura en
sí, que precisa de tiempo para el disfrute.
Sus novelas para
adultos tienen una carga de melancolía e incluso a veces de tristeza mucho
mayor que sus columnas. Pero en todas sus obras consigue imprimir esa
sensación de autenticidad, la sensación de leer su propia historia.
¿Cuánto de Elvira Lindo hay en Antonia, en Eulalia, en Rosario… en sus
personajes en general? ¿Le da pudor que el lector crea que está
adentrándose, a través de sus personajes, en su casa?
Para mí escribir es vencer ese pudor. Todos los personajes
están en mí, sí, aunque hagan cosas que yo no haría y digan cosas que yo jamás
diría. Los libros verdaderos han de avergonzar en cierta medida al autor por lo
que tienen de exposición personal. Muchas veces se cuenta más de uno mismo a
través de la ficción que en las memorias, aunque en mi diario de Nueva York,
“Lugares que…”, creo haber escrito valientemente sobre mis debilidades, cosa
que casi ninguna reseña ha reflejado. Para mí era un libro muy melancólico,
pero hay quien sólo ve el aspecto irónico o humorístico. Pero yo siempre
utilizo el humor para contar algo más hondo. Y cuando el reseñista no lo ve
pienso que no ha leído el libro que yo he escrito.
¿Para cuándo
nueva novela? ¿Volverá a ahondar en ese tono cercano y algo tragicómico al
que nos tiene acostumbrados en sus novelas?
Ese tono no está impostado. Soy yo, tal cual. Y, en
ocasiones, aunque me dé cien patadas. He nacido para la comedia, o para la
tragicomedia. Creo que es un don con el que se disfruta, porque te acerca al
público al que te diriges, y te hace sufrir por la misma razón, porque te
expone demasiado a ese público. A mí me gustaría ser más distante, y no lo
consigo. Me gustaría ser más antipática, y no lo consigo. Cuando me hablan de
mi “cercanía” algo se me revuelve dentro. Porque en mi fuero íntimo siempre
tengo una reserva. Aun cuando parezco sociable estoy observando a los otros,
hay una distancia, soy espectadora. Desde niña.
Por último, y
haciendo referencia al título de una de sus obras, ¿Qué es lo que le queda por vivir?
Me gustaría ser una novelista que escribiera guiones, una
guionista que escribiera novelas, una escritora que escribiera crónicas, una
cómica que supiera ver el lado trágico de la vida, y una tragicómica que
pudiera expresar el absurdo de la existencia en todo aquello que escriba.
No dudaba que me iba a gustar la entrevista cuando he empezado a leerla pero es que me ha encantado. Me queda cada vez más claro que me encanta Elvira Lindo escritora, periodista y persona...Muy buenas todas las preguntas, me ha gustado especialmente la de Amazon, tenía curiosidad por ver que opinaba ella de todo esto =) ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Marina!!!!!! Ya te expresé mi gratitud por twitter, pero nunca está de más volverlo a hacer!! un besoteee!!! me alegra mucho que te haya gustado!! ;) a mí, te lo reconozco, me ha encantado cómo ha quedado. un besote!
EliminarDe las respuestas de Elvira Lindo yo destacaría: "Ojalá viviéramos en un país donde tuvieran menos protagonismo (los políticos) y fuera más potente la sociedad civil". Creo que ahí da en la diana sobre los problemas que estamos viviendo...hemos dejado hacer a unos señores muy mediocres y nosotros, mientras, mirando para otro lado.
ResponderEliminarMe descoloca un poco cuando habla sobre la era de internet y la publicación de libros. No entiendo muy bien a qué se refiere con eso de "consumismo cultural"...porque yo no lo veo por ningún lado...
Y una recomendación de lectura de Elvira Lindo...Una palabra tuya...una de esas novelas que te llegan muy dentro. Me lo leí en un plis y me encantó!
Besote y enhorabuena por la enttrevista...mucho jugo hay ahí!!!;-)
Lo que has destacado es una gran respuesta. Creo que hay en esta entrevista unas cuantas perlas que no pueden pasar desapercibidas. Lo del consumismo cultural lo puedes ver en mi entrada anterior, la de Cincuenta sombras de Grey. Sí que lo hay. Un besote grande!
Eliminar¡Enhorabuena por la fantástica entrevista! Una autora con la que aún tengo que estrenarme. Y viéndola tan sencilla y tan cercana, más ganas tengo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias Margari, de verdad. Estoy muy contento con cómo ha quedado, creo que tiene muchas cosas interesantes. Al menos a mí me lo parecen. Un besote grande!!!
Eliminargenial Isma, una gran mujer con un gran periodista, y si, no nos merecemos que nos digan día tras día que no hay futuro y que esto es una mierda. Un besote enorme
ResponderEliminarGracias flor! Por supuesto que no nos lo merecemos. Porque nosotros lo valemos, jejeje. un besoteeee!!!
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