Con esta novela se completa la trilogía que se inició con Historia de una maestra y que continuó con Mujeres de negro. Un relato de la vida de Gabriela y de su hija Juana, y también el relato vivo sobre la Historia de un país durante casi todo el siglo XX en un homenaje necesario a la labor de las maestras republicanas, a la nostalgia punzante del exilio durante la dictadura franquista y al regreso, por fin, a la patria democrática. Es con ese regreso con lo que da cominezo La fuerza del destino: esa noche en la que el dictador se murió de viejo, por fin, y Gabriela, tan cansada ya, dos veces viuda, sabe que le ha ganado finalmente el pulso y puede volver a España tranquila para estar junto a su hija y junto a su nieto.
Si en Mujeres de negro la narradora era Juana, aquí vuelve a ser Gabriela la que toma la voz. Una voz necesaria en esa parte final de la vida que ayuda al lector a comprender todo lo que no se dijo en las anteriores novelas. Es un ejercicio de inteligencia por parte de la autora, que ha sido capaz de reflejar con precisión la perspectiva de la narradora en cada caso: cuando Juana narraba, realmente no conocíamos los sentimientos que atravesaban el corazón de su madre, no sabíamos lo que ocurría en su dormitorio, con su marido, Octavio, cuando éste la traicionó pero el mundo siguió girando como si nada. Y ahora, por fin, gracias a esta tercera parte tan necesaria terminamos de acercarnos a un personaje cargado de matices, dibujado a la perfección, una mujer a la que hemos acompañado en el camino de su vida, desde su juventud hasta su vejez. En Historia de una maestra Gabriela era narradora, sí, pero el relato estaba dirigido a su hija, por lo que realmente calló muchas cosas, no habló de ese amor que le llenó el cuerpo cuando estuvo en Guinea, no habló del amor sensual que jamás sintió por el padre de su hija. Y ahora, en la tercera parte, nos encontramos ante un monólogo interior sin pudores que nos redescubre a un personaje magnífico y eterno.
La fuerza del cariño es, además de un interesante documento para conocer el ambiente de esos días en los que se fraguaba una vuelta a la democracia socialista, que inundó de alegría y esperanzas renovadas a tantísima gente y que seguramente fue lo mejor que podía pasar en aquel momento, 1982, del que han pasado ya más de tres décadas pero parece que sigue habiendo personas interesadas en defender lo indefendible de aquella transición que debería estar superada, un sistema que pide a gritos de esperanza ser renovado. Ya lo decía Gabriela a su yerno: "sí, habéis consensuado una constitución, pero tenéis rey". El yerno dice que es buena gente ese rey, y Gabriela en un gesto certero de resignación no puede más que responder: "ojalá, ojalá..."
Una novela que es un retrato certero de la vejez, tan abandonada y tan sola y tan triste a veces. La vejez que nos convierte en niños de nuevo, la vejez tranquila de Gabriela que tuvo una vida fascinante, como todas las vidas al fin y al cabo, porque luchó por aquello en lo que creía, porque no se rindió jamás, y en ese camino final, acompañada de su fiel perro Crazy, nos regala a los lectores una expiación cargada de una riqueza literaria superior a la de las otras dos novelas. En definitiva, La fuerza del destino es una de las mejores novelas sobre la vejez y la progresiva demencia que afectan al personaje que se han parido, porque Josefina Aldecoa nos mete dentro del cuerpo de Gabriela, a la que admiramos primero, a la que respetamos después y a la que, finalmente, queremos, como se quiere a una abuela. Un novela imprescindible. Una trilogía imprescindible.
La fuerza del cariño es, además de un interesante documento para conocer el ambiente de esos días en los que se fraguaba una vuelta a la democracia socialista, que inundó de alegría y esperanzas renovadas a tantísima gente y que seguramente fue lo mejor que podía pasar en aquel momento, 1982, del que han pasado ya más de tres décadas pero parece que sigue habiendo personas interesadas en defender lo indefendible de aquella transición que debería estar superada, un sistema que pide a gritos de esperanza ser renovado. Ya lo decía Gabriela a su yerno: "sí, habéis consensuado una constitución, pero tenéis rey". El yerno dice que es buena gente ese rey, y Gabriela en un gesto certero de resignación no puede más que responder: "ojalá, ojalá..."
Una novela que es un retrato certero de la vejez, tan abandonada y tan sola y tan triste a veces. La vejez que nos convierte en niños de nuevo, la vejez tranquila de Gabriela que tuvo una vida fascinante, como todas las vidas al fin y al cabo, porque luchó por aquello en lo que creía, porque no se rindió jamás, y en ese camino final, acompañada de su fiel perro Crazy, nos regala a los lectores una expiación cargada de una riqueza literaria superior a la de las otras dos novelas. En definitiva, La fuerza del destino es una de las mejores novelas sobre la vejez y la progresiva demencia que afectan al personaje que se han parido, porque Josefina Aldecoa nos mete dentro del cuerpo de Gabriela, a la que admiramos primero, a la que respetamos después y a la que, finalmente, queremos, como se quiere a una abuela. Un novela imprescindible. Una trilogía imprescindible.
Pues me lo llevo apuntado.
ResponderEliminarNo he leído nada de esta mujer y la verdad es que no sé por dónde empezar...
Besotes
Empieza por el principio: Historia de una maestra, te lo recomiendo MUCHO!!!
EliminarBesote!
Creo que voy a convertir esta trilogía en uno de mis retos para el año que viene. Me estás picando...
ResponderEliminarBesotes!!!
Merece mucho la pena, es una trilogía que se lee muy fácilmente porque engancha, porque los tres libros son bastante breves (unas 200 páginas cada uno) y porque merece la pena, insisto!
Eliminarbesoteee!
Bueno, yo emepzaré por el primero, y si me gusta, pues seguiré. Un besote!!
ResponderEliminarFíjate que me da a mí que seguro que sigues!!!
ResponderEliminarun besote!!
Yo, no sé porqué, he comenzado por el último. Me ha encantado, tal vez por mi edad, he empatizado tanto con la protagonista... Ahora tengo pereza para leer los anteriores
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