Para su quinto largometraje, el italiano Paolo Sorrentino ha contado, ni más ni menos, que con el gran Sean Penn como protagonista. Un papel que era una golosina para un actor versátil, valiente y generoso como es el dos veces ganador del Oscar Sean Penn, que se transforma en una decaída -que no decadente- estrella del rock que conserva la imagen gótica y vive del dinero que ganó (y que sigue ganando) gracias a su música, porque los viejos rockeros nunca mueren. Pero bajo la capa de polvos blancos, laca y pintalabios rojo, lo cierto es que esta estrella, que responde al nombre Cheyenne, lleva una vida de lo más simple, incluso aburrida, en Irlanda. Atrás quedaron los excesos. Aunque los excesos dejan huella.
Más allá de este modus vivendi, que en sí mismo resulta bastante atractivo, la película intenta avanzar cuando Cheyenne hace un viaje a Estados Unidos tras la muerte de su padre, quien vivió persiguiendo al que fue su torturador en un campo de concentración nazi. Y es en este intento de darle un sentido a la película donde, paradójicamente, la película hace aguas. El guión quiere dar unas respuestas demasiado claras del porqué este hombre, Cheyenne, es así, raro y deprimido. Bucea en su pasado reciente y lejano para que el espectador entienda los motivos de su decadencia, de su perenne tristeza. Pero no hacía falta ser tan explícito ni dar argumentos tan manidos como "mi padre no me quería".
Con todo, y a pesar de algunas escenas prescindibles y erráticas -la del indio por la carretera en medio del desierto, por nombrar una; la del ganso en la cocina, por pensar en otra- la película tiene destellos tragicómicos que la elevan. Gracias a Sean Penn y su pupila azul y su pelo negro y sus labios rojos. Y su voz, y sus movimientos lentos. Una alabanza a la excentricidad que funciona, que Frances McDormand resalta aún más. Lástima que el filme no se centrara por completo en ese bello farniente y buscara una profundidad innecesaria. Porque el lugar donde quedarse que han puesto de título en español, debería ser en realidad el punto de partida y el punto final, evitando la road movie de aire indie que ya hemos visto antes y que no queremos ver más. Ni tan siquiera cuando es Sean Penn el que se va de viaje. Es decir, la traducción literal del título en inglés This must be the place, "este debe ser el lugar", habría sido más apropiada para indicar que Irlanda y su esposa y su mundo anodino eran el sitio adecuado, y los viajes no deberían haberse hecho jamás. Con todo, Sean Penn no sólo salva la película, sino que además la convierte en una película entretenida e interesante.
Merece la pena verla o, mejor dicho, merece la pena verle. Verle a él, y versión original, por favor, que su voz es todo un ejercicio de interpretación. Sean Penn sigue siendo el número 1.
Con todo, y a pesar de algunas escenas prescindibles y erráticas -la del indio por la carretera en medio del desierto, por nombrar una; la del ganso en la cocina, por pensar en otra- la película tiene destellos tragicómicos que la elevan. Gracias a Sean Penn y su pupila azul y su pelo negro y sus labios rojos. Y su voz, y sus movimientos lentos. Una alabanza a la excentricidad que funciona, que Frances McDormand resalta aún más. Lástima que el filme no se centrara por completo en ese bello farniente y buscara una profundidad innecesaria. Porque el lugar donde quedarse que han puesto de título en español, debería ser en realidad el punto de partida y el punto final, evitando la road movie de aire indie que ya hemos visto antes y que no queremos ver más. Ni tan siquiera cuando es Sean Penn el que se va de viaje. Es decir, la traducción literal del título en inglés This must be the place, "este debe ser el lugar", habría sido más apropiada para indicar que Irlanda y su esposa y su mundo anodino eran el sitio adecuado, y los viajes no deberían haberse hecho jamás. Con todo, Sean Penn no sólo salva la película, sino que además la convierte en una película entretenida e interesante.
Merece la pena verla o, mejor dicho, merece la pena verle. Verle a él, y versión original, por favor, que su voz es todo un ejercicio de interpretación. Sean Penn sigue siendo el número 1.
Más películas de Sean Penn en CAJÓN DE HISTORIAS:
- Mi nombre es Harvey Milk
- 21 Gramos
- El árbol de la vida
- Antes que anochezca
Hola Ismael!
ResponderEliminarTengo que decir la película me seduce bastante poco y ver a Sean Penn con la apariencia del hermano mayor de Marylin Manson tampoco mucho.
Después de tus palabras quizá me anime a verla...
Como siempre, un placer leerte.
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
Muchas gracias Lucas! Fíjate que para mí tenía su gracia ver de esta guisa a Sean Penn, y él no defrauda, aunque tampoco esperes mucho de la peli, tiene un guión flojete!
EliminarPues mira has acabado de animarme a pagar una entrada para ver a Penn. La verdad que la historia tiene pinta de ser una locura, pero me gustan ese tipo de excentricidades e histrionismos, ya sabes eso que dicen "sarna con gusto no pica" jejej Un abrazo!
ResponderEliminarAins Piru con lo caro que está el cine espero que si no te gusta no me eches la culpa, jajaja. lo que te aseguro es que Sean Penn hace un buen trabajo, de eso no cabe duda. un abrazo :)
EliminarPor cierto que no es a Marilyn Manson precisamente a quien se pretende parecer, sino al cantante de The Cure
ResponderEliminarPor eso hablo de hermano mayor (más viejo por tanto)...
EliminarPerdona "Piru" si te ha parecido improcedente...
Desde la Ignorancia, Lucas Liz.
La caracterización está genial, la verdad. Tengo muchas ganas de verla =)
ResponderEliminarBesotes
Sí, el pelo, los labios, la ropa... y también la manera de moverse y el tono de voz! por eso animaba a verla en Versión original, darling! besos!!!!
EliminarLa película es él y solo él. Sean Penn es genial y lo vuelve a demostrar una vez más. Completamente de acuerdo contigo!!
ResponderEliminarSaludos!!
Yo admiro mucho a Penn, hay actores que son capaces de hacer cosas muy complejas, y hacerlas bien. Y lo más difícil, hacer que esa complejidad parezca sencilla. Este tío es un crack! un abrazo!
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