Una de las exposiciones de más éxito de esta temporada es la retrospectiva sobre la obra de Marc Chagall, un repaso cronológico a su pintura y, a la vez, a su intensa vida que le llevó desde Bielorrusia a Estados Unidos y a Francia.
La exposición comienza en el Museo Thyssen-Bornemisza y que continúa en la Fundación Caja Madrid. Esta última parte es de la que os hablaré hoy. Se centra en la etapa final del artista, desde que regresó a Francia en 1948 hasta su fallecimiento en 1985.
Chagall nació en Vitebsk, Bielorrusia, donde había una importante comunidad judía, su religión. Esto, lógicamente, marcó profundamente su obra, donde las huidas y las cenizas de la guerra comulgan con el color del circo y de la naturaleza... y con el surrealismo. Porque su obra está impregnada de una simbología del subsconsciente que, a pesar de que pueda parecer compleja, es fácilmente reconocible: el pintor sobrevolando las ciudades con su paleta, como un observador de esa realidad a veces cruel y a veces amable que marcó el siglo XX, los amantes abrazándose, la luz del Mediterráneo que le vio morir. Él se instaló en un pequeño pueblo de la Costa Azul, y la influencia de Francia y de París siempre estuvo presente en sus cuadros, donde podemos encontrar algunos míticos edificios franceses y también ese espíritu galo del amor por las artes. Francia que acogió al artista durante tantísimos años, que incluso invitó al artista a decorar la cúpula de la Ópera de París. Pero, a pesar de todo, el desarraigo continuó latente en sus cuadros, y la presencia de su pueblo y de su patria, y sobre todo de su religión, es una constante en su obra, profundamente marcada por esta dualidad entre la alegría y la tristeza, marcada también por la belleza siempre.
El particularísimo universo de Chagall se caracteriza por la utilización del rojo y del azul, los dos colores más presentes en sus cuadros. Un rojo y un azul tan intenso que lo mismo te hace feliz que te entristece. Como una poesía. Como un ramo de flores situado frente a una ventana abierta. Como una mirada acuosa que sale del cuadro para mirarte, no a ti, sino a través de ti.
Os recomiendo que no os perdáis esta exposición que es gratuita y que el próximo domingo 20 de mayo cierra sus puertas. Desde la Fundación organizan visitas guiadas y para aquellos espíritus libres os aconsejo que os hagáis con un audio-guía porque explican muy, muy bien el legado y el mensaje de este artista.
Yo no sé por qué, pero siempre termino perdiéndome exposiciones a las que pretendía ir. A ver si puedo pasar por esta, pero lo dudo mucho, ya que el finde estaré liadilla y, como mucho, podría el domingo... y estás que el domingo voy a poder entrar!!!
ResponderEliminar¡Besines!
Lady! jolines que rabia, la próxima vez te aviso y si puedes quedamos para ir! por cierto, me alegra que hayas podido comentar!! besotees!
EliminarAaaaaaaaaaaaaaaaaaaarg!!! No me da tiempo a ir antes del 20!!!!!
ResponderEliminarQué faena ¬¬
Shorby, jooolín, qué rabia!!! bueno, la próxima vez seráa!! un besoteeee!!!
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