Por fin llegaba el 12 de diciembre de 2010. Una fecha señalada en el calendario de 18.000 personas desde hace muchos meses. El motivo: el concierto más esperado del año. Lady Gaga llegaba a Madrid. Ya en el metro se respiraba el ambiente festivo, gente disfrazada de la artista, con pelucas rubias, rayos pintados en la cara, latas de coca-cola como si fueran rulos e incluso sombreros de cigarrillos. Una mezcla, cuanto menos, colorida y especial.
Por lo visto hubo problemas en el acceso debido a la venta de entradas falsas. No me enteré demasiado del tema, pero a todos los que compraron las entradas en sitios no oficiales lo único que les puedo decir es que la ilegalidad tiene sus riesgos. En este caso, quedarse sin ver un espectáculo vibrante.
La silueta de la artista salía al escenario antes de las 9:20, el público gritaba como loco, la emoción se masticaba en el ambiente. Comenzaba la fiesta, porque el concierto de ayer fue, ante todo, una fiesta. Lady Gaga se dirigió a sus “pequeños monstruos” una y mil veces, no paró de hacer referencias a sus fans y a Madrid, les dio la mano a los de las primeras filas de la pista, entonó el “happy birthday” a uno de los seguidores del público que cumplía años (y cuyo acompañante preparó una pancarta para dejarlo bien claro), recordó cuando en febrero de 2009 visitó Madrid por primera vez justo antes de la enorme explosión mediática que viviría. Se cambió de ropa no sé cuántas veces, luciendo los vestidos estrambóticos e imposibles que tanto le gustan, derrochando su no-sencillez estilística.
Lady Gaga ha sabido confeccionar un discurso de ánimo que quizá hiciera falta a muchos, un discurso de motivación en el que prima el amor propio, en el que se exalta la diferenciación y en el que, lo más importante, es aceptarse a sí mismo, estar orgulloso de cómo se es, de libertad, de amar a quién se quiera, de amar a todos. Por eso su próximo disco se llamará Born this way, un título que entonamos anoche en el Palacio de los Deportes abarrotado (he de reconocer que escuchar a 18.000 personas diciendo Born this way me pareció muy sectario…) De todas maneras, creo que si ha conseguido todo este éxito, ha conseguido superar en tan poco tiempo a artistas tan consagradas como Christina Aguilera es gracias a este discurso, es gracias a su estrambótica forma de vestir y también a su voz y a su manera de tocar el piano. Y a un show espectacular, caro y a la altura de los más grandes.
El periódico El país titulaba la semana pasada, tras el concierto de la artista en Barcelona: “La patrona de los inadaptados evangeliza el Palau Sant Jordi”. Ayer Gaga dijo algo así como que los inadaptados eran los que estaban fuera. No me gustó nada ese titular de El país, de inadaptados nada, ayer el Palacio de los Deportes era todo un canto a la integración, a la diversidad y a la libertad. Sobre todo a la libertad.
Entre las canciones que más me gustaron, Spechless, una balada en la que demostró la potencia de su voz y las ya míticas Telephone, Alejandro, Poker Face y Bad Romance, elegida la Mejor Canción del año por los lectores de CAJÓN DE HISTORIAS.
Un coche de cuyo maletero aparecía un piano, que ardía, al igual que sus pechos y su chichi, enormes plataformas que llevaba y plataformas en el escenario que subían y bajaban, bailes imposibles, una fuente con un Cristo alado que chorreaba sangre, un grupo de bailarines caníbales que la dejaron sangrando, un vestido que parecía fregona, otro transparente con cofia de monja, muchos gritos y mucha potencia vocal, porque no sólo es espectáculo visual, sino también musical, de ahí su éxito, por ser una artista completa. No soy un gran admirador de Lady Gaga, pero realmente fue un concierto admirable. Me alegra MUCHO haber asistido.
Por lo visto hubo problemas en el acceso debido a la venta de entradas falsas. No me enteré demasiado del tema, pero a todos los que compraron las entradas en sitios no oficiales lo único que les puedo decir es que la ilegalidad tiene sus riesgos. En este caso, quedarse sin ver un espectáculo vibrante.
La silueta de la artista salía al escenario antes de las 9:20, el público gritaba como loco, la emoción se masticaba en el ambiente. Comenzaba la fiesta, porque el concierto de ayer fue, ante todo, una fiesta. Lady Gaga se dirigió a sus “pequeños monstruos” una y mil veces, no paró de hacer referencias a sus fans y a Madrid, les dio la mano a los de las primeras filas de la pista, entonó el “happy birthday” a uno de los seguidores del público que cumplía años (y cuyo acompañante preparó una pancarta para dejarlo bien claro), recordó cuando en febrero de 2009 visitó Madrid por primera vez justo antes de la enorme explosión mediática que viviría. Se cambió de ropa no sé cuántas veces, luciendo los vestidos estrambóticos e imposibles que tanto le gustan, derrochando su no-sencillez estilística.
Lady Gaga ha sabido confeccionar un discurso de ánimo que quizá hiciera falta a muchos, un discurso de motivación en el que prima el amor propio, en el que se exalta la diferenciación y en el que, lo más importante, es aceptarse a sí mismo, estar orgulloso de cómo se es, de libertad, de amar a quién se quiera, de amar a todos. Por eso su próximo disco se llamará Born this way, un título que entonamos anoche en el Palacio de los Deportes abarrotado (he de reconocer que escuchar a 18.000 personas diciendo Born this way me pareció muy sectario…) De todas maneras, creo que si ha conseguido todo este éxito, ha conseguido superar en tan poco tiempo a artistas tan consagradas como Christina Aguilera es gracias a este discurso, es gracias a su estrambótica forma de vestir y también a su voz y a su manera de tocar el piano. Y a un show espectacular, caro y a la altura de los más grandes.
El periódico El país titulaba la semana pasada, tras el concierto de la artista en Barcelona: “La patrona de los inadaptados evangeliza el Palau Sant Jordi”. Ayer Gaga dijo algo así como que los inadaptados eran los que estaban fuera. No me gustó nada ese titular de El país, de inadaptados nada, ayer el Palacio de los Deportes era todo un canto a la integración, a la diversidad y a la libertad. Sobre todo a la libertad.
Entre las canciones que más me gustaron, Spechless, una balada en la que demostró la potencia de su voz y las ya míticas Telephone, Alejandro, Poker Face y Bad Romance, elegida la Mejor Canción del año por los lectores de CAJÓN DE HISTORIAS.
Un coche de cuyo maletero aparecía un piano, que ardía, al igual que sus pechos y su chichi, enormes plataformas que llevaba y plataformas en el escenario que subían y bajaban, bailes imposibles, una fuente con un Cristo alado que chorreaba sangre, un grupo de bailarines caníbales que la dejaron sangrando, un vestido que parecía fregona, otro transparente con cofia de monja, muchos gritos y mucha potencia vocal, porque no sólo es espectáculo visual, sino también musical, de ahí su éxito, por ser una artista completa. No soy un gran admirador de Lady Gaga, pero realmente fue un concierto admirable. Me alegra MUCHO haber asistido.
Es una artista única, y lo que ha conseguido en apenas 1 año es algo totalmente histórico. Pueden odiarla, pueden amarla, pero no se puede negar que es una artistaza como la copa de un pino y que su éxito es merecido, justificado y alabado.
ResponderEliminarYo la verdad es que no me tomaba demasiado en serio a Lady Gaga hasta que escuché Speechless. Ahí me di cuenta de que puede hacer ambas cosas: canciones pegadizas pero también baladas en las que no le falla la voz.
ResponderEliminarNo soy una fan suya ni nada, pero la verdad es que me das un poco de envidia...
Me alegro de que disfrutaras. :)
Ufff... hoy lo he visto en el telediario, ¡qué pasada! yo quería ir, pero cuando me enteré del concierto ya no quedaban entradas... además, para mí estaba muy complicado. Pero realmente, me hubiera gustado. Me gusta mucho la música de Lady Gaga, y realmente tuvo que ser todo un espectáculo.
ResponderEliminarBesos
Es una petarda que no llegara al terce disco
ResponderEliminarMe quedé sin entradas! Brutal ha tenido que ser. Me encanta Lady Gaga!!
ResponderEliminarGenial crónica. Muchos besos!
Esperemos no le pase lo que a muchos artistas que suben a lo mas alto demasiado rapido, y despues se desinflan igual de rapido.
ResponderEliminarUn saludo
David, sí, pero también su éxito viene acompañado de una campaña de marketing muy brutal, eeeh???
ResponderEliminarLahierbaroja, sí, speechless fue de las mejores del concierto, yo la empecé a tomar en serio la primera vez que la vi tocar poker face al piano, jejeje
Natalia, yo tenía entradas ni me acuerdo desde cuando, jajaja, fue todo un espectáculo.
ResponderEliminarAnónimmo: en marzo sale el tercer disco. ;)
María!!! muchas gracias, me alegra que te haya gustado la crónica!!!! ;)
ResponderEliminarGárgola, lo cierto es que lo tiene difícil para mantener el nivel de éxito, si lo consigue, ese será el verdadero éxito!!
besos y abrazos para todossss!!!!