Los hermanos Dardenne han realizado una película de corte social, dotándola de una intensidad casi de thriller gracias a ese argumento a la carrera. Para ello, se apoyan en una de las más grandes actrices del momento (de todos los tiempos, me atrevería a decir): Marion Cotillard. La estrella del cine francés hace, una vez más, una interpretación impecable: la de una madre de clase media sobrepasada por un sistema cruel, excesivo, donde la humanidad queda en segundo plano. Pero también la de una mujer que se sobrepone a los golpes, que lucha con todas sus fuerzas por ganar la batalla. Junto a ella, sosteniéndola, Fabrizio Rongione, uno de los actores habituales de los Dardenne.
Además de una Cotillard espléndida, en una de las mejores interpretaciones femeninas del año, Dos días, una noche, tiene dos cosas muy positivas: su vocación realista, con muchas escenas de la cámara al hombro, captando la verdad de la situación. Y evitar casi por completo juzgar las decisiones que van tomando los personajes, algunos de ellos no quieren o no pueden votar para que Sandra continúe en la empresa, y no se les criminaliza.
La película tiende a un mecanicismo del que sale bastante airosa y, quitando algunas sub-tramas moralizantes, constituye un retrato de esta Europa deshumanizada. El retrato más descarnado del proyecto fallido que es la Unión Europea, donde los intereses son económicos o no son.
Dos días, una noche es cine sin tapujos, cine de hoy, de una crisis moral y profunda, metida en casa. Es la historia de Sandra, belga. Y también de muchos otros europeos, de muchos españoles. Una compañera de trabajo me contó que vivió una situación similar en uno de sus anteriores empleos. Y la gente prefirió que despidieran a unos pocos a cambio de seguir cobrando lo mismo. Es lícito. Los Dardenne consiguen que esa pregunta ronde en el subconsciente del espectador durante días: "¿Y qué haría yo?"
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Dos días, una noche es cine sin tapujos, cine de hoy, de una crisis moral y profunda, metida en casa. Es la historia de Sandra, belga. Y también de muchos otros europeos, de muchos españoles. Una compañera de trabajo me contó que vivió una situación similar en uno de sus anteriores empleos. Y la gente prefirió que despidieran a unos pocos a cambio de seguir cobrando lo mismo. Es lícito. Los Dardenne consiguen que esa pregunta ronde en el subconsciente del espectador durante días: "¿Y qué haría yo?"
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
No conocía la película, pero me gusta la trama, muy de actualidad. Si la traen a mi ciudad, intentaré ir a verla. Saludos
ResponderEliminarDemasiado de actualidad, desgraciadamente...
EliminarSaludos!
Pues sí, muy de actualidad la trama. Tendrén que verla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Los Dardenne han dado en el clavo!
EliminarLa veré seguro, me flipa esta actriz =)
ResponderEliminarBesotes
A mí también me flipa. La amo, de hecho, jajaja!
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