AMORES PERROS, de Alejandro González Iñarritu

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La primera película de Alejandro González Iñarritu, que dejó al mundo con la boca abierta con estas historias de amor en tres formas diferentes, todas cruentas, con unas imágenes que durísimas que casi duelen pero que obligan a seguir mirando. Duras por la violencia animal, duras por los golpes y duras hasta por los besos.

Amores perros es una película visualmente dura que cuenta tres historias de eso, de amores perros, deshechos, tres historias rotas y desarraigadas a las que unen el azar en el tiempo por un accidente de tráfico. La historia de Octavio (Gael García Bernal), un joven enamorado de su cuñada, de la mujer de su hermano con la que mantiene una relación pasional y un sueño, el sueño de escapar. Octaviose gana la vida con el dinero que le reporta las peleas que gana su perro, que no para de matar a otros perros, lo que finalmente le acarrea un problema y hace que tenga que huir. Gael García Bernal en su primer papel importante, espléndido, al que le dieron el Premio Ariel como Mejor Actor (el más importante de la cinematografía mexicana).

La historia de una modelo española que vive en México, amante de un hombre casado y con hijos que deja todo por ella. Y a la que el accidente la deja en silla de ruedas, sin caminar y sin empleo. Una modelo que ama a su perrito. Goya Toledo en la mejor interpretación de su trayectoria profesional.

Y la historia de un indigente  (Emilio Echevarría) rodeado de perros, que abandonó su vida y la vida en general para regresar décadas más tarde, cuando todo parece perdido y recuperar el amor de su hija. 

Una ópera prima magistral y profunda, un collage penetrante y certero sobre una parte de la sociedad y de la realidad mexicana, pero, sobre todo, una película inolvidable.