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martes, 21 de febrero de 2017

Críticas Urgentes: Películas nominadas a los Oscar

La la land, de Damien Chazelle (5*****) 14 Nominaciones, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Protagonista (Ryan Gosling) y Mejor Actriz Protagonista (Emma Stone). La gran película del año. Un homenaje al cine, una historia de amor y sueños. Maravillosa por sus colores, sus coreografías y su música. Maravillosa por la química que hay entre Gosling y Stone, ambos fantásticos, pero especialmente ella, derrochando luz. Maravillosa por su secuencia final, inolvidable. Y maravillosa, finalmente, por el mensaje que transmite: hay que dignificar la nostalgia, desmitificar el romanticismo y, sobre todo, mirar siempre hacia adelante con la sonrisa puesta. 


Figuras ocultas, de Theodore Melfi (4****) 3 Nominaciones: Mejor Película, Mejor Actriz de Reparto (Octavia Spencer) y Mejor Guión Adaptado. Probablemente, la película que consigue conectar con más espectadores: la historia de tres mujeres negras que trabajaban en la NASA durante la Guerra Fría y con la segregación vigente. Las tres actrices principales hacen un papelón y la película consigue hacer reír, consigue emocionar y consigue despertar la admiración profunda. Una de esas veces que uno sale de la sala de cine más que satisfecho tras el visionado, y esa sensación es impagable. 


Moonlight, de Barry Jenkins (3***) 8 Nominaciones, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor de Reparto (Mahershala Ali) y Mejor Actriz de Reparto (Naomie Harris). Los críticos han catapultado Moonlight como el mejor drama del año (ya se llevó el Globo de Oro en esta categoría). La película habla de una realidad de la que no se suele hablar, la homosexualidad entre la comunidad negra afroamericana. Todo un impacto, rodada con una calidad y un buen gusto impecables, y con unas interpretaciones brutales, tanto la de los tres actores que interpretan al protagonista en los diferentes momentos de su vida, como las de los nominados a los Oscar en las categorías de reparto. 


Captain Fantastic, de Matt Ross (3***) Nominada a Mejor Actor Protagonista (Viggo Mortensen). La película indie amable del año. Uno de esos films que encantan durante todo el metraje, aunque el final que se presenta no es el que a uno le habría gustado, porque le falta algo de valentía. O quizás es que hay veces que toca resignarse y adaptarse al sistema para poder continuar. La película tiene momentos brillantes, Viggo Mortensen está espectacular y es -o debería ser- de obligado visionado para padres, madres y comunidad docente. 



Animales fantásticos y donde encontrarlos, de David Yates (3***) 2 Nominaciones: Mejor Diseño de Producción y Mejor Vestuario. Dos nominaciones técnicas para este spin-off de la saga de Harry Potter. La película empieza lenta, porque necesita introducir al espectador no iniciado en ese mundo mágico. Pero logra su propósito y se convierte en todo un viaje de fantasía y acción.
Zootrópolis, de Byron Howard y Rich Moore (3***) Nominada a Mejor Película de Animación. Tras el fiasco que fue Buscando a Dory, la superproducción animada del año es esta Zootrópolis, un thriller protagonizado por una conejita que quiere convertirse en policía, todo un reto que entraña un hermoso mensaje en estos tiempos tan oscuros de Trump y de una Europa cada vez más xenófoba: no más estereotipos de género, no más clichés ni más racismo. Solidaridad y convivencia para hacer de este mundo un lugar mejor, de eso se trata. 

jueves, 26 de marzo de 2015

Crítica | La teoría del todo, de James Marsh


Después de posponer el visionado de esta película durante toda la temporada de premios, finalmente me enfrenté a ella la semana pasada, durante un vuelo Madrid - Nueva York (que da para bastante).

Si no quería verla era porque, a pesar de las críticas entusiastas, presentía un tufillo de melodrama que me producía enorme pereza: la historia de amor, la enfermedad, la física, lo british... buf, a priori no resulta muy atractivo. Es por eso que cada semana me decía: "voy a ver La teoría del todo", y cada semana terminaba viendo cualquier otra película (incluso vi Dios mío ¿pero qué te hemos hecho?, que menudo pestiño...). 

Así llegué hasta la noche de los Oscars, y cuando Eddie Redmayne ganó el premio como Mejor Actor Protagonista me dio muchísima rabia, por dos razones:
  1. Creo que el papel de Michael Keaton en Birdman es verdaderamente sublime, cargado en matices, irónico, actual y complejo. 
  2. Tenía una excusa menos para seguir posponiendo el visionado. 

Solo me faltaba agarrarme a un clavo ardiendo: que la retiraran de la cartelera. Pero ni con esas. En el vuelo, cuando la vi delante de mí, me dije: Ismael, ármate de valor. Y así lo hice.

Resultado: dos horas que podría haber aprovechado para avanzar con Las tres bodas de Manolita (que a día de hoy ya he terminado y voy a reseñar muy pronto). 

Que sí, que la complejidad física del papel de Eddie Redmayne le hace casi merecedor de un Oscar, que la película tiene una dirección artísitica notable y una música impecable. Nadie lo niega. Es indiscutible. Pero La teoría del todo es un fraude. De hecho, casi se podría decir que es un puto fraude. Nos la venden como una historia de amor cuando es no lo es (miren la biografía de Stephen Hawking y lo entenderán, eso para empezar). 

Todo es cursi e impostado. Evita profundizar en el drama, en el dolor, en la pasión e incluso en "los cuernos", en un derroche de cobardía que no recordaba de un director en mucho, mucho tiempo. Porque James Marsh ha realizado un producto academicista que busca ser níveo, y tan puro se pretende, que es harto pedante.


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria 

lunes, 23 de febrero de 2015

Premios Oscar 2015: El triunfo de la inteligencia


- Birdman gana 4 Oscars y se impone en las categorías principales: Mejor Película y Mejor Director.
- El joven Eddie Redmayne le gana el duelo a Michael Keaton.
- Julianne Moore logra ¡por fin! el Oscar como Mejor Actriz gracias a Siempre Alice.
- Boyhood únicamente consigue el galardón como Mejor Actriz de Reparto para Patricia Arquette.
 
Sorpresas (agradables) te da la vida. Ha sido un año en el que proyectos de corte más clásico (The imitation game, La teoría del todo y El francotirador) han convivido con otros más arriesgados y alejados de los circuitos cinematográficos masivos, como Boyhood, Birdman y Whiplash. Y, si durante toda la temporada de premios los críticos y los gremios han decidido decantarse por estos últimos, la Academia de Hollywood ha dado su respaldo apoyando la película más brillante e inteligente de entre ellas: Birdman. Y, probablemente, la que más filias y fobias despierte en los espectadores. Es fácil amarla, por la calidad de sus interpretaciones, por su guión cargado de matices y profundidad, y por su humor sutil que deja un poso de amargura. Pero también es fácil odiarla, no comprenderla, aburrirse con ella, despreciarla incluso. Quizás por eso pensaba que sería Boyhood la ganadora de la noche, una película más accesible y un proyecto igualmente digno de tal galardón. Además, ¿quién iba a pensar que un mexicano ganaría otra vez después de que el año pasado lo hiciera Alfonso Cuarón por Gravity? Y, a pesar de que ha fallado mi quiniela, me alegra enormemente que haya ganado Birdman, la que considero, junto con Whiplash, la mejor película de esta edición. Además, Alejandro González Iñárritu, que ya fue protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, es uno de los directores más brillantes del cine actual, uno de mis favoritos. Así que bravo por la Academia de Hollywood.


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

viernes, 25 de enero de 2013

LOS MISERABLES, de Tom Hooper


Uno necesita dejar reposar las sensaciones tras el visionado de esta película, porque la sensación primera que se queda pegada a la parte más superficial de la piel es de apabullamiento, grandiosidad, y se requieren días para que traspase esa fina capa y se instale más profundo, entre el corazón y el estómago.

Tom Hooper (que ganó el Oscar con la efectiva y quizá sobrevalorada El discurso del rey) demuestra que es un director con una visión sólida del cine que quiere, un cine arriesgado y que no está al alcance de la mano de cualquiera. Demuestra, asimismo, que su Oscar como Mejor Director no fue casualidad y que tiene intención de quedarse entre los más grandes. Con Los miserables se ha superado. Se ha superado porque la producción es mucho más ambiciosa, porque la historia que creó Victor Hugo requiere una enorme capacidad de síntesis para plasmar aquello realmente importante en la pantalla, y porque, una vez más, ha demostrado ser un gran director de actores, sacando lo mejor de un elenco interpretativo que debe estar eternamente agradecido por haber formado parte de Los miserables.

Hugh Jackman hace la mejor interpretación de su carrera, un papel complejo y que requiere una gran preparación. La evolución física y psicológica de su personaje es palpable, y de muestra que es capaz de cantar, interpretar y transmitir aquello que desea. Ya ha ganado el Globo de Oro, ¿ganará también el Oscar? Bien lo merecería.

En el reparto encontramos también a Russell Crowe, un actor que siempre me ha disgustado por inexpresivo, pero esta vez conseguir hacer de su inexpresión pura frialdad, incluso tiene destellos de brillantez y tormento en los minutos finales.

Asimismo, el cartel lo completan Eddie Redmayne, vocalmente algo más limitado, pero consigue estar correcto; Amanda Seyfried y Samantha Barks, mejor la segunda que la primera; o los estrambóticos Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter, ciñéndose una vez más a un papel que parece que ya han hecho antes.

Mención especial requiere Anne Hathaway, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, en un papel secundario pero impactante. Su momento cumbre llega pronto, no ha avanzado demasiado el metraje todavía, y su interpretación de I dreamed a dream te parte en dos, te deja bañado en lágrimas. ¿cómo es capaz de hacer algo así?

En definitiva, uno tiene la grata sensación final de haber visto una película majestuosa, un musical bien hilado, unas interpretaciones que forman parte ya de las grandes interpretaciones de la Historia del cine. Y, por encima de todo esto, sobresale la gratitud a Tom Hooper por conseguir que uno sienta tantas ganas de leer la obra de Victor Hugo, que tiene que ser, seguro, una obra magistral, objeto de profunda admiración.

viernes, 24 de febrero de 2012

MI SEMANA CON MARILYN, de Simon Curtis


¿Un joven inexperto y anónimo teniendo un romance con la mismísima Marilyn Monroe? Pues sí, señores, de eso trata esta película, de Colin, un joven de 23 años que desea trabajar en el mundo del cine, y que consigue un puesto como tercer asistente de director en la primera película que rueda Marilyn Monroe en Londres. Ella está en el momento más álgido de su carrera, es una estrella internacional, una diosa, deseada y amada en todos los rincones del mundo. Pero Marilyn es también una mujer extremadamente frágil e insegura, adulada, sí, pero tan sola y tan falta de cariño que está a punto de resquebrajarse en mil pedazos de cristal. 

Estamos ante un biopic que, al contrario que La dama de hierro, en el que se intenta abarcar la vida completa de Margaret Thatcher, se profundiza en una sola semana de la existencia actriz norteamericana, por lo que se podría afirmar que el término biopic queda aquí incluso difuminado, pero el retrato de la vida, del trozo de la vida de Marilyn, es profundo y sincero, y eleva la película. 

La película comienza fuerte, es muy, muy dinámica y funciona. El montaje dinámico ayuda a que el espectador se meta de lleno en pocos segundos en la historia. Es fácil empatizar con todos los personajes, desde el joven Colin (al que da vida Eddie Redmayne) hasta Sir Laurence Olivier, actor y director de la película (interpretado por un maestro de la interpretación, el británico Kenneth Branagh, nominado al Oscar por este papel en el que derrocha tablas y madurez, un papel cómico, histriónico y atormentado). Pero es Michelle Williams la que tiene el papel más difícil del filme, una interpretación de las que se quedan en la retina, no sólo por el parecido físico, indiscutible, por la mímesis que se ha logrado con Marilyn, sino también -y sobre todo-  por la dualidad a la que está sometido el personaje, por la complejidad psicológica, por conseguir derrochar la sensualidad y la inocencia, el desparpajo y el drama. Michelle Williams llena la pantalla con su vulnerabilidad, con esa imagen dorada que oculta un "otro yo", que es su "yo" más real. Una de las mejores interpretaciones femeninas del año. Merecido Globo de Oro y merecidísima nominación a los Oscars.

Tras ellos, hay que mencionar el trabajo de Emma Watson, que comienza a desligarse se su papel de Hermione en la saga Harry Potter. El papel es muy pequeño, pero está chica llegará lejos. También es pequeño el papel de la gran dama británica de la interpretación, Judi Dench, siempre espléndida. En esta ocasión, su pequeño papel vuelve a condensar la esencia de esta película, cuando dice que "Marilyn Monroe es una estrella que se está esforzando por ser una buena actriz". 

Mi semana con Marilyn es la historia de un amor imposible, de un romance fugaz, es una película ligera y luminosa, que consigue entretener, sacar alguna sonrisa, con destellos de emoción. No es una obra maestra, pero es una obra que funciona y, sobre todo, es un ejercicio de dignidad y brillantez de una actriz que ha conseguido una interpretación que merece todos los halagos.