El siguiente artículo lo publiqué en el blog del periódico Sí, Se Puede en el que estuve trabajando. Han pasado dos años y me gustaría decir que todo sigue igual, pero no puedo, lo cierto es que las cosas están hoy aún peor...
INDIGNADOS CON
EL CORAZÓN EN LA MANO Y LA ALEGRÍA INTACTA
20 de Junio
2011
Hace unos días
veía el siguiente grupo en Facebook: “En España, al acabar la carrera, hay tres
salidas: por tierra, mar y aire”.
Triste
realidad esta, que nos obliga a escapar de la Europa afligida y desgastada y
vieja, tan manida que parece condenada a morir. Esta Europa que siempre he
defendido, elegante, que supo renacer y hacerse a sí misma como una región
grande y próspera y que, ahora, está contaminada de corrupción, y su ambiente
es putrefacto.
En España, la
picaresca, que incluso podía llegar a ser divertida, se ha convertido en un
pozo profundo y negro donde los políticos y los bancos manejan el cotarro,
respaldados por buena parte de los medios de comunicación que se presumen
plurales cuando eso no es más que una farsa. Políticos y banqueros y
empresarios unidos para destruir los derechos sociales de las clases medias,
condenándolas a la destrucción, para convertirnos en un pobre país de pobres y
ricos. Eso sí, todos con estudios universitarios, formaciones académicas
impecables, másters del universo, iphones y sueños rotos.
Un país en el
que nada tiene sentido: Valencia gobernada por políticos supercorruptos (como
si de superhéroes se tratara) que cuentan con el respaldo de los electores
burdos y absurdos; Izquierda Unida, dando un apoyo implícito al Partido Popular
en Extremadura; y la otra burda y absurda de España, Rosa Díez, consiguiendo
votos a destajo, una evidencia de la estupidez humana que apuesta por la incoherencia.
Y mientras
ellos se pelean, la gente sale de nuevo a la calle para decir: “Por favor,
seguimos aquí, muriéndonos de hambre, condenados a salir por tierra, mar y aire
de este país herido, aún cicatrizando, que hemos aprendido a querer con los
años y que ahora nos obliga a marcharnos”.
Nos obliga a
marcharnos porque, si a nivel político es todo un gran fiasco hediondo, a nivel
social y humano, pocas esperanzas quedan. Pocas esperanzas quedan cuando un
empleado no cobra su sueldo y nadie le da explicaciones, en un entramado de
silencios putrefactos e hipócritas. Pocas esperanzas quedan cuando los derechos
adquiridos de un trabajador son denostados, cuando los convenios solo sirven
para que los jefes y los no tan jefes se limpien sus partes “poco-nobles” de la
infecta mierda que les corroe, mientras siguen rezando a dios y haciendo gala
de su catolicismo vergonzante. Cuando, cada año, ni tan siquiera ese empleado
recibe una subida del IPC, haciéndole más pobre mientras, en el país, unos
pocos se hacen más ricos.
Por no hablar
del “presentismo” incompetente que invade nuestras oficinas y despachos, así
como de las dictaduras empresariales a las que muchos empleados se ven
sometidos, sin opción para rebatir una idea, para defender un trabajo en el que
se ha puesto la motivación, el alma y la ilusión. Y lo único que se fomenta es
el desencanto, el hastío, se fomenta la fragmentación y el asco.
La gente
volvía ayer a salir a las calles para protestar. Con ilusión, ignorando a
aquellos medios de comunicación que emprendieron una campaña contra los jóvenes
indignados, alienándose a los políticos que les controlan y a los bancos que
les pagan, y obviando el malestar de toda la gente, de todos los jóvenes que,
hartos de este país donde lo único que podemos hacer es comer mierda o escapar.
La gente volvía ayer a salir a las calles, con el corazón en la mano y la
alegría intacta, y la certeza, cada vez más frágil, de saber que el tiempo pone
a cada uno en su sito.
Sí, las cosas están aún peor. Cada vez se ve menos esperanza en el rostro de la gente...
ResponderEliminarBesotes!!!
Dos años y, viendo como pintan las cosas, lo peor es que la cosa parece que va para largo. A pesar de que haya supuestos "indicios económicos que empiecen a invitar al optimismo", la realidad social es y va a seguir siendo muy distinta. Y a muchos de los españoles lo que nos importa es vivir dignamente, los datos económicos son muy secundarios pese a que nuestra escoria política ahora quiera priorizarlos.
ResponderEliminarUn saludo indignado.
Dos años y pocos cambios, por decirlo así..
ResponderEliminarÁnimo, cada vez lo necesitamos más...