Una de las grandes sorpresas de la temporada fue esta película, No, que consiguió que Chile, por primera vez en la historia, consiguiera la nominación al Oscar en la categoría de Mejor Película en Lengua No Inglesa.
Estamos ante un documento histórico rodado con pasión y con rigor, mezclando la trama de la historia del publicista René Saavedra con pedazos de imágenes reales de archivo que documentan ese proceso histórico y fascinante de la historia reciente latinoamericana: el momento en el que el dictador Augusto Pinochet fue derrocado democráticamente en un plebiscito que él mismo había convocado. Es, sin duda, uno de mis momentos históricos favoritos, que dan sentido a la frase tatuada sobre mi piel: "un pueblo sin piernas pero que camina", porque sí, señores, los chilenos demostraron que ni las artimañas dictatoriales, ni las mentiras, ni el control del poder empañarían la ilusión de avanzar, de seguir adelante. Ahora es el momento de derrocar a esos gobiernos europeos, como el desastroso español, que alardean ser democráticos pero que no son más que una patraña infecta.
No es la historia que ya nos contó el escritor Antonio Skármeta en su novela Los días del arcoíris, y que os invito a leer fervientemente, tanto mi reseña como la novela en sí misma, sobre todo a aquellos que no estén tan familiarizados con ese episodio histórico.
No es la historia que ya nos contó el escritor Antonio Skármeta en su novela Los días del arcoíris, y que os invito a leer fervientemente, tanto mi reseña como la novela en sí misma, sobre todo a aquellos que no estén tan familiarizados con ese episodio histórico.
El director Pablo Larraín ha desprovisto su película de cualquier artificio, de cualquier elemento hermoso, para centrarse en la crudeza de esos días, en el ambiente cargado que se respiraba en Santiago de Chile. El peso principal lo tiene Gael García Bernal, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, al que hay que elogiar, en primer lugar, el haber conseguido un más que decente acento chileno. A esto hay que seguir que no se pierde en florituras ni en sensiblerías, haciendo una interpretación solvente, cruda y veraz.
No estamos ante una película perfecta, pero sí ante un visionado obligatorio y vibrante.
La película es dinámica y consigue ir de menos a más, con un punto de partida que ya es bastante alto, y mantiene la atención del espectador en todo momento. Pero es al final, cuando se resuelve que sí, que se venció al horror y al miedo y al silencio cuando uno no puede más que dejarse llevar por ese caudal desbocado de emoción, viajar a las calles de Santiago y llorar de felicidad. Porque sí, René tenía razón: Chile, la alegría ya viene.
Uffff, no la conocía pero te aseguro que voy a intentar hacerme con ella. Con un poco de suerte la tienen en mi biblioteca.
ResponderEliminarUn periodo histórico apasionante...
Besotes
Creo que se estrenó en España hace poco, aquí en Bolivia todavía está en las salas, así que a lo mejor tarda un poco en salir en DVD. Pero coincido contigo: un período histórico apasionante.
EliminarUn besote!
La vi en Estados Unidos y...me encantó! Y estuve una semanita cantanto el lema!
ResponderEliminarjajaja es super pegadizo: chiiile, la alegría ya viene!!!! :P
EliminarLa tengo en el cajón cinéfilo; así que pronto podré compartir impresiones contigo. Un abrazo,
ResponderEliminarYa me dirás pues! un besoteee!!!! ;)
EliminarLa tengo en el catálogo por cable y tu reseña me ha animado a verla, quizá esta misma noche.
ResponderEliminarBesos,
Ya me contarás entonces, merece la pena, sobre todo el final!! que aunque conocido es igualmente emocionante!! un besote!!
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