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viernes, 9 de noviembre de 2012

TRES PELÍCULAS DE MARIBEL VERDÚ

LOS GIRASOLES CIEGOS, de José Luis Cuerda (3***)
Hace ya unos años que leí el libro homónimo de Alberto Méndez en el que se basa la novela. Con el tiempo los detalles se van difuminando y lo que queda es la sensación. Recuerdo que tuve que cerrar el libro en más de una ocasión porque la angustia me impedía seguir leyendo. La película es también dramática, no hay espacio para un ápice de alegría, ni tan siquiera para la esperanza. Sólo para la dignidad, que no espoco. Es una película sobria, sobre una madre que finge ser viuda, sobre un hombre que vive escondido, sobre un diácono fascista, sobre un niño inteligente. Lo mejor, sin duda, sus interpretaciones: Maribel Verdú demuestra su buen hacer, demuestra que la madurez le sienta bien. Un papel, el suyo, con una fuerte carga emocional.  Javier Cámara está espléndido, triste como nunca. Y Raúl Arévalo hace un papel complejo y con muchos matices. El niño Roger Príncep y José Ángel Egido están espléndidos también. La película habla también en los silencios y en la ceguera, en la de esos girasoles que no pueden ver. Lo peor, la historia de la huida al monte de los dos jóvenes, metida con calzador y que desmerece la película, no hacía falta o, no, al menos, para contarla así de mal. No negaré que hay clichés, pero en general es una película bien contada, un derroche de dignidad y un drama tremendo, por cercano y por real. La recomiendo: sí, pero el libro más, por supuesto.

SIETE MESAS DE BILLAR FRANCÉS, de Gracia Querejeta (2**)
Reconozco que espera mucho más de esta cinta. Por la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián para Blanca Portillo. Por los dos Goya (de 10 nominaciones), para Maribel Verdú y para Amparo Baró. Pero la historia me parece que es, de base, bastante floja, no consigo creérmela en ningún momento. Y mira que es verdad que a veces la vida se complica cuando creíamos que los pilares eran sólidos. La manera que tiene de contarla Gracia Querejeta no me gusta, no es que sea sencilla, es que me parece simple. Me parece que se podría haber ahondado más en las emociones sin caer tampoco en sentimentalismo. Me parece que se ha pretendido abarcar demasiadas historias, demasiadas vidas, para no profundizar en ninguna de ellas. Lo mejor, sin duda, son las interpretaciones. Ahí si que no le pongo ni una sola pega a Querejeta, que demuestra ser una gran directora de actores. Maribel Verdú está a la altura del duelo interpretativo con Blanca Portillo, algo complicado porque la segunda tiene una fuerza arrolladora. Amparo Baró no tiene nada que demostrar ya, es una gran actriz, por pequeño que sean sus papeles. Mención especial también para Lorena Vindel y para Raúl Arévalo. La recomiendo: sólo por las interpretaciones, y es no es poco, no crean.

LA ZONA, de Rodrigo Plá (3***)
La Zona es un thriller dramático que empieza con un robo en un barrio residencial exclusivo al que es prácticamente imposible acceder. Ese robo termina con la muerte de la mujer asaltada y con la muerte, también, de dos de los asaltantes. Pero uno de ellos consigue escapar. A partir de ese momento, los vecinos de la zona comienzan una cacería. El ladrón no puede salir del barrio, no puede escapar. Y los vecinos intentan dejar al margen a la policía, tomando la justicia por ellos mismos. Una película coral en la que se plantea aquello de "ojo por ojo, diente por diente". Me ha gustado la depuración narrativa. Aunque el director no termina de ser del todo imparcial "con los buenos y los malos", se mantiene en un límite aceptable. En el reparto destaca Daniel Giménez Cacho, Carlos Bardem  con un acentazo mexicano, o Daniel Tovar. Maribel Verdú tiene un papel pequeño, pero fundamental. Ella es la única cuerda en un mundo de locos. Y cuando se es único, el cuerdo pasa a ser el loco a los ojos ajenos. Una película tremenda. La recomiendo: sí, por supuesto, por todo lo que plantea, por su actualidad imperecedera y por conseguir ese ritmo y esa tensión trepidantes. 

jueves, 14 de enero de 2010

Premios GOYA 2010: Primeras impresiones


Una gran sorpresa ha supuesto el anuncio de las nominaciones a los premios Goya: Celda 211 parte como favorita con un total de 16, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, por encima incluso de la todopoderosa Ágora del todopoderoso Alejandro Amenábar, que acapara 13 nominaciones.

Le siguen, en número de nominaciones, El secreto de sus ojos (¿acaso no es un poco incoherente que esté nominada en la categoría de Mejor Película -Española- y Mejor Película Extranjera de habla hispana?) y El baile de la victoria, con 9. Dos de las pocas películas españolas seleccionadas por la Academia que no he visto (ni ganas).

Una vez más la Academia de Cine español ha ninguneado a Pedro Almodóvar, que le deja sin nominaciones en las categorías principales, aunque Los abrazos rotos merecía estar entre las cuatro seleccionadas como Mejor Película y él, sobre todo, nominado como Mejor Director, porque lo es. Aunque más sorprendente aún es la INJUSTÍSIMA ausencia de Blanca Portillo como Mejor Actriz de Reparto. Y después de haber visto Gordos y Celda 211 puedo afirmar con rotundidad que el trabajo de Portillo es mejor que el que desempeñan Marta Etura, Pilar Castro y Verónica Sánchez, que sí han conseguido nominación. Igual de injusto es dejar sin nominación a Lluis Homar. Cosas de la vida.

En cambio, quizá por mediática, Penélope Cruz sí está entre las cuatro actrices principales, junto con Maribel Verdú por Tetro, Rachel Weilsz por Ágora y Lola Dueñas por Yo también, que parece la gran favorita.

Quiero destacar también la ausencia de Isabel Coixet y su minucioso Mapa de los sonidos de Tokio, que tan solo tienen una nominación, quedando incluso por debajo de Spanish movie, que tendrá presencia en la categoría de Efectos Especiales y Canción.

Ya podéis votar en la encuesta de la columan lateral la película que creéis que ganará el Goya.
A continuación mi quiniela inicial, con mis favoritas en negrita:

Mejor película
Ágora, de Alejandro Amenábar
Celda 211, de Daniel Monzón
El baile de la victoria, de Fernando Trueba
El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella


Mejor dirección
Alejandro Amenábar, por Ágora
Juan José Campanella, por El secreto de sus ojos
Daniel Monzón, por Celda 211
Fernando Trueba, por El baile de la victoria


Mejor actor
Ricardo Darín, por El secreto de sus ojos
Antonio de la Torre, por Gordos
Jordi Mollá, por El cónsul de Sodoma
Luis Tosar, por Celda 211

Mejor actriz
Penélope Cruz, por Los abrazos rotos
Lola Dueñas, por Yo, también

Maribel Verdú, por Tetro
Rachel Weisz, por Ágora


Mejor actor de reparto
Raúl Arévalo, por Gordos
Carlos Bardem, por Celda 211
Ricardo Darín, por El baile de la victoria
Antonio Resines, por Celda 211


Mejor actriz de reparto
Pilar Castro, por Gordos
Marta Etura, por Celda 211
Vicky Peña, por El cónsul de Sodoma
Verónica Sánchez, por Gordos


Mejor actor revelación
Alberto Ammann, por
Celda 211
Fernando Albizu, por Gordos

Gorka Otxoa, por Pagafantas
Pablo Pineda, por Yo, también


Mejor actriz revelación
Nausicaa Bonnin, por Tres días con la familia
Leticia Herrero, por Gordos
Blanca Romero, por After
Soledad Villamil, por El secreto de sus ojos

martes, 14 de abril de 2009

LOS ABRAZOS ROTOS, de Pedro Almodóvar

Siempre adquieren especial relevancia los estrenos de Almodóvar, y unido a esto unas enormes expectativas creadas. Si además sumamos la participación de Penélope Cruz, la expectación está servida. Y cómo suele ocurrir en estos casos, la expectación provoca elogios y críticas.

Los abrazos rotos supone una vuelta al Almodóvar más dramático y menos amable, una historia compleja que seduce con las dos armas más potentes del director: un guión de genio y una narrativa cinematográfica que es arte en esencia. Porque todo en esta película es arte: el color, los planos detalle, los movimientos de cámara… todo.

Almodóvar ha alcanzado un nivel de madurez creativa que hace que ver sus películas se convierta en toda una experiencia sensitiva que supera lo visual para alcanzar el gusto y el tacto. El tacto del abrazo, del abrazo roto que rompe por la mitad la vida dejando ciego a Mateo Blanco, el protagonista, el mejor personaje masculino que jamás ha parido el manchego. Porque si con Volver agradecíamos la vuelta de Almodóvar al universo femenino, ahora no podemos más que elogiar la creación de este personaje, magníficamente interpretado por Lluis Homar, que consigue la introspección absoluta, la naturalidad y la credibilidad.

Homar está secundado por Blanca Portillo, quién merece de una vez por todas el reconocimiento unánime de la crítica, por su solidez interpretativa y su versatilidad. Y la recién oscarizada Penélope Cruz, que no defrauda, demuestra la conexión que existe entre Almodóvar y ella, conexión que la engrandece siempre.

Una película de dualidades, en la que Mateo Blanco es además Harry Caine, y en la que Penélope Cruz interpreta a Lena –que es palacio y calle- y también a Tina. Y dualidades difíciles de conseguir: comedia y drama… y cine negro.

Los abrazos rotos engancha desde la primera escena, te mantiene atento y te seduce con la belleza visual. Con el pasisaje único de Lanzarote y la escena del último beso, unión eterna que recuerda a la obra de Gustav Klint, imágenes que avanzan a cámara lenta en un televisor, fundidas con el tacto del protagonista ciego, que no puede ver, pero sí sentir.

Una película que habla sobre el lenguaje universal del cine, porque sin duda, es cine de lo que más sabe Almodóvar, de hacer cine con pasión, incluso a ciegas.

miércoles, 8 de abril de 2009

VOLVER, de Pedro Almodóvar

Cursiva

Probablemente sea la película más amable de Almodóvar, por eso tuvo un gran éxito de público, con un guión de gran calidad -como siempre- y su sello personal en cada escena. Aunque en esta, Almodóvar nos regala menos planos detalle, tan deliciosos.

Una mención especial merecen todas las interpretaciones femeninas, mujeres de carne y hueso, mujeres españolas de hoy y de ayer. Todas magistrales, desde Penélope Cruz en su mejor papel hasta la fecha, intensa, cómica, dramática, vulgar, elegante... - consiguió su primera nominación a los Oscars, además de consolidarse y obtener un respeto ante la crítica que por aquel entonces todavía se le escapaba a veces...- a Blanca Portillo, que demuestra su gran versatilidad y su amplio registro -para mí, de las secundarias, es la mejor-, pasando por Carmen Maura, ¡que gran actriz! y Lola Dueñas, ingenua y cómica.

En Volver, Pedro Almodóvar da un giro de 360º con respecto a sus dramas inmediatamente anteriores (La mala educación, Hable con ella y Todo sobre mi madre) y vuelve al universo femenino que no debería haber abandonado jamás, vuelve al costumbrismo y a la comedia, o más bien, a la tragicomedia, porque estamos ante una película que te hace reír y te emociona, de las que ya no se hacen, en esencia.