Aviso a navegantes: leer a Michel Houellebecq, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, puede herir sensibilidades. Especialmente esta novela transgresora que cuenta la historia de dos hermanos que se han criado en dos familias diferentes y en contextos muy distintos.
Por un lado Bruno, cuyo protagonismo sobresale ligeramente. Un enfermo sexual, un salido que vincula la sexualidad a la economía. Bruno, hijo de Janine y el cirujano plástico, criado en Argelia y que, tras la muerte de sus abuelos, es trasladado a un centro de menores en el que sufre abusos sexuales.
Por el otro lado Michel, hijo de Janine y el cineasta. Michel superdotado que se cría en las afueras de París con su abuela.
Dos personajes comunes a los que Houellebecq logra dotar de pulso y sangre corriendo por las venas, unas venas y un corazón de literatura que bombean pura verdad desde los límites de lo posible.
Houellebecq explora en Las partículas elementales la sexualidad más abrupta, aproximándose incluso al incesto. Pero esta novela ambiciosa entraña mucho más que sexo. Digamos que el sexo es solo una consecuencia. La novela es también una incisiva mirada a la influencia de Estados Unidos sobre la Europa occidental que se desmonta estos días (¿o es que lo podrido no puede vivir para siempre?), es una crítica feroz vestida de ironía contra la socialdemocracia, en la que no faltan suicidios y sensaciones tan brutales como desear la muerte de un hijo. Y tampoco faltan, como en otros libros del francés, la brutalidad de las sectas, los asesinatos y el materialismo absoluto. En definitiva, el legado de la Revolución del 68, una broma pesada de la que Houellebecq se ríe para provocar pesadillas en un lector perplejo. Todo contado con el identificable estilo didático enciclopédico del autor, muy próximo al ensayo pero con la intensidad de la novela más trepidante.
Michel Houellebecq no se corta un pelo: nada es políticamente correcto en este libro. Y a la vez, todo es profundamente certero. Una experiencia lectora impactante y más que recomendable.
La frase:
Au milieu de la grande barbarie naturelle, les êtres humains ont parfoirs (rarement) pu créer de petites places chaudes irradiées par l'amour.
En el medio de la gran barbarie natural, los seres humanos han podido a veces (en contadas excepciones) crear pequeños lugares cálidos, pequeños espacios cerrados donde reinaba el amor.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Es un autor que tengo pendiente de leer y me gustaría hacerlo, pero será más adelante, pues ahora puede que no esté muy receptiva para este estilo de escritura. Besos
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarCreo que este libro podría ser muy de mi estilo. Lo leeré si tengo ocasión.
Muy buena reseña.
¡Nos leemos! :)
Me avisas de que el libro puede herir sensibilidades y yo como soy un poco masoquista literariamente hablando te tengo que seguir leyendo. Creo que se puede hablar y escribir de cualquier tema, la diferencia está en cómo se haga. No he leído nada de este autor, así que si quiero saber cómo escribe tendré que animarme con él. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarSaludos.
Me encanta. Me lo llevo!
ResponderEliminarBesotes