Hay historias de amor que se meten por los ojos, colapsan la garganta y se asientan en el estómago. Historias de amor que superan todas las ideologías, las creencias, incluso las más crueles y devastadoras, como el nazismo. Historias de amor eternas. Y La comadrona, de la finlandesa Katja Kettu, es una de esas historias.
Está protagonizada por una comadrona a la que llaman Ojo Salvaje, durante la IIª Guerra Mundial en Laponia. Finlandia luchó, con el apoyo de la Alemania Nazi, contra la Unión Soviética hasta 1944. Sin embargo, en septiembre de ese año se firmó un acuerdo de paz entre los soviéticos y los finlandeses, lo que derivó en la Guerra de Laponia contra los nazis, que terminaron abandonando el territorio.
En este contexto es cuando conocemos la historia de Ojo Salvaje que se enamoró perdidamente de Johannes, un nazi de madre finlandesa. Él había luchado en Ucrania y sufre secuelas psicológicas. Por eso se encuentra "bajo medicación", lo que le dificulta percibir la realidad con plenas facultades. Y aún así, entre la niebla que le empaña la vida, es capaz de corresponder con el mismo amor a Ojo Salvaje, que no es la más bella, ni la más delicada, sino una comadrona bruta hecha de amor por él. Tan hecha de amor que es capaz de hacer cosas horribles que atentan contra el ser humano y contra su propia dignidad. El amor de un animalito es incondicional, y en ese sentido ella es como un animalito. Su amor es atormentado, es de los que queman, tan obsesivo que está al limite de la enfermedad nerviosa.
Katja Kettu ha escrito una novela que pendula entre el desconcierto y el arrojo. Un desconcierto que deriva del estilo de la autora, que combina unos diálogos escritos en un tono vulgar con unas cartas que destilan profunda cultura. Todo un golpe de efecto para el lector, desorientado. Pero creando a la vez un magnetismo apasionante. Tú, Johannes, eres un hombre al que nada más nacer habría que haber hundido a patadas en el lodo de un pantano, tanto es el sufrimiento que has acarrado a las mujeres que se han cruzado contigo. A mí. A mí solo. A mí a la que más, a mí que me enamoré de ti y pude probarte por un momento, a mí que que cuando me abandonaste se me abrió una sima en el corazón por la que aún estoy cayendo.
En definitiva, La comadrona es un derroche de belleza y categoría literaria. Una novela enorme, con unos personajes inolvidables, especialmente el de esa mujer que se vació por dentro para llenarse de amor. Con un inicio brillante y un desarrollo hiriente y brutal. Y con un final que arrasa y deja la tierra yerma. Maravillosa.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
Lo tenía apuntado desde que vi la reseña de María y ahora con la tuya aún tengo más ganas de leerlo. Muchos besos.
ResponderEliminarNo tiene mala pinta, pero entre tantos pendientes que tengo éste no me llama ahora mismo
ResponderEliminarLo tenía apuntado ya, que lo vi reseñado ayer en otro blog =)
ResponderEliminarBesotes
Es un libro que tengo apuntado, pero con el que no me acabo de decidir, aunque tu reseña me anima a ello. Besos
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