No es habitual que un libro me
haga reír con la primera frase, y éste lo ha conseguido. Era lunes y como todos los lunes el alma me pesaba ahí mismo, abajo del
saquito de los cojones. Ese lunes el
protagonista (y narrador) sufre un pequeño accidente de coche en el que tiene
que vérselas con Sonsoles, una mujer de la clase alta madrileña, una pija que
le humilla delante del policía que gestiona el golpe y se marcha sin más. Por
eso, el protagonista, para entretenerse durante un tiempo decide aniquilarla moralmente, o, dicho de otra
forma, joderle un poco la vida. Lo que no sabía cuando toma esa decisión es que
ese juego podría tornarse peligroso.
La flaqueza del bolchevique es una novela cargada de humor, que me
ha sacado la carcajada en más de una ocasión y en más de dos. He disfrutado
muchísimo con cada una de las sentencias mortales que encontramos, como una que
hace Rosana, la hermana menor de Sonsoles, una Lolita de 15 años que aparece a
mitad de la novela para darle un vuelco a la vida del protagonista para
siempre, cuando dice que su padre afirma que los pobres son socialistas porque
los socialistas les prometen que van a quitar todo a la gente que no es pobre. Es
también una obra profundamente certera, escrita con un estilo directo en el que
cada palabra escogida es la adecuada. Y lo mejor, y lo más sorprendente y
triste a la vez, es la absoluta vigencia que tiene, más de quince años después
de ser escrita, lo que demuestra que la literatura universal no pasa de moda y
también que nuestra sociedad decadente va en picado hacia abajo. Hay una frase
maravillosa que se puede aplicar al actual (des)gobierno de Mariano Rajoy en
España y que dice así: “mira que hay que ser gilipollas para tener principios
cuando nadie los tiene (si roban los ministros, a mí que no vengan a pedirme
nada)”.
Un protagonista del que no
llegamos a estar seguros de su nombre real (¿Pablo?), pero del que conocemos su
inteligencia, su pensamiento frente al mundo, un mundo adormecido por el que
siente un asco tremendo. Odia la pedagogía, el capitalismo liberal y el
deporte, porque “todo lo que aspira o dice aspirar a mejorar la vida de la
gente acaba por estropearla más tarde o más temprano”.
Lorenzo Silva, a través de su personaje,
hace un retrato de un soplapollas laboral (lo que es peor todavía que un
eventual de mierda) y de la posición de éste frente a un sistema que nos obliga
a trabajar en algo que no nos gusta por el “simple” hecho de ganar dinero,
desvirtuándose la labor del ser humano y su aportación a la comunidad.
Es el relato descarnado, irónico
y mordaz de un hombre que trabajaba en un banco y que está hastiado de su vida.
La flaqueza del bolchevique es una
crítica a la sociedad consumista, al homo
shopping, como se menciona en una ocasión. Es una historia que te atrapa
desde la primera página y no te suelta, escrita con esa maestría de la que no
todo el mundo es capaz: el arte de enredarte, de empezar contándote una
historia, darle la vuelta para llevarte por caminos insospechados y finalizar
en una carambola inesperada que te deja con el estómago encogido y una arcada
acuciante en la garganta. Una pequeña gran joya. Pequeña porque es muy breve.
Grande porque es una lectura imprescindible, redonda y profunda, cargada de
vida, la vida podrida con olor a perfume de Armani que respira el protagonista,
que no es tan malo ni tan cínico como podría pensarse, sino un hombre
desencantado y golpeado por la desgracia. Una desgracia que lleva el mismo
nombre que el sistema en el que le ha tocado vivir y que le atrapa con las
garras de un águila. Quizás sea ese el mayor logro de Lorenzo Silva: conseguir
que el lector empatice de una manera total con un personaje con instintos
pederastas, que no le juzgue, que llegue a comprenderle y que al final,
incluso, le compadezca. Absolutísimamente recomendable.
No he leído nada de este autor y es uno de los que está en mi lista de pendientes pero creo que voy a comenzar por algún otro título que me atrae más, creo que este no lo disfrutaría tanto como tú
ResponderEliminarbesos
jajaja, no sé si tanto como yo, que me lo he pasado bomba leyéndolo, pero es que es una novela ácida y mordaz, y que engancha muchísimo. Te la recomiendo!! un besote!
EliminarMe has dejado con unas ganas... Que ya esa primera frase es cierto que te arranca la sonrisa. Y parece que más de una te saca este libro, así qeu apuntadísimo me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí!! sobre todo al principio yo es que me meaba, te lo juro! después la historia va avanzando por caminos inesperados...
Eliminarya me dirás qué te parece! un besote!
A este autor le tengo pendiente aún, todo un crímen. Más en su faceta de novela negra, quizás, pero esta incursión en el humor y en la crítica social también me llama mucho la atención.
ResponderEliminarComo dices, hay cosas y sentencias que nunca pasan de moda, por mucho que se empeñen.
Un abrazo!
Yo de novela negra he leído El alquimista impaciente, que me ha gustado, la verdad, pero no tanto como esta que reseño, jejeje.
EliminarYa me contarás si te animas!
abrazo!!
Tengo ganas de leer a este autor, pero tengo muchas más a este libro, desde hace tiempo!!
ResponderEliminarBesotes
Tienes que leerlo!! merece muchísimo la pena!!
Eliminarun besote!
Nada que añadir a tu maravillosa reseña. Es que esta novela me encanta! :D
ResponderEliminarsaluditos!
Gracias!! Sabía que te había gustado mucho!!
Eliminarun abrazo!
Te lo voy a pedir, así me oxigeno la mente de la Catedral del mar jeje. Yo primer!!!!
ResponderEliminarOk, jajaja, lo llevo en el kindle ;)
Eliminarun besote!
Es el primer libro que leí de Lorenzo Silva y detrás fueron todos los demás. Es muy bueno, igual que la mayoría de los de la serie Bevilacqua y Chamorro, y algunos que no tienen que ver con la novela policíaca como "Carta blanca".
ResponderEliminarA mí me ha conquistado, de verdad. Carta blanca no lo he leído, pero si merece la pena me lo apunto!
Eliminarun abrazo!
Es el primer libro que leí de Lorenzo Silva y detrás fueron todos los demás. Es muy bueno, igual que la mayoría de los de la serie Bevilacqua y Chamorro, y algunos que no tienen que ver con la novela policíaca como "Carta blanca".
ResponderEliminarLeí una reseña de esta novela hace meses que ya me hizo apuntarla en la wish-list, pero se me había olvidado totalmente. A ver si la busco, aprovecharé que mañana voy a una presentación y a la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión a echar un par de vistazos jejeje
ResponderEliminarBesos.
Mira, que yo lo veo bastante distinto: en ese mundo laboral que mentas, que no es ni tan distinto a lo de 50 años o quizás, persiste y subsiste una mayoría que funciona como siempre lo hacen los humanos, con sus altos y bajos, extremos y promedios... Lo que aquí más distingo es la conjunción de dos personas inusuales aunque no limítrofes, que no operan dentro de los cánones que les corresponde a sus edades. Uno es emocionalmente inmaduro y hasta subdesarrollado mientras la otra se va al revés: y ambos, inteligentes, con recursos suficientes para permitirse explorar donde les lleva lo que perciben o sienten de atracción mutua. Lo que llama la atención es el auto control que le imprimen a la acción para que esta se mantenga en los rangos que permiten desalojar esta hermosa historia del nicho amarillento y folletinesco al que fácilmente pudo haber caido con el consiguiente riesgo del colapso... o con la posibilidad de haber tenido un desarrollo igualmente inteligente como para esperar que el tiempo hiciera su trabajo y llevarla a buen término. A fin de cuentas, la diferencia de edad (y desarrollo) no era tanta.
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