La familia Bélier, de Eric Lartigau (3***)
Una de las comedias dramáticas más conmovedoras del cine francés de los últimos años. La historia de una adolescente que quiere cantar, algo que no comprende su familia, todos sordomudos excepto ella. Tiene momentos muy cómicos y entrañables, y otros que buscan emocionar desde el drama ligero al espectador. Louane Emera, que fue participante de La voz en Francia, se alzó con el Premio César a la Mejor Actriz Revelación por su interpretación. La familia Belier está contada con tanta ligereza y naturalidad que todo fluye y termina dejando una sensación más que agradable. Una delicia.
Bon Appétit, de David Pinillos (3***)
La ópera prima de David Pinillos, que se alzó con el Premio Goya a la Mejor dirección novel, es una historia actual de jóvenes que se enamoran y que tienen miedo y huyen. Y la dicotomía "vida profesional - vida personal" está muy presente. Una película de profundo espíritu europeo (es una coproducción entre España, Alemania, Suiza e Italia) en estos tiempos en los que la Unión está en sus horas más bajas, con toques de comedia, sí, pero en la que el drama romántico termina floreciendo. Protagonizada por el siempre efectivo y atractivo Unax Ugalde.
Madame Marguerite, de Xavier Giannoli (3***)
Y otra comedia dramática, posiblemente la mejor película de las tres (aunque la que más me ha gustado a mí haya sido La familia Belier). Es la historia de una mujer rica que se dedica a dar conciertos de ópera a sus amigos, aunque ella canta fatal y no lo sabe. Una película sobre la locura y el poder del dinero, que a veces impulsa el engaño. Catherine Frot, que se llevó el Premio César a la Mejor Actriz, en una interpretación complejísima y certera, al borde del histrionismo y con una carga emocional enorme, excéntrica y rota por dentro, porque el arte y las risas y la locura no son más que una máscara de la que en el fondo, quizás, Madame Marguerite fue siempre consciente.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria