lunes, 16 de octubre de 2017

Crítica | madre!, de Darren Aronofsky



Estamos ante una de las películas más brutales, intensas y agotadoras que se han rodado nunca. madre! es un ejercicio excesivo en el que Darren Aronofsky, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS, no disimula sus aires de grandeza. 

El argumento puede resumirse de manera sencilla: un matrimonio, compuesto por un escritor y su esposa, vive en una casa enorme alejada de la civilización. Pronto empiezan a llegar visitas de extraños, que halagan al varón pero comienzan a producir estrés en la mujer. Poco a poco, la situación se descontrola hasta llegar a niveles insospechados.

Bajo esta premisa, que incluso puede parecer anodina -¿otra película sobre el desgaste matrimonial de una pareja?- el director ha creado una película cargada de simbolismos y posibles lecturas. Las referencias bíblicas son constantes: el Creador (al que da vida Javier Bardem interpretando a un escritor en crisis); El Paraíso (Jennifer Lawrence); Adán y Eva (Ed Harris y Michelle Pfeiffer); la manzana prohibida (un amuleto que adquiere una relevancia importante en el desarrollo de la historia) o la historia Caín y Abel (interpretados por los hermanos Gleeson) son fácilmente reconocibles en la película. 

Y también podemos entender madre! como una llamada de atención por la destrucción del planeta, de la Madre Tierra. Una película sobre el odio como sentimiento intrínseco al ser humano, y también como la necesidad de alimentar de manera insaciable el ego.

Con un Javier Bardem perfecto, como de costumbre, y una brillante Jennifer Lawrence capaz de soportar todo el peso físico y psicológico de una película de tal calibre en un constante primer plano, las interpretaciones de Ed Harris y Michelle Pfeiffer son también impecables. 

Dos horas en las que el espectador no puede parpadear, ni siquiera ante la hecatombe, y sale del cine profundamente agotado, incluso enfadado por los excesos de un director que no se corta en cruzar los límites de lo socialmente aceptado. 

NO apta para todos los públicos, especialmente para personas sensibles, madre! NO se disfruta, de hecho, está más cerca del sufrimiento. Se sale del cine con más preguntas que respuestas, debido a su múltiples lecturas. Una película que puede producir mucho rechazo, por explícita e irreverente. Y, con todo, siento que merece la pena verla, que muchas personas no querrán entenderla, que la odiarán, pero es cine que logra mover y remover sensaciones, que no puede dejar indiferente a nadie -para bien o para mal-, y eso es todo un acierto. Cine que agita e interfiere en el estado de ánimo.



Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

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