No, no tiene que ver nada,
se puede ser muy pobre
y tener una cabra.
Se puede ser mendigo
y tener una madre
que te llamase hijo.
No tiene que ver nada,
se puede ser muy rico
y tener apagada la escalera.
Se puede estar muy loco
y curarle las lepras a los otros,
se puede ser muy malo
y llorar como lloro en el estanco.
(No tiene que ver nada)
Se puede ser feliz quemándote los ojos,
y con miedo a quedarte debajo del olivo
y se puede nacer un buen día de nuevo,
tan sólo con que alguien se aprenda tu apellido.
(He bebido agua)
Soñé que estaba cuerda,
me desperté y vi que estaba loca.
Soñé que estaba cuerda,
cuerda,
tendida en mi ventana
y en mi habían puesto a secar
las sábanas de mis llantos nocturnos.
¡Soñé que tenía un hijo!
Me desperté y vi que era una broma.
Soñé que estaba despierta,
me desperté y vi que estaba dormida.
(Llantos nocturnos)
¿Quién regará mis huesos con su llanto?
¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio?
¿Quién irá a ver caer las paletadas
sobre mi caja de tercera?
¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?
Quién pudiera saber con adelanto,
quién coserá mis senos entre tanto.
(Cuestiones fúnebres)
Cuando me aprieta todo
yo bebo, bebo siempre,
con el traje de siempre
y de siempre el amar,
el amor está amargo
y me apaga la boca
con el agua del vino,
que me ahoga al manar.
(Disco de gramófono en una tarde de gramófono)
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