En 1997, Jarabe de Palo se comió el mundo a bocados gracias a La Flaca, la canción por la que yo siempre quise aprender a tocar la guitarra, y tocarla en una playa de noche.
Un año después, Pau Donés, la voz del grupo, confirmaba que había llegado para quedarse gracias a Depende, su segundo álbum, que incluía canciones tan hermosas como Agua y Te miro y tiemblo.
Después llegarían otros sonidos, otras canciones, otras colaboraciones (¡Antonio Vega, Jorge Drexler, Celia Cruz!).
En 2006 coincidí con el grupo en un vuelo de Madrid a Barcelona. Iban armando bulla y respirando vida. Y yo quería dormir.
En 2009, Jarabe de Palo recibió un Grammy Latino.
Dieciocho años después del éxito de La Flaca, en 2014, aprendí a tocar unos acordes con la guitarra y me di cuenta de que no era una canción fácil.
Un año más tarde, Pau Donés anunciaba que tenía cáncer de colón.
Ahora acaba de lanzar 50 palos, un álbum en el que recopila sus temas más conocidos con nuevos arreglos de piano y cuerda. Y también el libro 50 palos... y sigo soñando, que no es una autobiografía, sino una charla amistosa llena de recuerdos, de música, del suicidio de una madre, del fracaso amoroso y de lo hermoso de la vida.
Todavía hoy, en abril de 2017, no soy capaz de tocar La Flaca. Pero todo se andará.
Hace tiempo alguien me dijo cual era el mejor remedio, cuando sin motivo alguno se te iba el mundo al suelo, y si quieres yo te explico en que consiste el misterio: que no hay cielo, mar ni tierra, que la vida es un sueño.
Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria
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