Precedida de un enorme éxito de ventas en Italia, me animé a leerla, sobre todo, tras ver el book trailer, precioso. Quizá sea lo mejor que tenga esta novela que trata sobre un hombre traumatizado por la pérdida, en su niñez, de su madre.
Sus obsesiones, sus miedos, su hipocondría. La relación con su padre o con las chicas contada en primera persona, pero el protagonista no me cae bien porque el estilo del libro deja poco margen para extraer cosas buenas.
Massimo Gramellini ha publicado una novela que avanza a marchas forzadas, porque no sólo es lo que se cuenta, sino también cómo se cuenta, y aquí, el cómo no consigue meter al lector dentro de una historia que no termina de hacer reír ni de hacer llorar, que deja frío, cuya emociones se diluyen en un lago helado.
Cuando un libro no me hace sentir, sea ese sentimiento el que sea, lo único que deseo es finalizarlo. Me deseó felices sueños es el relato de un vómito interior, un ejercicio exorcizar un secreto terrible que ha crecido dentro, una mentira que siempre ha estado ahí como una verdad. En este sentido, comprendo que sea un libro necesario para su autor, comprendo que Gramellini necesitara escribirlo pero, después de leerlo, me asombra que haya interesado a tanta gente.
¿Cuáles son los mecanismos que hacen que un libro como este se convierta en un best-seller? ¿Quién fue el primero que lo recomendó con tanto ímpetu como para convencer al resto a leerlo? ¿Su mejor amigo? ¿Berlusconi? ¿Raffaella Carrà? ¿O fue un trabajo de marketing editorial? La frase con la que lo venden en España es capaz de convencer hasta al más escéptico: "Una hermosa novela dedicada a todos los que han perdido algo esencial en sus vidas: un trabajo, un amor, un tesoro". Un libro para todos, vamos.
Las páginas finales son las mejores en lo que a estilo y ritmo se refiere, de eso no me cabe duda, pero a pesar de todo, no consiguieron hacerme olvidar lo anterior. Por lo que, en general, me he sentido profundamente decepcionado y engañado por esta novela así que no puedo recomendarla. No siempre llueve a gusto de todos.