lunes, 16 de septiembre de 2019

Reseña | Ojos azules, de Toni Morrison


Aunque nadie diga nada, en el otoño de 1941 no hubo caléndulas. Creímos entonces que si las caléndulas no habían crecido era debido a que Pecola iba a tener el bebé de su padre. 

Con esta frase tremenda inicia Ojos azules, la primera novela de Toni Morrison, protagonista del mes en CAJÓN DE HISTORIAS. Una novela ambiciosa que desde la voz de una niña aborda temas tan complejos como la reivindicación de la belleza racial, la violencia patriarcal, el racismo eterno y el abuso infantil. 

Ojos azules no es una fácil novela de leer, más por el fondo que por la forma, porque hiere buscando llegar a lugares profundos con una crudeza revestida de tierna infancia. Toni Morrison, recientemente fallecida, reconoció que "con muy pocas excepciones, la publicación inicial de Ojos azules (en 1970) fue como la vida de Pecola: desechada, trivializada, mal interpretada". Costó casi un cuarto de siglo, cuando la autora ganó el Nobel en 1993, para que se le diera la importancia literaria que merecía.

La novela empieza con el regalo de una muñeca de ojos azules a una niña negra. Morrison pone de manifiesto los roles de género y la construcción estereotipada de la belleza sobre la que se cimenta la sociedad, los cuales, aunque en menor medida, se mantienen vigentes a día de hoy. 
A mí me dejaba estupefacta tanto la cosa en sí como el aspecto que tenía. ¿Qué se esperaba que hiciese yo con ella? ¿Fingir que era su madre?
Ojos azules es una novela es capaz de mantener al lector estupefacto, leyendo sin parar, queriendo salir de una suciedad que se pega en el cuerpo, de un retrato demasiado crudo y demasiado vivo de la vida de miles de mujeres negras que se replicó y se replica: un puré de tragedia y humor, de perversidad y serenidad, de realidad y fantasía. 

Uno sabe desde el inicio, si lee con atención esa primera frase, hacia lo que devendrá todo. No hay sorpresa en el argumento. Hay estupefacción, brutalidad y la necesidad de un análisis posterior que te obliga a pensar y repensar en los pasajes de la obra durante días. En cómo se conecta la violación a una hija con el abuso de los hombres blancos

Pero Toni Morrison, reitero, logra con cada una de sus palabras un poso de ternura gracias a la voz de las narradoras que hace de Ojos azules una novela de una prosa hermosa y una profundidad incómoda, pero necesaria.


Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

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