En el año 2005 centenares de cartas fueron encontradas en la isla de Iwo Jima, ayudando a dar por fin un nombre, una cara y una voz a los hombres que cincuenta años antes perdieron en aquella tierra árida algo más que la vida. Éste es el punto de partida de Cartas desde Iwo Jima, que narra la batalla acontecida durante la Segunda Guerra Mundial, contada desde el punto de vista japonés, después de haber hecho lo propio desde la perspectiva americana en Banderas de nuestros padres. Estamos ante un díptico que goza de una gran coherencia visual.
Pocas veces un director americano ha conseguido retratar con tanto acierto toda la desgracia de la beligerancia desde un punto de vista “no yanqui”, con el objetivo de demostrar al mundo entero que “la guerra es inútil”, tal y como pronuncia en un momento dado uno de los generales del ejército japonés, inútil en todas las dimensiones, sin importar siquiera la bandera que se defiende, porque detrás de cada soldado hay una historia más profunda y con un valor más importante que el del patriotismo. Como la historia de Saygo, el soldado japonés que jura a su bebé, el cual aún no ha nacido, regresar a casa sano y salvo sólo por él. O como la madre del joven militar americano que reza cada día para que dios proteja a su hijo.
En toda la cinta destacan los colores pálidos, sin ninguna riqueza cromática, sin duda, los colores grises de la guerra, colores que se transforman en una oscuridad casi total en las escenas que se desarrollan durante la noche, sombras tenues casi imperceptibles.
Es en todos los aspectos técnicos dónde observamos la evolución y minuciosidad del director. Porque en ésta, Eastwood vuelve a desplegar todo su carisma para realizar una película en la que se reflexiona sobre la muerte una vez más (imposible olvidar Mystic River y Million Dollar Baby), una película bélica en la que las explosiones no cesan, pero que centra el núcleo del film en unos soldados que lo son solamente por causas ajenas a ellos, unos hombres enviados a luchar en una batalla pérdida de antemano, con toda la resignación que esto supone.
Cartas desde Iwo Jima explora con sobriedad y compasión el alma humana sumergida en el horror, para poner de manifiesto la desnudez de todos ante un conflicto de tal magnitud, subrayando una crudeza apoyada por una música triste que no hace más que afligir el corazón de un espectador que sólo puede lamentar cada uno de los actos absurdos que tuvieron lugar durante la guerra más grande y sangrienta del siglo XX.
no la he visto, pero si es tan buena, la tendré en cuenta.
ResponderEliminares una película muy buena, y muy completa, de hecho no he resaltado nada negativo. sin embargo, si te fijas, en las etiquetas le he puesto tres estrellas (3***) quizás porque no es mi estilo o quizás porque hay algo en ella que la aleja de ser una obra maestra, no lo sé...
ResponderEliminarPues no me había fijado. Estoy algo despistada.
ResponderEliminarYo vi "las banderas de nuestros padres" y me gustó mucho; te lo explica como es, sin más. Y bueno, en general las pelis de Clint Eastwood son todas especiales
para mi es una buena pelicula que se mereceria un 4,pero bueno no tengo mucho que decir solo que es una buena pelicula como todas las que hace el gran clint desde hace tiempo.
ResponderEliminarIsi, estoy de acuerdo contigo, incluso El intercambio, que no me gustó mucho, tiene momentos inolvidables y especiales.
ResponderEliminarLolo!!! qué tal por mallorca?? yo estaba entre el 3 y el 4, y como no hay 3,5 pues le puse tres, jeje... ;)
Debo decir que no la he visto, por lo general me abstengo de ver películas con tema bélico, pero viendo como la reseñas ya la buscaré el fin de semana para rentarla y verla en casa.
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