EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE, de Eloy Moreno

Conocí esta novela gracias a Eva y La historia en mis libros, la compré el mes de agosto. Su autor, Eloy Moreno, había pagado los gastos de edición y se había movido por toda España, vendiendo casi uno a uno los ejemplares editados. Yo, que sé lo difícil que es por experiencia que la gente se gaste el dinero en leer, y más en leer a alguien que no tiene un nombre o una editorial grande que lo apoye, me compré El bolígrafo de gel verde. En navidades, celebré la noticia de que Espasa había decidido reeditar la obra, y ahora Eloy Moreno y su primera novela están entre los más vendidos. La foto que ilustra este post es la que de la edición original, la que yo he leído. Quiero darle, desde aquí, mi más sincera enhorabuena por conseguir lo que ha conseguido, y mis elogios por sus esfuerzos, que imagino no han sido pocos.

Y tras esto, pasaré a comentar la obra. 

El bolígrafo de gel verde es la historia de un hombre que comienza a sentirse atrapado con su vida, con su trabajo y su mujer. La novela empieza con los recuerdos de infancia: un suceso que le separó de su mejor amigo Toni, aunque la vida se empeñaría en volver a juntarles. Pero ya, desde entonces, algo se rompió entre ellos y hay veces que nunca las cosas vuelven a ser como antes de la fractura. Tras un inicio maravilloso damos un salto en el tiempo: el protagonista tiene unos cuarenta años y, obsesionado con su monotonía y su pesadumbre, busca escapar. Y su nuevo bolígrafo de gel verde, que desaparece, desata una serie de acontecimientos que harán derrumbar los pilares de su mundo estable: un matrimonio que ha ido cayendo en el aburrimiento, un hijo, un empleo asfixiante con horarios interminables...

El bolígrafo de gel verde me ha gustado bastante, el problema es que cada vez se me ha ido haciendo más y más pesado, la angustia del protagonista se ha ido apoderando de mi cuerpo, pegada a mi piel como algo sucio. He vuelto a echar de menos un nombre para el protagonista, como me ocurriera con Plenilunio, esto le ha convertido en incompleto, aunque ha conseguido perfirlarle muy bien, igual que a los secundarios. El estilo de Eloy Moreno, su manera de contar las cosas y (casi siempre) las palabras escogidas para contarlas también me ha gustado: por su precisión y su cuidado.

No me ha gustado el desenlace, el cauce que fueron tomando las cosas en la novela, ni ese final moralizante que casi echa a perder el conjunto. Pero, sobre todo, lo que menos me ha gustado ha sido la ausencia total de humor, ni un guiño, ni una sonrisa, ni un toque de ironía ha sido capaz de despertar en mí. Solo la más absoluta tristeza. Y yo, que he aprendido que la tristeza es lo que produce alguna de las más bellas obras de arte, he sentido aquí que la tristeza era absurda y burda. Y me ha dado rabia que una novela tan interesante, tan entretenida y tan bien escrita tenga un fondo que, revestido de profundidad, sea todo un alarde de frivolidad y moralina. 

Con todo, seguiré pendiente de este autor novel que, si quiere, tiene en sus manos todas las herramientas para ganarse la vida en el difícil mundo de la literatura. Yo leeré sus libros, sin duda, esperaré su depuración y su madurez creativa.