martes, 23 de diciembre de 2008

MARÍA GRAY, la pintora de los besos en color

Esta “creadora indefinible”, tal y como a ella misma le gusta decir, ha profundizado en diferentes ámbitos artísticos como la pintura, el teatro o la interpretación.

“Todo lo que hago deviene del teatro”, afirma rotunda María Gray. “El teatro es una disciplina que engloba todas las artes y yo me vi fascinada por todas ellas”, añade. Por este motivo, esta venezolana afincada en Madrid no se decanta por ninguna de los ámbitos artísticos en los que se mueve. “La creación parte de una inspiración, de una idea. Es durante el proceso de ejecución cuando encuentro el formato más adecuado”.

María Gray llegó a España por primera vez en 1988 con una beca para estudiar Arte Dramático. “Europa me ha aportado teoría, historia y madurez”, dice Gray, que reconoce que Venezuela y los países iberoamericanos “gozan de la alegría” que le falta al Viejo Continente.

Besos por amor al arte
Fue en el año 2003 cuando la artista pasó por uno de los peores momentos de su vida. “En respuesta a esta crisis comencé a pintar besos como acto de transformación del dolor”, explica a CAJÓN DE HISTORIAS. Sin embargo, su “primer beso” era un cuadro expresionista y tortuoso: “dos personas que no están felices pero se siguen besando porque buscan la unión y la vida”.

Su primera colección de besos, que se pudo ver en Nueva York durante cuatro años, era en blanco y negro. “Rechacé el color”, afirma la pintora. Debido al éxito de estos primeros cuadros, la artista sintió la necesidad de seguir con la misma temática y llenar la vida de la gente de besos. Así surgió en 2007 su segunda exposición de besos, en la que aún destacaba la ausencia de color.


Bésame en color
“He vuelto a la sencillez, a la ligereza y he abandonado la línea expresionista”. Su última exposición, que se puede ver en el Supermercado del Arte, ha incorporado por primera vez el color. “Me he vuelto un poco pop”, afirma entre risas para CAJÓN DE HISTORIAS.

Gray considera que tener uno de sus cuadros en casa motiva a la reflexión sobre el beso, así como al acercamiento sobre la acción de besar. “Vivimos en una sociedad demasiado estresada, con muchos prejuicios, necesitamos una motivación para besar”.

Entre sus proyectos de futuro destaca la creación de una instalación de zapatos de repartidos por toda la ciudad. Es el espectador quien tiene que reconstruir toda la imagen del ser humano a través del zapato. “En mi proyecto el zapato es la representación simbólica del ser humano dentro del entorno”, afirma Gray, cuya obra necesita del espectador para ser completada, porque tal y como afirma la venezolana, “el arte es como el beso, algo compartido”.

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