La última película de Javier Fesser (El milagro de P. Tinto y La gran aventura de Mortadelo y Filemón) supone un salto de gigante en la carrera de este director que se ha atrevido a hacer un drama con una trama inteligente y adulta.
El film trata temas tan delicados como la enfermedad terminal de una niña de doce años llamada Camino –interpretada por Nerea Camacho con una madurez impropia de una niña de su edad, y unos ojos que llenan la pantalla, y una frescura y una ternura que emociona y conquista-. También se habla del integrismo católico del Opus Dei. Ambos son los dos ejes entrelazados de una película con mucho drama y un pequeño toque de fantasía. Drama y amor. Aunque el amor no como estamos acostumbrados a ver en las películas románticas y pastelosas, sino amor adolescente frustrado por una madre que Fesser dibuja estricta, dura y con un rictus duro y casi terrorífico –magníficamente interpretada por Carme Elías-.
Camino es una película de símbolos, de paralelismos que nunca llegan a saber los protagonistas, y que tendrán que ir interconectando poco a poco unos espectadores que se mantendrán, seguramente, atentos, a pesar de la larga duración de la cinta.
El film trata temas tan delicados como la enfermedad terminal de una niña de doce años llamada Camino –interpretada por Nerea Camacho con una madurez impropia de una niña de su edad, y unos ojos que llenan la pantalla, y una frescura y una ternura que emociona y conquista-. También se habla del integrismo católico del Opus Dei. Ambos son los dos ejes entrelazados de una película con mucho drama y un pequeño toque de fantasía. Drama y amor. Aunque el amor no como estamos acostumbrados a ver en las películas románticas y pastelosas, sino amor adolescente frustrado por una madre que Fesser dibuja estricta, dura y con un rictus duro y casi terrorífico –magníficamente interpretada por Carme Elías-.
Camino es una película de símbolos, de paralelismos que nunca llegan a saber los protagonistas, y que tendrán que ir interconectando poco a poco unos espectadores que se mantendrán, seguramente, atentos, a pesar de la larga duración de la cinta.
Camino, que es una de las películas españolas más interesantes del año tanto argumental como visualmente, no dejará indiferente a nadie. No puede hacerlo mientras el corazón siga latiendo en el pecho. Camino, Jesús, Viena, Amor, Obra, palabras que van jugando para descubrir una trama emocionante y dramática, que más que lágrimas produce congoja, horror y espanto.
Merece la pena verla, a pesar de los momentos duros y de la diversidad de opiniones que puede crear la manera de entender la religión que ofrecen (o critican) en la película. Fesser consigue que cada persona saque sus propias relaciones en relación a ese catolicismo exarcebado al que yo, personalmente, me opongo.
increible, la he visto hoy y tienes toda la razon...
ResponderEliminargracias por el comentario pekeña moska!!!!
ResponderEliminar¡Hola Ismael! Vi la película la semana pasada y no he podido dejar de comentar en tu entrada.
ResponderEliminarMe gustó bastante, aunque como dices, es dura... la forma en la que se mezclan las tramas me parece muy original...
¡saludos y feliz 2010!
Se empeñan en casa en que veamos este fin de semana esta peli que teníamos pendiente, y como me fío de tu opinión y recordaba que la habías comentado, me he pasado por aquí para releer tu crítica. La veremos, y luego ya te cuento.
ResponderEliminarSaludos
Pues prepárate porque es bien dura...
ResponderEliminarpero merece la pena verla de verdad, es una gran película.
Ya me contarás!!
Un saludo!